Capitulo 22

1.5K 81 1
                                    

El día de Navidad, Emma comentó con ansiedad:

-Papá, te has olvidado la escalera.

-¿Qué escalera?

-La de la ventana del descansillo, para Papá Noel.

-Él no necesita ninguna escalera, cariño. El reno le deja justo fuera.

-Pues siempre ha necesitado una escalera. Se la ponías contra la pared y dejabas a ventana un poco abierta.

Kendall cedió sin más discusión.

-De acuerdo. Una escalera.

Kent le ayudó a sacarla del desván y _____ les observó ajustarla.

-Ya está -dijo-. Ahora, Papá Noel podrá entrar sin ningún problema. - dijo ________.

Su marido le dirigió una mirada de disgusto.

-Por lo que a mí respecta, Papá Noel podría caerse de esa escalera y...

-Cuidado. Emma está en la ventana. ¿Está bien así, cariño?

-Perfecto -declaró Emma.

-Es hora de irse a la cama.

A Emma le costaba ahora menos irse a la cama desde que compartía la habitación con Dawn y Belinda. Sus susurros se alargaban hasta muy entrada la noche, como había averiguado _____ escuchado desde fuera. Esa noche, mientras les veía colgar los calcetines elaboró un plan. A los tres niños se les permitiría salir a media noche, justo a tiempo de ver la llegada de Papá Noel, que bajaría a dejar los regalos cerca del árbol. Mientras los niños lo observaran, Kathy entraría en su habitación y cambiaría los calcetines por otros idénticos llenos de caramelos y juguetes pequeños.

A las once y media, cuando la casa empezó a quedarse en silencio, Kendall preguntó:

-¿Y hasta dónde tiene que llegar la comedia? Porque si crees que voy a trepar por esa escalera...

-No, por supuesto que no -le tranquilizó _____-. Desde donde Emma estará espiando, no se puede ver la ventana, así que no sabrá por dónde entras. Vamos. Ya has llegado hasta aquí. No abandones ahora.

-Tú te asegurarás de que Emma esté espiando, ¿verdad? Odiaría estar haciendo el ridículo para nada.

-Déjamelo a mí.

A las doce menos diez, _____ fue a examinar el rellano de la escalera fuera de la habitación de Emma. Estaba vacío, pero enseguida asomó una carita por la puerta.

-A media noche en punto y ni un minuto antes -dijo _____-. Vuelve a la habitación.

La cabeza se desvaneció obedientemente y _____ bajó a buscar a Kendall.

-No hay moros en la costa. Rápido.

Se fueron juntos al trastero cercano a la ventana donde habían guardado el disfraz. Después de ayudarle a ponérselo, _____ dijo:

-Ahora, entra por esa ventana con el saco lleno de regalos. Pasas al descansillo y miras a tu alrededor. Entonces, bajas hasta el recibidor de abajo y descubres la cerveza y el pastel que te ha dejado Emma y pones cara de encantado.

-¿Cómo puedo parecer encantado si no se me ve la cara?

-Puedes levantar los dedos con el símbolo de la victoria. Asegúrate de ponerte bajo la lamparilla de la pared para que ella te pueda ver bien. Emma estará en las escaleras. Después, te vas al lado del árbol y dejas los regalos alrededor. Al volverte, te bebes la cerveza y te comes el pastel. Ahora estás casi listo para irte.

La ventana a través de la que se suponía que debía entrar había quedado abierta unos centímetros ante la insistencia de Emma. _____ corrió las pesadas cortinas y dio un respingo. Ante su mirada de incredulidad, la ventana se estaba abriendo. Apareció una mano.

-Alguien está intentando entrar -murmuró Kendall.

-Quizá sea Santa Claus -dijo ella con la cabeza ligera.

-Bobadas. ¿Cómo puede ser Santa Claus cuando yo...?

Kendall se miró a sí mismo en un gesto absurdo y escuchó a _____ soltar una carcajada.

-Espera un momento -dijo él autoritario, pasando por delante de ella mientras alguien se apoyaba en el alféizar.

Lo que pasó al instante no tardó mucho. Hubo un golpe cuando cayeron al suelo junto seguido de un forcejeo que acabó con Santa Claus encima.

-¡Oh! ¡Diablos! -exclamó una voz conocida.

-¡Chaz! -exclamaron los dos a la vez.

-¿Qué diablos estás haciendo entrando en mi casa como un ladrón? -preguntó Kendall.

-De ninguna manera. Sólo he llegado un poco pronto. Pensé que si me deslizaba en silencio no provocaría ningún problema y me veo atacado por un Santa Claus enloquecido.

_____ cerró aprisa la ventana.

-Levántense los dos.

Kendall se levantó y recogió el saco.

-¿Tú? ¿Papá Noel? -preguntó Chaz-. Déjame hacerlo a mí.

-De ninguna manera -gruñó Kendall bajo la barba.

-Es algo que yo haría mucho mejor que tú y lo sabes. Vamos, Déjame.

Chaz había empezado a tirarle de la barba blanca. Al minuto siguiente estaba acorralado contra la pared y un par de ojos furiosos lo miraban directamente a los suyos.

-Vamos a aclarar esto -rugió Santa-. Hay una sola persona que va a ser Santa Claus para mi hija y voy a ser yo. ¿Ha quedado claro?

-De acuerdo, de acuerdo -dijo Chaz con voz estrangulada.

-Algún problema más por tu parte y te encontrarás otra vez en la nieve.

Santa soltó a su presa, que se deslizó por la pared frotándose el cuello y jadeando para respirar.

Desde arriba, por encima de sus cabezas, les llegaron unos susurros infantiles.

-Eso no importa ahora. Tienes un trabajo que hacer.

Kendall se cargó el saco al hombro y bajó hasta el rellano, desde donde empezó a bajar las escaleras hasta el recibidor débilmente iluminado. _____ se movió en silencio tras él hasta que pudo ver bien las tres caritas observando con intensidad. Se quedaron completamente inmóviles mientras Santa Claus llegaba al recibidor y, cuando éste alzó los dedos, la sonrisa surcó las tres caras infantiles que asomaron más por la barandilla para verlo mejor.

Desde su punto de visión aventajado, _____ le vio acercarse al árbol iluminado, vaciar el saco en la base y dejar los regalos a izquierda y derecha con gran cuidado. Cuando terminó el trabajo, se fue a donde le esperaba la cerveza.

Mientras la bebía, _____ vio a un niño separarse de los otros y bajar suavemente las escaleras. Por fin, Santa Claus terminó el pastel, pero antes de que pudiera salir, la pequeña figura saltó del último rellano y se tiró contra él. Santa Claus dio un respingo, la pequeña cara enterrada bajo su barba y los dos se quedaron así mucho tiempo.

Más tarde, ya en la cama, Kendall preguntó:

-Sabía que era yo desde el principio, ¿verdad?

-Por supuesto -dijo _____, sonriendo-. Te dijo el año pasado que ya no creía en Papá Noel.

-Entonces, ¿por qué aparentó que sí?

-Averígualo.

Después de un momento, él dijo:

-Sí, lo entiendo. O eso creo. La pequeña quería ver si era capaz de hacer el pino por ella, ¿verdad?

-Sí, y lo has hecho -le dijo ella con ternura.

Mi Mejor NOCHE DE BODAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora