《Cap.4》

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     El fuerte e insoportable sonido de la alarma me despierta de golpe, miro mi alrededor y todo se encuentra tal y como lo dejé anoche, solo que ahora la fogata está apagada y quedaron cenizas en su reemplazo

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     El fuerte e insoportable sonido de la alarma me despierta de golpe, miro mi alrededor y todo se encuentra tal y como lo dejé anoche, solo que ahora la fogata está apagada y quedaron cenizas en su reemplazo.

Miro el reloj-despertador —por llamarlo de una manera— y observo que son las nueve de la mañana, así que decido levantarme para empezar de buena forma el día. Tomo mi uniforme, un poco de dinero y me encamino rumbo al pueblo.

—Buenas, soy la chica que ayer preguntó sobre usar la ducha —comento amablemente a la chica que se encuentra en la recepción.

—Oh, claro. En el segundo piso, la segunda puerta a la derecha —dice la chica mostrando una gran sonrisa. Yo le agradezco y me dirijo a dicho lugar.

Subo unas pequeñas gradas de madera y recorro el pasillo hasta llegar a la puerta, abro esta y me encuentro con un lindo baño. El lugar es pequeño, pero muy bien acomodado, al fondo se encuentra una bañera blanca, junto a ella hay una mesita de madera en donde se muestran algunos jabones de colores y un champú con olor a menta. A la par de la puerta hay un espejo de tamaño mediano y debajo de este hay un lindo lavamanos de mármol. Finalmente, junto al lavamanos hay un retrete color blanco. El ambiente es elegante y a la vez relajante, lo cual me encanta. Nunca había estado en un baño tan lindo como este.

Coloco mi ropa en la tapa del retrete y poco a poco me quito mi actual ropa, con la cual llevo hace dos días. Sé que es algo desagradable, pero no tenía donde bañarme. Entro a la bañera para tomar un relajante baño y a la vez relajarme.

Una vez lista, salgo de la ducha y seco mi esbelto cuerpo con una toalla, y al finalizar la ato a mi alrededor. Me miro en el espejo y una sonrisa aparece en mi rostro. Jamás creí que esto lo fuera a conseguir.

Tomo mi uniforme y me visto con él. Me siento extraña, nunca he vestido con algo tan corto, y con corto me refiero a una falda que llega arriba de las rodillas. Siempre mis vestidos han sido largos y opacos, y este es todo lo contrario.

Tomo la toalla y seco mi cabello, luego lo intento peinar con mis dedos, porque no tengo un cepillo.

—¡Auch! —exclamo al toparme con un nudo en mi cabello.

Una vez lista, tomo mi ropa y salgo del baño. Al llegar a la recepción, pago el servicio, el cual no lo considero nada económico y me retiro del lugar.

—Creo que esta ducha me durará por lo menos tres días —digo en voz baja al salir de hotel. Claro, la ducha fue de lo mejor, pero prefiero tomar mi dinero para otras cosas o por lo menos, para una ducha menos costosa.

Miro el poco dinero que me queda y decido gastarla en algo para comer, así que me dirijo a una pequeña tienda, en donde compro unas galletas de chocolate y dos manzanas, al salir del lugar como una de estas manzanas y me dirijo al cementerio para poder visitar a mi fallecida madre.

Alma de Guerrera | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora