El sol poco a poco ilumina toda la habitación dejándome ver detalles que antes no percibí. El lugar tiene un ambiente natural, flores y cactus decoran cada esquina de la habitación, un delicioso olor a vainilla surge de candelas y varias fotos decoran una pequeña mesa de madera.
No he dormido nada, ya puedo imaginar las grandes ojeras que llevo encima y mejor no hablemos de mis ojos posiblemente hinchados, por llorar toda la noche o por lo menos, si una gran parte de ella.
Llevo ya varias horas pensando en escapar de la casa de Mélodie, no estoy acostumbrada a depender de nadie. En el orfanato lo hacía porque no tenía de otra, pero aquí me siento incómoda. Así que tomo mi maleta, abro la puerta de la casa lentamente y salgo de la linda casita.
El pueblo está desolado, no hay nadie por las calles. Lo cual agradezco. Decido dirigirme al pequeño hotel, en donde por días tomo mis duchas. Ellos como siempre, me reciben amablemente y me bridan una toalla. Como lo hago siempre me dirijo al baño, en donde cierro la puerta y me miro al espejo. Mi rostro da pena, tengo un pequeño moretón en una de mis rojas mejillas y junto a mis grandes ojeras terminan por decorar mi rostro y con ellas, mis párpados hinchados.
Decido comenzar a llenar la bañera y poco a poco me quito la ropa. Lo cual provoca recuerdos asquerosos de ese muchacho. Me meto en la bañera y ya no soy capaz de disfrutar ese momento como lo hacía antes. Él estuvo a punto de violarme, ¿y si lo hubiera hecho? Seguramente, estaría y me sentiría peor de lo que estoy ahora.
Sinceramente, me siento tan débil y traicionada, toda mi vida pensé que cuando saliera de ese lugar, sería invencible, sería libre. Me siento tan patética, compré ese arco pensando que, si esa persona que me espiaba por las noches, pudiera alejarlo, pero jamás pensé que eso terminaría en algo de ese tipo.
—¡Qué asco! —dijo entre sollozos.
Pero, lo peor de todo, es recordar la cara que tenía ese chico mientras tocaba todo mi cuerpo y yo insistía que me dejara.
Al salir del hotel y me dirijo a una pequeña tienda muy cerca de ahí y compro un lindo overol con sus pantalones cortos y una blusa amarilla. Sé que no es lo más sabio gastar los pocos euros que tenía, pero a decir verdad no me siento tan cómoda vistiendo una falda después de lo que pasó anoche.
Junto a todas mis cosas, me dirijo al río Indre. Este extenso río está muy cerca del pueblo e incluso del castillo de Ussé, ya que las vistas son de lo mejor. Me siento a las orillas de este y me preparo un emparedado. Sentir la fría brisa me hace bien y el dulce sonido del agua me provoca relajación, lo cual me encanta.
Cuando finalizo decido practicar un poco de arquería, así que busco un punto el cual será mi blanco y decido comenzar a disparar flechas a él. Me siento muy orgullosa por mi avance en la arquería, ya que cada vez me acerco más al punto. Continúo así algunas cuantas horas y después comienzo a practicar ukelele y en el momento menos esperado, nuevamente el olor a café me acompaña.
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Alma de Guerrera | Terminada
Novela JuvenilUna valiente jovencita de un campestre pueblo de Francia, decide iniciar el camino de su vida fuera de las murallas de un descuidado orfanato. Después de escapar del tétrico lugar, se encuentra con varios obstáculos que la pondrán a prueba. Sin emb...