《Cap.8》

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   Despierto por el fuerte ruido del reloj, me levanto rápido y como es tan temprano decido ir a bañarme al río, así que, con mi vieja ropa interior, me meto en el río para poder ir un poco mejor al castillo

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   Despierto por el fuerte ruido del reloj, me levanto rápido y como es tan temprano decido ir a bañarme al río, así que, con mi vieja ropa interior, me meto en el río para poder ir un poco mejor al castillo. Esa palabra, «castillo», me da miedo, siempre en las historias las personas pertenecientes a la realeza, son tachados de perfeccionistas y de seguro, su impresión sobre mí no será muy buena.

Al terminar, recuerdo que no tengo toallas para poder secarme, así que tomo la ropa que hace un rato me quité y me seco mi cuerpo con ella. Una vez lista, me visto con mi overol y una blusa de color rosa junto a mis zapatos. Finalmente, me siento a comer el último emparedado que me queda y Kisha me acompaña con un poco de su comida. Una vez ambas listas, decido acomodar un poco el lugar. Tomo mi ukelele y mi arco y los coloco dentro de la tienda de campaña, la fogata ya se apagó, así que no me preocupo por ella. Tomo a Kisha entre mis brazos y juntas nos dirigimos al castillo.

El bosque en donde me refugio no queda muy lejos del castillo, de hecho, el bosque queda justo al frente de este. Cada paso que doy, me acerca más al castillo y me deja ver detalles que antes no había visto. Este está compuesto por muchas torres, las cuales juntas forman una especie de cuadrado sin uno de sus lados. Además, algo que me causa fascinación, es que este al igual que las casas del pueblo son del mismo color e igual de pintoresco. Toda su estructura es color blanco, pero para la parte superior, o sea el techo, utilizaron un color azul grisáceo.

Al llegar al lugar me encuentro con un gran muro, el cual protege el castillo

—¿Qué necesita? —me pregunta una de los guardas que cuida la entrada del castillo.

—Creo que encontré a una perrita muy importante —digo mirando con cariño a Kisha, quien no deja de mover su colita. Él me observa con detenimiento, habla con otro de los guardas, ambos asienten y se abren las puertas.

—Camine hacia la fuente central y ahí estará madame Bélanger, ella le dará las indicaciones —indica el guardia serio, mirando hacia adelante.

—Gracias —respondo con una gran sonrisa. Él no dice nada, así que decido entrar, estar ahí es como un paraíso, este castillo tiene un jardín impresionante. Está compuesto por figuras geométricas de césped y estas están decoradas por flores de todos los colores.

Observo con atención el lugar, en busca de dicha fuente. Y después de una exhaustiva búsqueda me encuentro justo al frente del castillo. Subo unas gradas de piedra y finalmente llego al frente del castillo. Desde aquí puedo ver todo, el gran y lindo jardín, la pintoresca fuente y el gigantesco castillo que tengo detrás de mí.

—¿Cómo te pudiste escapar de este lugar? —pregunto a la cachorrita. Miro al frente y puedo ver a madame... no recuerdo su apellido.

—Bonjour, madame —digo con una gran sonrisa.

—Bonjour! —responde. Es una señora de unos cuarenta años, tiene un cabello largo y negro, además de dos llamativos ojos negros—. Primero, te llevaré a uno de nuestros salones en donde veremos si es la verdadera cachorrita, ya sabes no queremos mentirosos. Si es la verdadera, nos la llevaremos y te daremos dicha recompensa, espero que tomes una buena decisión.

Alma de Guerrera | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora