Ayer fue un día... ¿cómo podría describirlo en una sola palabra? Quizás maravilloso, perfecto o mágico. Cada detalle de la cita con Nate fue espectacular y tan especial. Además, de que aún me encuentro en proceso de superación por el gran talento que él tiene. Sin embargo, me duele que no pueda mostrarlo al mundo.
Pero, claro, no solo desperté feliz por eso, sino porque hoy es mi primera clase de arquería. Estoy tan nerviosa que me tiemblan las manos, jamás pensé en tomarme la arquería tan en serio, en un principio fue una simple forma de gastar mi tiempo libre.
Me alisto con rapidez y me dirijo de inmediato al establo de caballos.
Una vez allí, miro la puerta y en esta hay una nota para mí, en realidad es una lista de quehaceres. Así que decido comenzar de inmediato, tomo la correa de cada caballo y los llevo de uno en uno al campo ecuestre, el cual está cubierto enteramente de nieve. Luego, vuelvo al establo y comienzo de inmediato a limpiar cada uno de los compartimentos en donde descansan los caballos.
Con ayuda de un rastrillo, limpio el heno del suelo. Después de haber terminado con los diez compartimentos, coloco agua y alimento en sus respectivos comederos.
—Vamos, bonito —digo con dulzura al tomar la correa de uno de los caballos.
Cuando finalmente cada caballo está en su lugar, acomodo un poco las herramientas y cosas que utilicé.
—Adiós, caballitos —exclamo antes de cerrar el establo. Luego, me dirijo a mi habitación para poder cambiarme, ya que en pocas horas vendrá mi nueva maestra. Para mi suerte, Nate habló con sus padres para dejarla entrar al castillo y ellos estuvieron de acuerdo, mientras que no pase del bosque.
Así que me quito mi actual ropa y me visto poco a poco con el traje de arquera que Nate me obsequió.
Almuerzo lo más rápido que puedo, tomo mi arco y flechas, y salgo de mi habitación para dirigirme a la entrada del castillo, en donde Nate se encuentra esperándome.
—Te ves como una arquera profesional —dice mirándome con cierto resplandor en sus pupilas.
—Jamás habría tenido esta oportunidad sin tu ayuda —respondo.
—No fue nada, nunca me gustaría ver que tu sonrisa se apague —añade abrazándome. Me encanta tenerlo cerca de mí, él me hace tan bien.
Nos separamos cuando vemos que una mujer de unos veinticinco años se acerca al castillo. Ella es alta, rellenita, cabello negro y con ojos color avellana.
—Debes ser Molly, soy Camille —dice con una gran sonrisa—. Hola, Nate. Un gusto volverte a ver —añade con una reverencia.
—El gusto es mío, Camille. Bueno, las dejo —exclama Nate y se aleja de nosotros.
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Alma de Guerrera | Terminada
Ficção AdolescenteUna valiente jovencita de un campestre pueblo de Francia, decide iniciar el camino de su vida fuera de las murallas de un descuidado orfanato. Después de escapar del tétrico lugar, se encuentra con varios obstáculos que la pondrán a prueba. Sin emb...