Los Wayne eran personas mediáticas, a veces más que algunos artistas. La vida del heredero de tan importante compañía y riquezas empezó a ser el agosto de la prensa desde que convirtió su vida en una fiesta interminable.
Cuando decidió adoptar a un chico, los reporteros se encargaron de que todas las mujeres quisieran volverse madrastras. Después, cubrieron la noticia de la partida del hijo pródigo, la llegada de un nuevo hijo y su posterior fallecimiento. Todos se preguntaban cual sería la casta de sus hijos, jamás se confirmó la del segundo hijo y menos la del tercero.
Oh, pero todos sabían que Dick Grayson-Wayne era un Omega. El más cotizado de Gotham.
Él lo sabía, y le encantaba.
Encontraba innumerables ventajas en su casta; el ser particularmente atrayente por ser tan fértil le había dado muchísimas facilidades en su vida de adulto independiente.
Al ser tan... flexible, en términos sexuales, había tomado sus precauciones y tenía por lo menos dos métodos anticonceptivos a largo plazo en su cuerpo. Era responsable, por supuesto. Alfred no le perdonaría lo contrario.
"Libertad, no libertinaje"
Cada mes sin falta había ido a hacerse pruebas de embarazo y ETS. Pero con su nuevo sobrino había olvidado por completo ir por los resultados de los análisis. Aunque en estos momentos, lo único que le importaba eran las grandes y calientes manos de Midnighter sobre su trasero mientras terminaba dentro de él.
—Ah... en serio eres el chico maravilla —suspiró el hombre maduro mientras lo arrojaba a la cama y se volvía a poner los boxers negros.
—Ya te dije que no me digas así —habló con la cara aún entre las almohadas Dick— Ese apodo ahora es de mi hermanito, me pone incómodo.
— Sí, como sea —y se subió los jeans negros— ¿También es un omega?
— No hablo sobre mi familia —respondió serio y se volteó de lado, sintiendo cómo escurría su entrepierna.
— Vamos, no es el momento de ser un apretado —y se acercó para darle una nalgada— Debe estar rico estrenarse al pequeño murciélago. De lejos se nota su ausencia en ciertas fechas especiales para los omegas, esos días en los que están más sensibles...
— Si no te callas en este momento no te molestes en regresar —intentó no armar un escándalo. La casta de Tim era algo importante; un secreto.
— No te creas tan importante, chico —le decía burlón mientras se acomodaba la camisa y la chaqueta— Solo eres un antojo. Todos lo saben —y le guiñó un ojo antes de volver a ponerse la argolla de matrimonio e irse sin cerrar la puerta.
Claro que lo sabía, pero a él también se le había antojado en la última patrulla que hizo. Claro que sabía que estaba casado con Apollo, pero anoche decidió ignorarlo al verlo guardar su argolla antes de entrar a la cama. Claro que sabía que estaba mal, pero no podía evitarlo... Se sentía como un rey al tener a tantas personas detrás suyo. O encima, de lado, debajo, cualquier cosa le funcionaba.
No había nada tan placentero como entregarse a las caricias de una noche de aventura, con el peligro latente de ser descubierto y la satisfacción de saber que no será juzgado al no volverlos a ver.
En cambio, Jason era despertado por segunda vez por un Damian inquieto, que de alguna forma había escapado de la cuna hacia la cama. Así eran ahora sus mañanas desde que el pequeño era cada vez más inquieto.
Le daba golpecitos con sus manitas frías en la cara hasta que abrió los ojos, cansado y con la cabeza dando vueltas.
— ¿Qué pasa, pequeño? —y lo abrazó— Espera... Tú estabas en tu cuna.
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El renacer de un ave
FanficA sus 18 años, Jason Todd-Wayne jamás imaginó que su vida cambiaría tan rápido. Sus regresos a casa siempre habían sido drámaticos. Gracias a mi co-autora Alice N <3