《Cap.Extra》

110 16 33
                                    

-Nathaniel Curie-

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Nathaniel Curie-

     —Kisha, ¿quieres? —pregunto a mi perrita quien movía la colita animadamente. Ella emite un ladrido, provocando una sonrisa de mi parte. Tomo un trozo de los creps que hace tan solo algunos minutos preparé y se lo lancé para que ella lo atrapara en el aire.

     —No deberías darle comida de humano a nuestra hija —comenta Molly mientras camina hacia mí con mirada somnolienta. La chica viste una linda bata rosa con unas pantuflas de conejo sin orejas —por culpa de nuestra perrita—. Además, su hermoso cabello rojizo está atado en una alta coleta dejando algunos mechones enmarcar su rostro—. Por cierto, ¡feliz día de San Valentín! —añade y me besa con delicadeza.

     —Te amo —exclamo alejándome unos pocos centímetros de ella para luego volverla a besar. Sus labios junto a los míos, ¿podría existir algo mejor? —. ¿Cómo seguiste? —pregunto tomando sus manos vendadas.

     —Bien, casi no me duelen —responde ella con una pequeña sonrisa. Hace algunos días Molly fue a una competencia de arquería, pero al haber tantos obstáculos que requerían mucha fuerza en las manos, ella acabó con muchas ampollas en sus palmas. Así que decidí cubrirlas para que estas no molestaran tanto y poco a poco curaran.

     —¿Lista para esta noche? —cuestiono tomando su rostro con delicadeza.

     —Por supuesto —expresa ella rodeándome con sus brazos. Hoy al ser 14 de febrero o como todo el mundo lo conoce «el día de los enamorados», Molly y yo decidimos hacer algo especial. Claro, no será algo muy elegante; tenemos planeado hacer una cena y junto al vino, celebrar este día en nuestro departamento. Soy consciente de que no es algo muy grande, pero ambos pensamos que las cosas simples tienen un significado inmenso.

      —Preparé algunos creps —indico mostrándole el plato que contiene unos diez de estos—. Iré a dejar uno de los cuadros —añado y le doy un corto beso en la frente.

     —Están delicioso —dice en voz alta antes de que yo me retire del lugar, le brindo una pequeña sonrisa y salgo de nuestro departamento. Desde que vivimos juntos decidimos repartir los labores domésticos; la limpieza, almuerzo y las plantas están bajo el cargo de Molly, y el desayuno, cuidar a nuestra perrita o como la llamamos nuestra hija, la cena y lavar, me toca a mí. Lo cual no me desagrada en lo más mínimo, al principio fue un cambio muy difícil y drástico, pero al tiempo logré acostumbrarme.

      Claro que tuve mis desastres; quemé varias veces el arroz y algunos panes, lavé las frazadas blancas junto al uniforme de color de Molly, así que ahora dormimos con lindas sábanas blancas con manchas rosas. Pero, al menos pude aprender de mis errores, aunque si debo admitir que mi torpeza nos sacó varios momentos de risas a ambos.

     Al salir del edificio me encamino hacia la academia de danza de Estrasburgo, ya que hace pocos días me solicitaron pintar un cuadro sobre una imagen que pudiera reflejar todos los tipos de danza que se estudian en dicho lugar.

Alma de Guerrera | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora