Las personas suelen preocuparse si las cosas son justas, si alguien merece o no algo. En las noticias veía como las guerras entre pandillas se habían detenido gracias a un fuerte enfrentamiento cerca del aeropuerto. La ciudad no merecía un nuevo enfrentamiento de superhéroes, pero eso no significaba que no fuera a suceder.
Todos los días veía entrar a adolescentes, adultos e incluso criminales de todo tipo acudir a la clínica para rehabilitarse, por sobredosis o heridas menores. Eran aquellos que la sociedad había olvidado, los que sufrían adiciones de todo tipo.
Llegaban destruidos a ella, con toda la intención de recuperarse, al menos la mayoría... Pero sabía que por estadística iban a reincidir. Sin embargo, una pequeña parte salía para siempre y se forjaban una vida diferente, buena.
"Mientras uno de ellos viva, valdrá la pena siempre", pensaba continuamente la Dra. Leslie al salir de la clínica en medio de la noche para ir a la gran mansión.
Apenas entró en la cálida estancia de la mansión pudo ver a tres elegantes jóvenes sentados. Reconoció a Jason como el chico que ayudó a enterrar y encubrir la autopsia. Un bebé estaba en su regazo.
-Buenas noches, ¿Quién será mi paciente? -preguntó sin perder tiempo.
-Ese sería Damian -contestó Dick señalando al pequeño moreno.
-¿Es tuyo?
-Creo que sería mejor si bajamos a la cueva, doctora Thompinks -señaló Jason.
-Un gusto verte en condiciones más...
-¿Vivas? En este trabajo la muerte no es algo definitivo, doctora -le sonrió mientras se levantaba y todos iban hacia la cueva- Sin resentimientos por la autopsia -y le guiñó un ojo.
Jason Peter Todd-Wayne fue uno de los únicos alfas pre adolescentes que conoció con un temperamento tan fuerte y unas feromonas tan intensas, que necesitó de medicamentos supresores para poder ser educado.
Cada niño que acogía Bruce era diferente y con situaciones particulares, sin embargo, la mayor parte del tiempo solo los veía al borde de la muerte... O muertos, en el caso del segundo hijo.
Se había especializado de forma empírica en cuidados intensivos gracias a los servicios prestados a la familia Wayne. Su amigo Thomas se burlaría al verla terminar en la única especialidad médica que aborrecía.
-¿Tienen la historia clínica del paciente? -preguntó mientras desvestía al bebé sobre la camilla de exploración.
-Sí, al menos lo más importante -dijo Tim mientras sacaba una carpeta con varias hojas verdes.
Había aprendido a esperar cualquier cosa de ese mundo en el que ahora vivía el hijo de su difunto mejor amigo. No sabían mucho de su nacimiento y necesitaba llenar los huecos de información que quedaban en la historia clínica hecha por el pre adolescente genio.
-Tiene muchas cicatrices...
-Su madre biológica lo torturaba, hasta donde sé -contestó el mercenario- No sé cómo, nunca lo ví. Lo he estado alimentando y cuidando casi desde que nació.
-¿Con que lo alimentan?
-Lactancia materna exclusiva, en un mes estamos considerando introducir otros alimentos -respondió Alfred mientras le ayudaba con los instrumentos de medición.
-Bien, aunque es muy pequeño para su edad... Necesito hacer unos análisis de sangre. Podrían tardar unos días -comentó mientras le pinchaba el brazo con una aguja y Damian comenzaba a llorar.
-Podríamos usar las nuevas computadoras que ordené, doctora -comentó Timm.
-¿Bruce te deja usar la tarjeta de crédito? -cuestionó Dick.
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El renacer de un ave
FanfictionA sus 18 años, Jason Todd-Wayne jamás imaginó que su vida cambiaría tan rápido. Sus regresos a casa siempre habían sido drámaticos. Gracias a mi co-autora Alice N <3