Tanjirou Kamado, un ex estudiante dejado, ahora un agitado trabajador en una panadería con demasiadas responsabilidades, lleva una vida dura después de la muerte de sus padres intentando mantenerse a él y a su hermana menor, Nezuko, a flote. Tanjiro...
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Pov Tanjirou.
Entro rápido a mi departamento y cierro la puerta de un golpe, para luego recargarme en ella y terminar deslizándome lentamente hasta que mi trasero llegara al suelo.
Mi respiración es rápida y definitivamente sé que estoy más rojo que un tomate.
¿!Por qué tuvo que pasar todo ésto?!
En serio Giyuu me vio en esa situación tan vergonzosa y con un aspecto horrible.
Ahora ¿Qué pensará de mí?
No quiero ni pensarlo.
No quiero espantarlo.
¡Demonios!
Golpeo la parte trasera de mi cabeza con la puerta y de la cocina Nezuko sale rápidamente en mi búsqueda.
Ella me mira algo alarmada y se aproxima a mí, para luego ponerse de rodillas y tocar mi frente y mi rostro.
—Nezuko, hola —sonrío nerviosamente—. ¿Has terminado tu tarea? —ella asiente con la cabeza y yo suspiro—. Aaah, ya veo, entonces haré algo de cenar —estaba dispuesto a levantarme cuando mi pequeña hermana me toma de los hombros y me lo impide, luego me mira de forma seria—. Hey, tranquila, estoy bien, simplemente salí a dar una vuelta, es todo —ella me lanza una mirada no muy convencida y toca mi frente de nuevo—. No tengo fiebre, en serio, deja de preocuparte por mí ¿Sí? —le sonrío y revuelvo sus cabellos oscuros—. Ahora haré algo de cenar, ¿Te gusta el ramen instantáneo, no? Porque será la especialidad de esta noche —río y me levanto, para luego dirigirme a la cocina.
Suelto un suspiro.
No, Nezuko, tú no debes preocuparte por nada.
Esta es la vida que elegí.
(. . .)
Después de aquella noche, los días pasaron normales y no había vuelto a ver a Giyuu desde entonces.
«Al parecer sí lo espanté» pienso mientras barro la entrada del local del señor Urokodaki.
Hago un puchero y me recargo en la escoba con mis manos.
Últimamente me he dado cuenta de que a pesar de tener ciertas personas conocidas, como Zenitsu o el señor Urokodaki, no pienso en ellas de la manera en la que pienso en Giyuu.
Siempre estoy pensando en él.
Pensando en qué estará haciendo, el porqué no viene o en cuál sería la razón de que portara esa katana en su cinturón.
Es mi amigo...Pero simplemente no puedo pasar por alto mi manera de pensar en él.
