Parte 13

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Si alguien le preguntaba cuál era su tipo de alfa definitivamente no sabría que decir. Era omega, o eso le decían los exámenes que le había realizado su padre adoptivo en numerosas ocasiones, pero a pesar de ello, nunca se sintió como uno.

No le atraía ningún alfa, sus aromas eran agradables pero jamás se había olvidado de tomar sus supresores diarios como para considerarlos embriagantes. Los supresores ocultaban su esencia y reducían sus instintos al mínimo. Él mismo los había diseñado con ayuda del gran murciélago, como parte de sus prácticas en la creación de antídotos y fármacos. Había demostrado ser un brillante estudiante, un prodigio con la biotecnología y todo lo relacionado a ello; incluso podría presumir que casi terminaba el primer año de medicina, aunque con prácticas restringidas por parte de Alfred.

El actual Robin no solo era un genio y un alumno aplicado, también era un obsesivo y maniático del control.

Claro que Bruce estaba orgulloso, eso le había facilitado el condicionamiento de patrones de conducta paranoides. Siempre tenían que estar preparados; tres movimientos delante del oponente.

No tenía tiempo para perder en intereses amorosos o conociendo sus instintos, había demasiado que aprender, demasiado que hacer.

Si hermano mayor era una historia muy diferente...

Desde que habían contactado a la rubia de ojos celestes no había dejado de coquetearle sutilmente.

Era embarazoso de ver, la joven alfa se sonrojaba e intentaba cambiar de tema nerviosamente. Sabía que tenía algo que ver Barbara, una amistad bastante íntima que dudaba fuera a poner a prueba por el exnovio de esta. Claro que lo sabía, dedicaba su tiempo libre a saber todo de todos, sobre todo de los intereses amorosos de su hermano.

-Mi primo dijo que nos darían suficiente tiempo para entrar y salir... Al parecer Lex aún intenta mantener las cosas cordiales -explicaba ligeramente incómoda.

-Las cosas son complicadas en una separación con hijos de por medio -comentó mientras tocaba una navaja con kriptonita oculta en una funda de plomo en su antebrazo.

-Ellos no se separaron... Solo... -intentó explicar Kara.

-Tuvieron sexo y Lex obtuvo el material para su clon. Es un omega estéril y obsesionado con Superman, era predecible -hablaba con tanta naturalidad del tema que la chica se sonrojó al ver al "pequeño" Robin hablar sobre eso.

-Basta, Robin -regañó el héroe de Blüdhaven- No debes hablar de esos temas a la ligera. Los temas relacionados a las castas son un tema delicado.

-Lo siento

-Olvidenlo, solo... Recuerden que somos un equipo -y la adolescente sacudió la cabeza liberando un fresco olor que se parecía mucho al laurel.

Se abrieron las grandes puertas de caoba y los pasaron a una lujosa estancia con sillones blancos y minimalistas. El lugar era enorme y frío, había grades pinturas en las paredes de con marcos dorados. Reconocía el estilo barroco en las pinceladas al óleo de Rembrandt, Alfred era un estricto maestro de arte, pero nunca había sido afín a esas materias. No entendía mucho y a lo mucho solo le parecían bonitas y ya.

Lex Luthor tenía total libertad en su mansión siempre y cuando no mantuviera comunicación alguna. Tenía una especie de bozal que le impedía hablar, además de mantenerle sedado para evitar cualquier actividad sospechosa. La única capaz de abrir dicho dispositivo era su hermana Lena, una omega dominante y sumamente inteligente.

La elegante mujer entró a la habitación con un traje sastre azul marino y el largo cabello oscuro recogido en una alta coleta. Su camisa combinaba con sus ojos, eran de un tono aqua tan pálido que resaltaban entre sus pestañas oscuras y su piel nívea.

El renacer de un aveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora