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Hacia ya unas horas habíamos llegado al resort y aun no paraba de sorprenderme; lo primero fue el hermoso paisaje blanco, producto de toda la nieve acumulada en los alrededores que daban un aspecto de ensueño al lugar seguido por el gran recibidor del hotel, hecho en su totalidad de madera y siendo adornado, debido a la fecha, con luces navideñas, muérdagos por doquier y un impresionante árbol en medio del gran salón, lleno de regalos a los pies del mismo y terminando por la hermosa habitación en la que me encontraba justo en este momento.

El suelo, justo como el resto del lugar era de madera, pero con la diferencia de que era lo suficientemente cálido como para ir sin zapatos. Frente a nosotros un impresionante ventanal de cristal dejaba ver las montañas nevadas que estaban fuera y la pista de patinaje que se abría paso entre todos aquellos pinos helados. En el lado izquierdo del cuarto estaba la cama, enorme y llena de almohadas de color blanco que hacían contraste con la sabana gris oscuro que cubría el colchón. Justo a unos pasos de distancia, el armario de madera oscura se alzaba hasta casi tocar la otra pared y un pequeño tocador seguido de la puerta de entrada. A la derecha había solo una puerta la cual conducía al baño y al igual que el resto del lugar era impresionante, pero el premio mayor se lo llevaba la tina, que era lo suficientemente enorme como para que cuatro personas entraran en ella sin ningún tipo de inconvenientes.

YoonGi me miró con una sonrisa pícara y no necesitó más que una sonrisa de mi parte para que nuestras ropas salieran de la ecuación y los besos ocuparan el lugar de las palabras en lo que esperábamos el agua nos terminara cubriendo el cuerpo junto a la espuma que hacían las bombas de jabón con olor a frambuesa.

Una hora más tarde y luego de una buena seción de besos y caricias bajo el agua jabonosa ambos salimos al encuentro de mi hermana y su novio que nos esperaban para ir a esquiar.

–Solo tengo una cosa para decir– todos fijaron sus ojos en mí mientras el teleférico nos llevaba hasta la cima de una de las colinas para luego lanzarnos cuesta abajo en esos trineos que de seguros no tenían nada –Si muero después de esto, quiero que mis cenizas sean esparcidas por todos los lugares del mundo, así podré ir al menos después de muerta.– un silencio sepulcral de hizo luego de mis palabras que fue interrumpido por las carcajadas de todos.

–Hermanita, no hay que ser tan dramática, además, ni es como si fueras a morir porque te caigas de tu trineo, como mucho, llegarás rodando hasta el final de la colina, sana y salva– me dijo mi hermana mientras se limpiaba las lágrimas por lo fuerte que había reído. A mi lado YoonGi solo me dió un beso en la sien para susurrarme al oído –Esa es mi drama queen–

Y si, debo admitir que exageré un poco bastante en mi reacción porque me divertí montón bajando esa pendiente. El trineo se nos volcó varias veces y tuvimos que correr tras él sin suerte alguna para terminar riendo ante lo tontos que nos veíamos haciendo eso.

Ahora estábamos mi hermana y yo tomandonos un delicioso chocolate caliente mientras que Jungkook intentaba enseñarle a YoonGi a patinar, pero este solo estaba ahí, sobre el hielo, pegado a una de las barras de seguridad mirando al menor con cara de pocos amigos y siendo el causante de que esa pequeña vena apareciera en la frente del otro ante lo irritado que estaba.

–En serio te gusta YoonGi eh?– al escuchar tuve que desviar la mirada de esa escena que estaba ocurriendo ahí fuera para fijarla en esos ojos castaños que ahora me observaban

–Pues si, él me gustó desde el primer momento en que lo ví. Al principio fue una simple atracción física pero luego fue evolucionando en algo más hasta lo que siento ahora y tengo miedo, Eun, porque aunque se que él no me va a lastimar siento que algo puede salir mal– poder exteriorizar todo eso que sentía fue desestresarme, el tener que guardarme todo eso por dentro estaba siendo para mí un martirio

–Pero se nota que te quiere, siempre que te ve un brillo se instala en sus ojos. Te mira con adoración, así que no tengas miedo, ustedes están destinados a ser– quería confiar en mis hermana, poder relajarme pero había algo que me lo impedía, sí disfrutaba cada momento con él, pero lo hacía siempre pensando que este podía ser el último a su lado.

Y que razón tenía al pensar así.

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