Capítulo especial - Parte 10.1

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Una de las cosas que más odiaba el héroe de Blüdhaven era cuando estaba en medio de un tiroteo y sabía que podría ser más útil como Nightwing que como un simple oficial de policía.

Desafortunadamente, los ladrones lograron escapar y no tuvieron más remedio que pedir refuerzos, esperar las ambulancias y realizar un tedioso papeleo. Dick no era un chico que le gustará la burocracia, nunca la entendió y por ello también había evitado ser el heredero de las empresas Wayne.

Sus principales habilidades eran acrobáticas, de actuación y combate. Y claro, había aprendido cómo sacar el máximo provecho a sus encantos de omega. Tenía un olor dulce y sofisticado, parecido al chocolate con café... Más temprano que tarde se dió cuenta que podía atraer la atención que deseaba al provocar con sus feromonas.

Mientras estaba sentado en una habitación, llenando los tediosos papeles rogaba por una distracción o alguien a quién delegar su trabajo. Y como si los cielos lo hubieran escuchado uno de sus compañeros de trabajo entró por algo de café justo detrás de él. Su nombre era Shaoran Li, tenía el cabello castaño claro y ojos cafés. Era un beta con aroma a flores, vivía en el barrio chino y en más de una ocasión lo descubrió mirándolo más de la cuenta.

-¡Hola! ¿Shaoran, cierto? -preguntó saludando al tiempo que se colocaba a un lado suyo, fingiendo que planeaba servirse una taza de café.

-Sí. Hola, Grayson -le saludo con una rápida sonrisa.

Estaba a punto de irse cuando distraídamente el de ojos celestes rozó su mano con la del otro. Se acercó de lado y dejó sus feromonas llenar la habitación.

-¿Porque tan formal? -preguntó con voz dulce y se acercó a su oído- Llámame Dick...

El hombre empezó a sentirse nervioso y acalorado. Todos sabían que el oficial Grayson era simpático, alegre y muy profesional, pero también era cierto que si te le acercabas lo suficiente podías oler otras esencias mezclas en su aroma. Era amigo de todos, nadie se metía en su vida personal. Pero no era ninguna mentira que durante los entrenamientos colectivos las miradas y aplausos se los llevaba el apuesto joven de trasero firme y ojos bonitos.

Al inhalar y llenarse los pulmones de esa fragancia dulce, suave y seductora sintió como su entrepierna comenzaba a despertar. Tragó saliva y dejó su taza de nuevo en la encimera.

-Ammm... yo no creo que... -empezó a tartamudear Shaoran.

-¿Que cosa? -y se le restregó suavemente. Se paró detrás de él y con su mano izquierda tocó su placa, en un medio abrazo- ¿Oficial Shaoran? -preguntó y bajó su mano hasta sentir la erección del otro.

-La puerta... -jadeó en un susurro y Dick sonrió complacido.

-Esta bien, yo me encargo -y cerró la puerta rápido para volver y devorar los labios del beta... Y tal vez algo más.

Los betas nunca lograban satisfacerlo por completo, siempre lo dejaban deseando un poco más... Y por lo general no le seguían el paso. Necesitaba un beta con una gran resistencia para rozar esa satisfacción que tanto deseaba.

Tal vez por eso nunca funcionó con Barbara Gordon. Estaba enamorado de la beta, sin duda. Su aroma a manzanas con caramelo le resultaba nostálgico y su cuerpo atlético era exquisito. Pero en más de una ocasión tuvo que buscar consuelo en otra cama, para apagar el fuego que sentía por dentro y el cual ella nunca pudo atenuar.

El oficial había resultado un buen aperitivo, aunque no estaba dentro de su top 10 de betas. Apenas terminó dentro de él, se limpió y se acomodó el uniforme de nuevo. Se veía avergonzado, aunque tenía buena coordinación para masturbarlo mientras lo penetraba hace apenas unos minutos.

El renacer de un aveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora