Todas las miradas estaban sobre nosotros cuando regresamos con el resto pero realmente me importó bien poco; efectos de una buena cojida. Nadie preguntó nada ni hicieron bromas sobre el tema, todos estaban como si ya supieran de todo incluso antes que yo y en serio se los agradecí, no quería ponerme a explicarles esto que ni yo entendía aún.
Bailamos hasta entrado el amanecer y cuando faltaban unas dos horas para el cierre del local, YoonGi tomo mi mano y me sacó del lugar despidiéndose de todos con un simple "Ya es hora de dormir". No le llevé la contraria ni dije nada al respecto, en serio quería irme de allí y repetir lo de unas horas atrás. Nam le preguntó si íbamos a ir a su departamento o al nuestro a lo que el pelinegro le dijo que solo pasaríamos a buscar un cambio de ropa para mí, a lo que el otro le respondió con un asentimiento y un "Tranquilo, planeamos quedarnos hasta el cierre", eso solo podía significar una cosa, me estaba dando permiso de follar en casa.
El camino hasta donde estaba su auto aparcado fue bastante silencioso pero no incómodo, YoonGi aún mantenía el agarre de nuestras manos y eso me hacía sentir un poco menos avergonzada. Cinco minutos después estábamos frente a su auto, en una zona de la calle totalmente oscura, mi espalda pegada a la puerta del copiloto y su lengua en mi garganta. Ahogué un gemido al sentir la intromisión de dos de sus dedos dentro de mis bragas, acariciando mis labios, mojando sus dedos con mi humedad antes de comenzar a trazar círculos sobre mi clítoris.
Su boca no perdonaba tampoco. Mientras me llevaba a la gloria en la parte baja de mi cuerpo, con sus dientes maltrataba la zona de mi cuello, clavículas y hombros.
-Si piensas follarme abre el puto coche de una buena vez- Le pedí y la urgencia en mi voz delataba lo necesitada que estaba de él en ese momento
-Lamento decirte que no pienso follarte, ni aquí, ni ahora- Metió de una sola sus dos dedos encontrando ese punto de placer en mi interior volviendome aún más loca con sus caricias -Esto es solo una probadita de lo que te viene ahora pequeña, tenemos hasta las ocho para que tu compañero regrese al departamento-
El muy condenado dió un último toque en mi interior y saco sus dedos de un tirón a sabiendas de que me faltaba poco para llegar, hijo de puta.
Abrió la puerta del auto y me hizo entrar colocándome él, el cinturón de seguridad. Los minutos que duró el viaje fueron una tortura, en un movimiento ágil, terminó rompiendo mis bragas y me obligó a ir todo el tiempo con las piernas ligeramente abiertas. El continuo roce de sus manos que no llegaban a tocar esa zona tan necesitada y la brisa helada de la calefacción que apuntaba directo a mi centro fueron lo mejor y lo peor. Era como subir al cielo para que de un tirón te mandaran al infierno, pero eso no quedó ahí.
Una vez dentro del departamento fui follada salvajemente, sin piedad, sin clemencia. Mis gritos, estaba segura, despertaron a todos en el edificio, pero nada se comparó a ese momento cuando entre jadeos suplicantes por qué me dejara descansar unos minutos, que introdujo con ayuda de su lengua un pedacito diminuto de hielo. El frío contacto me volvía loca junto a su hábil lengua que no dejaba en paz mi clítoris.
Antes de que este se derritiera por completo se introdujo despacio en mí, disfrutando el también de la helada experiencia. Sus caderas se movían despacio en mí interior, sus besos mojados que iban desde mi boca a mis pechos fueron un regalo divino. Después de varias rondas de sexo desenfrenado unas caricias lentas no venían mal. Ambos nos corrimos un rato después de toques suaves y bombeos cuidadosos, pero lo más sorprendente fue sentir un beso tierno sobre mi frente antes de salir de mi interior.
-Ve y date un baño, busca ropa cómoda que te sirva para dormir y algo que te puedas poner a la tarde, hay un lugar al que tenemos que ir- No pregunté nada, solo hice lo que me dijo sin protestar ni quejarme ante la falta de datos referente a dónde iríamos.
Para cuándo salí del cuarto de baño mi cama ya estaba hecha y no quedaba ni rastro del desastre que habíamos hecho en mi habitación. Él me esperaba sentado en la sala, traía puesta una muda de Namjoon, la cual se notaba no era de su talla pero aún así no era impedimento para que luciera impecable con él.
Cuando me vió salir del cuarto se acercó a mi tomando la pequeña mochila en sus manos. Su rostro iluminado por los rayos de sol que se colaban por los espacios que no cubría la cortina de la sala hacía que luciera angelical, su piel, blanca de por sí, se veía aún más blanca y sin rastro de imperfecciones en él. Era un jodido dios. Sus ojos adoptaban un color café debido a la luz que chocaba con ellos y no pude evitar quedarme mirándolo más de la cuenta.
-Debemos irnos ya, casi es la hora de cierre del bar y no querrás toparte con Namjoon entrando casi desnudo por la puerta junto a su ligue de la noche- El solo imaginarme esa escena me causó escalofríos por todo el cuerpo
-Tienes razón, vámonos ya- Y sorprendiéndome una vez más, YoonGi tomó mi mano mientras me guiaba fuera del departamento con dirección a su auto.
Su mano no se alejó de la mía estábando dentro del coche ni cuando nos metimos a dormir en su cama, al contrario, se colocó de frente a mí, pegándome a su pecho y pasando su mano por mi cintura, haciendo que mi corazón se acelera al sentir sus labios sobre mi frente al depositar un beso luego de ese "Duerme bien" que me dedicó antes de caer totalmente rendido.
Amo a esta versión amorosa de Min YoonGi pero también amo al neandertal que también puede llegar a ser, es que este hombre aún siendo una roca lograría hacer que mi corazón se vuelva loco pero por desgracia su lado hijo de puta va a ser el más visto, al menos por ahora.
Gracias por leer y cuidense mucho.
No salgan de casa.
Les amo❤️
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FanfictionElla era una niña que vivía en su propio mundo Él un chico que solo buscaba un poco de diversión Dos almas muy diferentes que se encuentran con el objetivo de llenar el vacío con el que cargan "Debes tener en cuenta en dónde te metes niñita, eres m...