Tanjirou Kamado, un ex estudiante dejado, ahora un agitado trabajador en una panadería con demasiadas responsabilidades, lleva una vida dura después de la muerte de sus padres intentando mantenerse a él y a su hermana menor, Nezuko, a flote. Tanjiro...
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Pov Tanjirou.
Con pasos apresurados y fuertes, Giyuu se aproxima hacia mí. Le miro perplejo, tratando de encontrar su rostro, sin embargo sus oscuros cabellos azabache me impiden ver sus facciones.
¿Está enojado? ¿Asqueado? ¿Qué hará?
Entonces, sin dejarme reaccionar si quiera, él me toma por los hombros y como si yo supiese lo que iba a pasar, cierro mis ojos, esperando el momento en que mi cuerpo sea empujado hacia mi perdición.
Sé lo que él hará, estoy preparado, siempre lo he estado.
No obstante, no pasa nada, sus manos se mantienen firmes en mis hombros.
Una fuerte ventisca se hace presente y mi cuerpo tambalea de nuevo. Siento que si él no me empuja, terminaré cayendo de todas maneras. Pero no, tampoco sucede, y cuando el viento cesa sus gélidas ráfagas y creo estar a salvo de mi perdición, en un instante me veo cayendo en otra.
Abruptamente mi cuerpo es tirado hacia el frente, bajándome del barandal sin cuidado alguno. Cierro mis párpados de nuevo, esperando azotar contra el duro pavimento. Espero el golpe pero jamás llega, y en su lugar, unos fuertes brazos se estrechan a mi alrededor y me envuelven en su calor.
Trato de hacer algo, pero quizá soy muy lento porque no tengo tan siquiera los segundos para reaccionar a los labios que en algún instante atacaron los míos.
Mi boca es saboreada dulcemente, haciéndome casi desfallecer. Algo tan tierno, gentil y suave, como si yo pudiese romperme, pero a la vez, sentía algo frenético, desesperado y fuerte. Mi pecho y mis sentidos se ven revueltos, no puedo ni yo mismo descifrar lo que estoy sintiendo. Un extraño sentir me invade de pies a cabeza, surcando desde la plantas de mis pies, mi espina dorsal y hasta llegar a el último de mis cabellos. Algo casi eléctrico, químico, sintiéndose casi caliente. Algo que nunca había sentido jamás.
Mi primer beso.
El primero... Con Giyuu.
Una de las amplias y grandes manos del de ojos azules se coloca detrás de mi nuca, intensificando la acción, evitando que yo huyera más.
Pero ya no iba a huir. Ya no más porque, si ésto es el desastre del que había estado escapando, quiero que Giyuu destroce mi vida entonces. Quiero que arrase con ella, quiero que la vuelva peor que un desastre.
Quiero que la haga feliz.
Escabullo mis brazos por el amplio pecho de Giyuu hasta llegar a su cuello, donde enredo mis brazos y comienzo a jugar con su cabello, torpemente.
El mundo a nuestro alrededor quizá desapareció en algún momento en el que no me di cuenta, y el tiempo probablemente se detuvo a mirarnos desde ya hace algún rato.
Sólo somos él y yo.
Las palmas de las manos de Giyuu se posan en mis mejillas tiernamente, acariciándolas y separándonos de aquel beso del que sin duda yo jamás olvidaré. Su frente se posa en la mía conservando los ojos cerrados.
