A Jason le gustaba creer que era un tipo con suerte. Del tipo que se puede dar el lujo de vivir dos veces.
En su primera vida un payaso psicópata lo golpeó con una palanca y creyó que en cualquier momento entraría Batman para salvarlo. Cuando se aburrió de golpearlo salió del lugar y le dejó una bomba a punto de explotar, fue cuando comprendió que no iba a llegar... había fallado.
Cuando Talia lo resucitó en ese pozo infernal, el pánico que no sintió en su muerte llegó de pronto a él. Con la incertidumbre que puede dar el comienzo de una vida. Miedo, ira y tristeza... No cabía nada más en su pecho, no es como si nunca hubiera sido así.
El tiempo, algunos golpes y volverse un Outlaw, además del reciente inicio de su vida sexual ayudaron a disipar el miedo por completo. El sentimiento de ser finito se borró de él, en un basto mundo con gente tan ordinaria como lo fue el mismo, hasta princesas guerreras alienígenas o metahumanos con poderes increíbles... Él se sentía infinito. La muerte es algo que pasa, no una sentencia permanente. Pero el resto del mundo no tiene tiempo de jugar al gato y al ratón como todos los héroes con los psicópatas que llamaban enemigos.
Él no tenía tiempo de jugar al héroe, era su segunda vida y haría que valiera la maldita pena.
Y ahora mismo, el miedo regresaba a él de forma violenta, como un golpe al estómago que lo dejaba sin aire. Ya no era solo él, ya no era dueño de su vida... las manos que apretaban su cuello y las uñas que sentía enterrarse en su piel le cortaban el flujo de aire, y también de ideas.
Cada vez sentía más caliente la cara, podría jurar que había estado en esa posición durante horas. Contraer los músculos del cuello con la esperanza de que fuera ligeramente más fuerte que sus manos era su último y mejor plan antes de intentar sostener una pelea que sabía, perdería.
—No te resistas —ordenó diciendo cada palabra lentamente— ¿Crees que te quiero muerto? —y de pronto, lo soltó dejándolo caer sobre la mesa.
Respirando agitadamente se llevó la mano al cuello, había dejado impregnado su aroma a bosque en él. Una repugnante forma de marcar una presa.
Había sido doblegado.
—De ser así ya lo habrías hecho —contestó con voz ronca.
—Chico listo, siempre me ha gustado como piensas —y volvió a su silla— A pesar de haber sido criado por el código moral de Bruce, compartes mis ideales...
—No soy un puto terrorista —refutó en automático casi ladrando las palabras.
—Y ahí esta de nuevo —lo señaló perezosamente con un cuchillo dorado— Reniegas de tu casa pero ahí la tienes, grabada como una molesta cicatriz en la lengua —y entrecerro los ojos arrojando el cuchillo hacia un lado de su cabeza, quedando clavado ahí en la silla de madera.
Jason no se mostró intimidado ante aquello, pudo ver claramente la trayectoria en la que fue lanzado. A ella le encantaba jugar al gato y el ratón, pero él no era ningún ratón.
—He estado dispersa últimamente, las negociaciones estan yendo por mal puerto —y dio un trago a su copa— Los niños demandan demasiada atención, ¿no crees? —se burló y meneó el vino hasta el borde.
—Dejame ir —demandó aún sabiendo la respuesta.
—Eres un invitado —le recordó— Eres libre de irte cuando lo desees... y una vez que lo hagas, serás un objetivo de cuantas tropas pueda disponer.
—Dijiste que era un seguro —le habló ahora con la mente clara y analizando la situación —¿Que es lo que buscas?
—Tan directo como siempre —se quejó y se levantó de la mesa— Ignoro en que situación se encuentre tu casta, ¿tal vez un híbrido beta-omega? —intentó adivinar por la expresión de Jason pero la cara de poker no había abandonado sus facciones.
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El renacer de un ave
FanfictionA sus 18 años, Jason Todd-Wayne jamás imaginó que su vida cambiaría tan rápido. Sus regresos a casa siempre habían sido drámaticos. Gracias a mi co-autora Alice N <3