XVII

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[Hoy estoy de cumpleañito'... Llegué a los 20, gente, ya estoy para la jubilación. Tomen regalo, a pesar de que es mi día.]

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Kanato, Laito... Ahora Reiji.

Inevitablemente, no podía sentirse más que preocupada. Eran la mitad de ellos los que habían renunciado al trono en solo dos días, y no sabía qué pensaría su padre cuando le informara de ello. Después de todo, Erika era la segunda opción, por mucho que su mellizo la regañara por referirse a sí misma de esa forma. Si bien era la idea que al menos llevara más allá sus sentimientos con uno de sus hermanos, no podía dejar a la futura Eva sin pretendientes... Yui era la elegida, la futura señora que llevaba la sangre demoniaca, no ella.

—Maldición... —No pudo evitar murmurar, pensando en las consecuencias que habrían cuando su padre se enterara y viera sus planes en peligro.

Solo transcurrieron unos pocos días desde su regreso, pero había sido caótico lo vivido en tan poco tiempo. Ni siquiera había terminado de asentarse y pensar en sus objetivos personales, y ya se veía amenazada de volver al lado de ese sujeto.

—Más tiempo... —masculló, mientras aceleraba sus pasos en aquel pasillo poco iluminado—. Solo le pediré un poco más de tiempo.

Pudo divisar a lo lejos la puerta que estaba buscando desde hace unos largos minutos, mientras sus preocupaciones la martirizaban. El cuarto de su Shuu la esperaba al final del camino...

Deseaba que su hermano estuviera dentro, no quería perder más tiempo contactando a esa persona para darle lugar a reformular su destino. Por lo tanto, apenas enfrentó a la imponente puerta, no lo pensó dos veces para golpear avisando de su presencia. Con una rapidez similar, fue atendida.

El rubio de ojos azules apareció frente a ella cuando la puerta ya no se interpuso, y, Erika, que había esperado tener unos minutos antes de que él se presentara, se quedó muda al no preparar las palabras que debía decir con antelación.

—Ah, yo... En realidad, vengo a... —Y mucho menos podía formular pensamientos con sentido cuando se encontraba bajo la mirada indiferente y azulina de él. Se vio en una situación patética, intimidada por una extraña razón.

—Pasa. —Shuu la calló interrumpiéndola, y se alejó de ella ingresando nuevamente al cuarto. Sin más opción, lo siguió obedientemente, cerrando la puerta tras de sí—. Ten cuidado con las escaleras.

Al oír aquello, miró a sus pies, donde una escalera comenzaba y descendía al resto del cuarto, a un nivel más bajo que la puerta. Analizó la habitación, y ningún recuerdo venía a ella... Había llegado sintiendo la esencia de Shuu, pero su memoria mentiría si durante el viaje hasta allí había reconocido haber cruzado por allí en el pasado.

—No recuerdo que durmieras aquí —comentó, aunque en realidad era más un pensamiento en voz alta. Se encontró con la mirada del mayor cuando este se detuvo a verla.

—Me mudé en algún momento, nada de mucha importancia. —Después, retomó su camino hacia la cama, donde se dejó caer como era costumbre en él—. Supongo que no estás aquí para husmear en mi habitación, así que habla.

—Ah, sí... —Por un segundo, había olvidado su razón de estar allí—. Reiji me dijo que el único teléfono estaba aquí, ¿puedo usarlo?

—No. —Sus ojos se abrieron de más por la inesperada respuesta, hasta que vio una sonrisa plasmarse en el rostro de Shuu—. Qué reacción tan graciosa. Solo bromeo, tonta. —Cerró los ojos, mientras reía levemente—. Solo hazlo rápido, estaba por dormir antes de sentir que te acercabas.

She's Gold (Diabolik Lovers Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora