Me levanté decidida para poner las reglas que yo quería y esto a Eric no le hizo mucha gracia.
—Bueno la primera, tu gente no va a buscar nada más de mi. —Vi que me iba a interrumpir y levanté la mano. — No he terminado. Si quieres salir a pasear conmigo o a cenar me llamas como una persona normal y me envías un mensaje, si no te contesto en el momento tendrás que esperar.
—No me gusta esperar.
—En el trabajo me gustaría un trato profesional o si no, no quiero trabajar para ti. —Notaba que se empezaba a impacientar. —No quiero chofer, soy tu novia no una princesa que necesita escolta.
—Vale. Mi gente no buscará nada de ti mientras que tu contestes mis mensajes o llamadas. Vas a seguir trabajando ahí porque lo necesitas y yo a ti, y lo del chofer no es negociable.
Vale. Si no quería aceptar tres condiciones no había trato.
—¿A dónde vas Gabi?
—A mi casa. Si no aceptas mis condiciones tampoco acepto las tuyas.
Salí de la biblioteca e intenté recordar el camino hacia la puerta. Tampoco me dio tiempo a andar mucho cuando Eric ya me había agarrado del brazo.
—Para. —Me sentía muy cansada de pelear conmigo misma en una guerra que no iba a ganar.
—Yo tengo que aceptar tus reglas pero tu no haces nada por adaptarte a mi. —Dijo soltándome el brazo. —Cede un poco, yo lo estoy haciendo. Nunca he tenido una relación seria.
Eso bajó un poco mis barreras y me relajé un poco, le iba a escuchar igual que él había hecho conmigo, era lo justo.
—Bien. ¿Cuáles son tus reglas?—Dije cruzándome de brazos.
—Ya las iremos viendo. ¿Tienes hambre?
Mientras asentía me llevaba a la cocina señalándome un taburete al lado de la isleta, vi como cogía un delantal y se lo ataba a la espalda como si eso fuera algo que hiciese demasiado a menudo. Me senté reconociendo que aquella escena era de lo más erótico.
—¿Vas a cocinar tú? ¿No tienes a nadie que haga eso por ti?
—Si, tengo a gente que se encarga de eso pero supuse que ya que no te gustan todos estos lujos esta noche debería dársela libre.
—Supusiste bien. ¿Cuál es el menú de hoy?
—Si me sigues mirando así el menú completo vas a ser tú sobre esta encimera gimiendo sin parar.
Me sonrojé y apreté las piernas intentando que se me pasará el calorcito que me estaba entrando. Eric hablando sucio era jodidamente sexy. No quité los ojos de encima mientras cocinaba. ¿Es que este hombre lo sabe hacer todo?
—¿Por qué no te llevas bien con tú familia? —Se me ocurrió preguntar.
—Porque me cansé de que mi vida fuera un guión preparado, como una película con un final feliz forzoso.
—¿A qué te refieres?
—Me decían cómo llevar mi empresa, con quién y qué debía hacer. Yo estaba ciego y era un inconsciente hasta que me encontré en una cena con ellos diciéndome que me tenía que casar con Marta, ya la conociste.
—¿Y tú no querías?
—No me quiero casar con alguien que me quiere por mi dinero y por ser socio de mi empresa.
—¿Y te quieres casar?
—Estás muy preguntona señorita Diaz. Ayúdame a poner la mesa.
Me acercó los cubiertos que cogí riéndome e hice lo mismo con los platos y servilletas.
—¿Qué hay de ti? — Me preguntó.
—¿De mi? ¿Qué hay que realmente no sepas?
—Buen punto. Investigué acerca de tu familia y Olivia.
—Si, mi vida es muy interesante como has podido comprobar.
—A mi me lo pareces. —Dijo dejando la bandeja de comida en la mesa.
—Gracias.
—Come. Llevo esperando follarte todo el día.
—Joder.
—Esa boca.
Dirigí la mirada hacia el plato y empecé a comer bajo su mirada. La notaba, ardiente y fija sobre mi.
—A la mierda. —Me quitó los cubiertos y retiró el plato. No tardó más de unos segundos en tenerme encima de la mesa.
Aprovechó mi desconcierto para hundir su lengua en mi boca, intenté seguir el beso y eso le hizo gemir. Escuchar aquel sonido hizo que mi tanga se mojara completamente. <Santo cielo Eric.> Se deshizo de mi ropa tan rápido que no supe cómo lo había hecho. Un sentimiento de vacío me llenó cuando se alejó de mí mientras me miraba de arriba a abajo, me puse nerviosa.
—Mi Gabi...Eres perfecta.
Me levanté y como pude por encima del pantalón le agarre la polla con las dos manos.
—¡Oh, Dios mío!— Retiró mi sujetador y tiró de mi pezón.
Bajé como pude sus pantalones y calzoncillos, me agaché metiendo aquel miembro en la boca chupándolo y succionando con ganas.
—Sigue, no pares Gabi...—Dijo entre gemidos.
Me levantó y me agarró las nalgas atrayéndome hacia él. Volvió a llenarme la boca, sentí su polla en mi estómago, dura y lista.
—Así quiero tenerte. —Me cogió en un movimiento ágil y me dejó sobre el sofá.
Retiró el tanga y se hundió en mi haciendo que me retorciera de placer. Cada vez que su lengua tocaba mi clítoris un torrente de energía me sacudía.
—Eric, para... —No quería dejarme ir tan pronto.
Su lengua se movía tan bien que parecía un castigo, levantó mis piernas poniéndose rápido un condón mientras sujetaba mi cuello con una mano y apretaba ligeramente su polla dentro de mí. Sexo duro, salvaje y sucio, no iba a ser de otra manera con Eric. Entraba y salía de mí con facilidad, yo estaba demasiado excitada que me dejé ir más rápido de la cuenta apretándole con mis muslos vaginales haciendo que él no tardase en correrse. Mordí su hombro cuando me corrí esperando no chillar y ahogué un alarido mientras gotas de sudor caían por mi frente.
Salió de mí mientras los dos intentábamos recuperar la respiración, había sido algo rápido y con necesidad. Eric me llevó en volandas al baño y encendió la ducha para después llenarme el cuerpo de jabón, una toalla enorme me esperaba cuando salí de la ducha y miré el reloj.
—Eric. Es tardísimo, tengo que irme a casa.
—Gabi te vas a quedar conmigo.
Abrazados en el sofá no tenía ninguna gana de irme a casa pero mañana era martes por lo que implicaba que tenía que ir a la oficina.
—Mañana es martes. —Repliqué.
—¿Y?
—Que tengo que ir al trabajo.
—Soy el jefe, te doy permiso para faltar. Déjame dormir. —Se acurrucó más.
—No. —Intenté soltarme. — Además tú tampoco puedes faltar. Te llevo la agenda y tienes una reunión que no puedo cancelar.
—Vale, pero te quedas a dormir.
—Con la condición de que mañana vamos a trabajar, puntuales.
—Vale, trato.
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Mi equilibrio.
Romansa- Ni te levantes Gabriella. -¿Cuál es el problema? ¿Que haya estado con Jorge? ¿El instagram? ¿Que él me haya hecho la foto? Somos amigos Eric y tener amigos no es incompatible con tener una relación. -¿Tengo que recordarte cómo bailabas con tu "ami...