Los últimos días han sido una montaña rusa, por las mañanas mis ánimos están al máximo, pero al llegar la oscura noche un miedo aparece, ya son varias veces que ruidos extraños llaman mi atención. A veces son crujidos de hojas o ramas, pero anoche era el sonido de una voz, era como si respirara agitadamente. Lo cual me aterró y no me dejó descansar en toda la noche. Sinceramente, me siento aterrada.
Hoy apenas amaneció y decidí despejar mi mente con algunas canciones junto a mi ukelele. Luego, decidí ir al pueblo y preguntar en algunos lugares lo que cuesta una habitación, pero mi trabajo no me da el dinero suficiente, así que no me quedará de otra que ser valiente y afrontar mi miedo. Le diría a un policía, pero ni siquiera puedo estar en ese bosque, así que de lo más seguro terminaría en la comisaría o peor aún, en la cárcel.
Hoy es viernes así que no me toca trabajar, hoy será mi día de aventura. Tomo un poco del dinero que guardo en mi maleta y me dirijo al pueblo. Recorro cada una de las calles, observando lo lindo que es. Me llama mucho la atención como todo el pueblo tiene la misma estructura; el color de cada casa es igual, lo único que las diferencian son las flores que decoran las ventanas y entradas de las casas. Alrededor de todo el pueblo me he encontrado con todo tipo de flores, desde rosas hasta narcisos. Logrando que las calles sean más alegres y coloridas.
—Me vende tres pretzels, por favor —menciono a la chica del carrito de pretzels.
—Claro —responde ella, tomando tres de estos y colocándolos en una bolsa de cartón blanca.
—Muchas gracias —respondo, dándole el dinero y tomando mis preciados pretzels. Continúo mi camino y decido sentarme en una de las típicas bancas de madera mientras llevo una de las deliciosas galletas a mi boca.
Contemplo mi alrededor y una sonrisa se asoma en mis labios. En dos días cumplo años, por fin mis dieciocho y ya tengo pensado cual será el obsequio que me auto-regalaré. Desde pequeña la arquería es algo que amo, así que un arco será el mejor regalo. Claro, no será el mejor de todos, ya que no cuento con mucho dinero, pero por algo se inicia.
Me levanto de mi asiento y comienzo a caminar por las aceras del pueblo hasta que visualizo de fondo una tienda de deportes, así que no dudo en entrar al lugar.
—Bonjour! —dice una señora mientras limpia una mesa de madera en donde descansan unas raquetas de tenis.
—Bonjour! —respondo entrando a la pequeña tienda.
—¿Qué deseas? —pregunta la señora, observándome detenidamente.
—Un arco —respondo inmediatamente.
—Vaya, vaya, un arco. No muchas personas practican ese deporte —dice seria.
—Bueno, me gusta la originalidad —respondo con el mismo tono.
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Alma de Guerrera | Terminada
Teen FictionUna valiente jovencita de un campestre pueblo de Francia, decide iniciar el camino de su vida fuera de las murallas de un descuidado orfanato. Después de escapar del tétrico lugar, se encuentra con varios obstáculos que la pondrán a prueba. Sin emb...