《Cap.23》

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     Estos últimos días han sido los más estresantes de mi vida

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Estos últimos días han sido los más estresantes de mi vida. Ayer fue año nuevo y para ser sincera no pasó nada fuera de lo normal, tan solo trabajé y practiqué arquería.

     La familia real hoy vuelve al castillo después de pasar tres días fuera del país, ya que como era año nuevo decidieron celebrarlo de una forma diferente. Pero, nada de esto es lo malo. Lo que me tiene estresada es mi estilo de vida actual, ya que hace algunos días, el primer grupo de trabajadores del castillo comenzaron sus vacaciones de dos semanas, así que el trabajo tiende a ser más pesado o por lo menos en mi caso lo es. Además, he tenido extensos y muy cansados entrenamientos de arquería, así que mis energías están por el suelo.

     Pero, lo bueno es que en una semana podré tener mis primeras vacaciones, claro que no saldré del castillo, ya que no tengo a dónde ir, pero por lo menos tendré más tiempo para poder practicar arquería y tocar ukelele.

     —Vaya suerte la mía —digo con frustración al mirar la lista de tareas respectivas al día de hoy. Como hoy en la tarde llega la familia real, decidieron que yo fuera la afortunada de limpiar la nieve de la entrada.

     Cuando me encuentro lista con ropa abrigada y un par de guantes calientes, decido comenzar con dicha tarea. Así que una vez con la pala en mano, comienzo a limpiar todos los caminos del jardín.

     —¡Ay mis manos! —me quejo al quitarme los guantes. Observo las palmas de mis manos y además de las cicatrices de las pequeñas lunas que formé intencionalmente con mis uñas, tengo varias ampollas en ellas. Doy un gran suspiro y decido volver al trabajo, ya que esto debe estar impecable y apenas llevo menos de la mitad del jardín.

     Algunos minutos después, observo cómo algunos de los trabajadores se dirigen a la torre, así que intuyo que es hora de almorzar, lo cual produce en mi gran preocupación. Tan solo llevo la mitad del jardín, esto me parece algo imposible.

     —Por fin —exclamo tirándome al suelo. Ya solo faltan treinta minutos para que la familia llegue, así que se podría decir que logré lo imposible. Quito los guantes de mis manos y las miro con frustración, me arden demasiado.

     Con dificultad me levanto del suelo y me dirijo a guardar la pala, la cual espero no volver a ver en mucho tiempo. Luego, me dirijo a mi habitación para poder tomar mi arco y flecha, y así dirigirme a mis clases de arquería.

     De camino al bosque, mi estómago gruñe y con toda la razón, desde mi desayuno no como nada y ya son las dos de la tarde, pero en esto se han resumido estos últimos días. Una mala alimentación y no dormir correctamente, pero todo vale la pena, ya que puedo terminar con mi trabajo y a la vez puedo recibir clases de arquería.

     —Molly, te ves muy pálida —dice Camille preocupada al verme.

     —Debe ser el frío —respondo sin tomarle mucha importancia. —¿Comenzamos?

Alma de Guerrera | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora