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La vida en algunas ocasiones puede tornarse muy extraña, JongIn lo sabía muy bien, pero no terminaba de acostumbrarse a ello.

Después de casi un mes de convivencia, seguía sin sentirse del todo cómodo. Estudiaba por la mañana y parte de la tarde, algunas ocasiones llegaba bastante cansado cuando tenía turno en el trabajo. Se había conseguido uno como camarero y le estaba yendo un poco bien en cuestión de propinas, así que podía darse ciertos lujos.

Hacía un par de meses, seguro que hubiese surtido una amplia despensa de comida para gato, e incluso le hubiera comprado algún sweater a Sirius para la temporada de frío, porque como SeHun solía decir, era un ñoño y eso no podía quitárselo ni en mil años. Estaba bastante cómodo siéndolo y a esas alturas del partido no le importaba; pero lo cierto es que por más que se detuvo frente al mueble del alimento para gatos, JongIn no se atrevió a tomar algunos sobres, simplemente siguió su camino hacia la sección de ropa y eligió algunas camisetas para Sirius, bueno... para KyungSoo.

Cuando JongIn tenía ese tipo de gestos, KyungSoo no podía evitar dar saltitos de alegría, sus ojos grandes se iluminaban con chispas de luz y sus mejillas se arrebolaban de un precioso color rosado que contrastaba sus labios carnosos. A JongIn le gustaba ver sus sonrisas, KyungSoo tenía una bonita sonrisa y nadie podía negarlo, pero pese a que KyungSoo se iluminara por completo y le agradeciera con muchos abrazos, algo no terminaba de encajar.

Desde que JongIn había decidido que KyungSoo se quedara, las cosas se habían tornado extrañas, el cambia formas había decidido volver a su forma de gato y JongIn en verdad había creído que las cosas mejorarían a base de eso, pero el pensamiento de que en realidad era un hombre y no un verdadero animal, lo ponían en alerta siempre.

Como cuando KyungSoo abrió la puerta del baño con sus patitas y JongIn estaba en la regadera, no pudo evitar girarse hacia la pared con las mejillas bien coloradas, porque prefería mostrarle el trasero a que le viera el pene, aunque bueno, después de que el momento pasara y el gato se fuera después de verlo un tanto extrañado, JongIn recordaba que aquello era estúpido, porque muchas veces Sirius abría la puerta mientras él se bañaba, en ese entonces el moreno creía que seguramente lo extrañaba o que no le gustaba estar solo, así que el gato se echaba junto a la puerta para escoltarlo. Entonces, KyungSoo a esas alturas le había visto desnudo y conocía su miembro viril demasiado bien, cosa que lo hacía sentir más extraño aún.

¿Por qué había entrado al baño tantas veces? El hecho de que fuese un hombre le ponía el estómago revuelto mientras pensaba en muchas tonterías.

BaekHyun y SeHun habían venido exclusivamente a visitarlo un par de días después y al encontrarse con el gato, le habían visto como si fuese un maldito bastardo.

― No puedo creer que lo hayas dejado quedarse, eso habla muy bien de ti ― murmuró BaekHyun con un toque de ternura en su voz.

― Pero tampoco podemos creer que lo tengas como un gato, eres un animal JongIn ― SeHun completó los pensamientos del otro y JongIn simplemente había arrugado el ceño.

White heart, black ears ❀ KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora