20.El príncipe azul y la bella durmiente.

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Narrador Ryder

-¡Mierda no contesta! -grito al aire desesperado.

Llevamos como media hora intentando que Anna que sabe algo de coches arregle el motor que estar completamente lleno de humo. Yo me encuentro dando vueltas de aquí para ya sin saber que coño hacer. Pensando, se me ocurre una cosa disparatada, que podría hace que nos pusiéramos en marcha en menos de diez minutos.

-No Ryder no podemos hacer eso nos dejará expuestos -reacciona Scott ante mi idea.

-Pero que otra solución queda -le reprimo.

-Hagamoslo, el motor está hecho añicos es imposible arreglarlo -sentencia Anna.

Mi idea constaba de que Anna tirara un árbol a la carretera obligando a alguien a parar y así poder robarle el coche, se que eso estaba muy feo dejar a alguien en medio de la carretera pero era por un bien común, si no quería que de un momento a otro hubieran Polun sometiendo a toda la humanidad.

A lo lejos divisamos a nuestra víctima, le hice un gesto con la mano a Anna para que con sus poderes derribará el árbol, se levantó un viento impresionante y consiguió nuestro objetivo, el hombre de mediana edad que iba conduciendo alegremente tuvo la obligación de parar el coche a unos metros de obstáculo, mira por la ventana incrédulo, yo sin pensarlo dos veces me acerco a la ventanilla.

-No, puede ser -grita al cielo el hombre bajando la ventanilla.

Me acerco rápidamente a la ventanilla con cara de pocos amigos.

-Baje del coche -digo lo más agresivo que puedo para que me tome enserio.

-Venga chaval quita de en medio si no quieres que te desfigure esa cara de niño pijo que tienes -contesta con superioridad.

-He dicho que bajes -no me lo pienso en menos de dos segundos ya hay una enorme bola de fuego envolviendo mi puño. No puedo andarme con formalidades cuando la vida de Laura e incluso el futuro del mundo que conocemos está en peligro

-Que cojones -murmura con un tono miedoso y baja del coche despacio.

Subo al coche sin pensarlo, Anna y Scott  me siguen y arranco el coche a toda velocidad esquivando el árbol.

-Podrías haberle borrado la memoria -me reprocha Anna en el asiento de atrás.

-Que más da le tomarán por loco si cuenta algo -digo restandole importancia, ahora lo único que me importaba era encontrar a Laura.

Decidí seguir la ubicación que nos había dado el Polun sin importar que fuera una trampa o algo ya que era mejor que no tener nada. Tras unas horas más de viaje me encuentro aparcando en un viejo motel, bajaríamos a inspeccionar la zona y si no buscaríamos por los alrededores para así dar con su guarida, en los más profundo de mí estaba aterrorizado de que nos hubiera llevado a un lugar sin pista alguna. Nos bajamos del coche todo por allí se encontraba tranquilo, no había mucha gente exceptuando los camineros que paraban a tomar algo al bar de al lado.

-Esto me esta dando mala espina, estoy empezando a pensar que puede ser una trampa -dice Anna con un hilo de voz, todo esto le estaba asustando mucho y que no supiéramos nada de Laura no nos ayudaba en nada a calmarnos.

-Has dado en el clavo jovencita -esa voz, no puede ser era Charles el Padre de Laura, de la garganta de Anna sonó un grito ahogado,  ahora habían aparecido unos hombre y la estaban cogiendo de los brazos, veía que le poniendo algo así como unas bridas.

-¡Déjala en paz, hijo de puta! -grita Scott alterado ya envuelto completamente en llamas por su cólera.

Anna intentaba utilizar sus poderes, pero le era imposible, Charles se dio cuenta de las intenciones de Anna.

-No te molestes estas bridas están hechizadas por unos poderosos druidas, que inmortalizan tus poderes -Anna le miró con cara de odio

Yo me prepare para el ataque como Scott, había más hombres intentado colocarnos a nosotros también las bridas. Estos Polun eran muy poderosos y rápidos se nos hacía un poco difícil alcanzarlos con nuestras bolas de fuego. Le dimos a unos cuantos pero siempre que nos concentramos en darle a unos otros aparecían en tu espalda. En una de esas nos dieron una patada en la espalda a Scott y a mí que nos tiraron al suelo, ahogándonos de dolor, rápidamente nos coloraron las malditas bridas.

-Mucho mejor, os lo podíais haber ahorrado la verdad era cuestión de tiempo -dice a carcajadas.

Yo me limito a gritarle todo lo que se me ocurre pero solo consigo que se burle de mi; además de toparnos a todos la boca con pañuelos de tela

-El príncipe azul esta enfadado porque no va conseguir salvar a la princesa, que pena de verdad -dice poniéndose la mano en el pecho fingiendo con guasa e hizo que me enfureciera más -Tranquilo veras a tu princesa, pero no por mucho tiempo.

Nos montaron en la paste de atrás en un coche negro aún amordazados, en ese instante caí en la cuenta de que muy posiblemente nos llevarían hacía su guarida. Intentábamos por todos los medios deshacernos de las bridas pero cuando forcejeábamos las bridas se volvían más estrechas. Lo que si era verdad es que el Polun que se hizo pasar por Tom si nos había llevado a un sitio bastante acertado de lo que debía ser su guarida, ya que tardaron menos de media hora en aparcar el coche. Estábamos en un polígono industrial, enfrente había una nave gigante que me decía que este era el sitio, aquí es donde la tienen a ella. Nos bajamos del coche y los hombres nos apuntaban con una pistola en todo momento mientras nos movíamos hacia el edificio. Anna dejaba caer unas cuantas lagrimas, mientras Scott la miraba tranquilizadoramente aunque el mismo supiera que estábamos sin nada, sin opciones, a menos que ocurriera un milagro. Cuando nos paramos en la entrada nos registraron, nos chitaron los teléfonos móviles, Anna estaba muy asustada, ya que unos de los hombres la manoseaba sin reparo.

-Serás cerdo, te voy  ha matar -amenaza Scott al hombre como puede ya que lleva el pañuelo, el hombre se acerca a el y le pega un puñetazo que probablemente le hubiera roto el pómulo de lo fuerte que sonó su mejilla,  empezó a sangrar. Anna grito como si se lo hubieran dado a ella y empezó a sollozar aún más. 

-Lo ves calladito estas más guapo -comenta a carcajada limpia el hombre vestido de negro.

-Dejaros de tonterías, hemos estado esperando este momento durante mucho tiempo para estar perdiéndolo ahora -exige Charles desde la puerta que había abierto hace unos minutos.

Yo mire a Scott y le pregunte con la mirada para  si estaba bien y el me respondió  con media sonrisa acompañada de una mueca de dolor. Nos adentraron en un ascensor que bajaba unos cuantos pisas hasta que llegamos a nuestro destino.Esa un pasillo con enormes cristaleras que se separaban en habitación, esto parecía una cárcel. Paramos por unos de los cristales y la vi, la vi acostada en una cama sin moverse.

-¿Que le habéis hecho? -grite como puede la venda me hacía demasiada presión.

Todos nos quedamos en el cristal, con nuestras emociones más escalofriantes a flor de piel al verla ahí sin moverse, fue un segundo por que nos pusieron las pistolas en la sien para que siguiéramos durmiendo.

-Tranquilo príncipe, ahora mismo tu princesa esta haciendo el papel de bella durmiente -Charles me hacía enfurecer cada vez deseaba con más ansia estamparle la cabeza contra la pared y que se hiciera añicos lentamente.

Seguimos caminando y a los tres nos dejan en habitaciones separadas a Scott lo colocan en la habitación contigua a la mía y a Anna enfrente, cuando entro me liberan por lo menos de ese insufrible pañuelo mientras me lo quita uno de los hombre no puedo evitar poner una cara de odio que nunca se la había dirigido a nadie en la vida. Los hombres se van dejandonos completamente solos en aquel oscuro lugar. Yo daba golpes contra el cristal con esperanza que este rompiera, tenía tal impotencia en mi cuerpo, la imagen de ver a Laura en esa cama estática y tenerla justo a unos metros de distancia y no poder ayudarle me ebria la sangre. Mire al frente y vi que no era el único que no se podía estar quieto pero ninguno consiguió su objetivo solamente pudimos ver en la cara de los otros desesperación, rabia, tristeza todo eso envuelto en una capa de odio hacia la gente que nos había encerrado. No se lo que abran preparado para nosotros lo único que consigo saber con claridad es que estábamos acabados, completamente acabados.

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