Tanjirou Kamado, un ex estudiante dejado, ahora un agitado trabajador en una panadería con demasiadas responsabilidades, lleva una vida dura después de la muerte de sus padres intentando mantenerse a él y a su hermana menor, Nezuko, a flote. Tanjiro...
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Pov Giyuu.
Sentado en mi escritorio, mientras sostengo una taza de café en mi mano derecha, reviso mi celular tranquilamente, aprovechando estos minutos de paz y tranquilidad que invaden mi oficina.
Bueno, en realidad revisaba si Tanjirou me había mandando algún mensaje.
Y no, no lo había hecho.
Como era de esa manera, releía nuestro chat por décima vez. Es estúpido pero me gusta leer nuestras platicas. En verdad que soy un idiota.
—Y tú qué demonios, Giyuu Tomioka —escucho una voz quejarse en frente de mí y aparto de manera brusca los ojos de mi celular casi terminando por ahogarme con mi café—. ¿Qué te pasó en la cara?
—Existe algo que se llama “tocar antes de entrar” —bufo mientras doy poca importancia a mi compañera—. ¿Qué tiene mi cara? —pregunto mientras dirijo de nuevo la mirada a la pantalla de mi celular.
—¿Cómo que qué tiene? ¿Es que no sabes? —pregunta incrédula Mitsuri mientras cruza sus brazos y me fulmina con la mirada. Le vuelvo a mirar por unos momentos y de nuevo regreso la vista al celular.
—No.
—¿No?
—No.
—Estás sonriendo como un idiota—aclara burlona la de puntas verdes—. Cualquiera que te viera se asustaría al verte tan sonriente ¿Pero qué es lo que haces?
¿Uh? ¿Estoy sonriendo? ¿Qué hago? Sólo... Sólo reviso el chat de Tanjirou.
Ou.
—Nada en especial —miro hacia otro lado, esperando evitar responder.
—¿Nada en especial? ¿Es así? —cuestiona poco convencida. Asiento con la cabeza aún desviando la mirada—. En ese caso déjame ver lo que es “nada en especial” —sin dejarme pensar y mucho menos reaccionar, en un movimiento rápido Mitsuri me quita el teléfono de las manos y se aleja rápidamente del escritorio.
Me levanto alarmado y voy detrás de ella enseguida.
—Devuélvelo.
—Nooo —canturrea la pelirosa evitándome mientras revisa mi móvil—. A ver a ver, qué tenemos aquí —dice melódicamente esquivando mi manos que tratan de quitarle el celular. Siendo pequeña me está evitando fácilmente. Me hierve la sangre.
