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La tensión era más que palpable entre ambos y el constante roce de nuestros labios no ayudaba mucho a que ésta disminuyera, así que terminé eliminando la escasa distancia que nos separaba a ambos y lo besé. Sus labios sobre los míos sabían a gloria y un gemido involuntario se escapó de mis labios cuando en un muy atrevido movimiento de su parte agarró mi trasero y mordió mi labio inferior. Un torbellino de emociones, eso era lo que sentía en ese momento mientras nos besábamos como locos, aún cuando estábamos en medio de la pista y todos nuestros amigos podían vernos.

Cuando se separó de mí, pude sentir como mis mejillas estaban bastante calientes y mi agitada respiración golpeaba muy cerca de su rostro, mezclándose con la suya. Una sonrisa socarrona asomó una vez más por sus labios y volvió a acercarse a mí para hablarme al oído –Creo que has tenido bastante diversión por esta noche, princesita, ahora recoge tu bolso y despídete de todos, te espero en el auto–

Como toda una autómata hice lo que me ordenó, aún sin caer en cuenta que el muy desgraciado no tenía los mismos planes para esa noche que yo. Mi cara de decepción fue más que obvia cuando advertí que su intención era dejarme en casa, sin siquiera el plantearse la posibilidad de quedarse a dormir, al menos, en la habitación de Namjoon, así que luego de despedirse de mí con un beso en la frente y un " Me lo vas a agradecer mañana" que no logré comprender en su momento, cerró la puerta de mi departamento a sus espaldas luego de salir al pasillo que daba a las escaleras dejándome aún más descolocada de lo que ya estaba hacía unos minutos."

PRESENTE

Aún con la duda asomando en mi rostro corrí a sentarme junto al pelinegro que llevaba toda la noche rondando mis pensamientos y maldita sea la hora en que lo hice, toda la clase se la pasó con sus ojos sobre los míos, mirándome con esa sonrisa que hacía temblar mis piernas, además de toques furtivos en mis brazos cada que su lápiz "se le escapaba" de las manos pero el punto culminante que hizo que todo rastro de autocontrol se rompiera fue cuando "accidentalmente" lo dejó caer al suelo, rozando con sus dedos desde mi tobillo hasta el inicio de mi falda de manera lenta y tortuosa.

–Necesito ir al servicio– Le hablé a la profesora y a penas tuve su permiso corrí por los pasillos hasta llegar a mi destino y encerrarme en uno de los cubículos. Ese hombre iba a matarme a este paso y eso que solo llevamos un cuarto de mañana.

Mientras pensaba en como aguantar el resto del día sentí el click del cerrojo del baño lo cual interrumpió mi intento fallido de apartar mis pensamientos de cierto chico, así que salí como una flecha a ver qué ocurría pero oh, sorpresa, él estaba ahí, con su sonrisa burlona observando como la sorpresa cubría mi rostro.

–Esto debe de ser una broma muy pesada de tu parte y creeme que no quiero ser parte–

Una risa retumbó por todo el lugar haciendo que me estremeciera en mi lugar–Deja que te explique algo pequeña alborotadora...–

–A quien crees que le dices alborotadora?!–

–Oh! La gatita sabe cómo gritar, ahora me queda la duda de cómo se supone que se escuchan tus gemidos contra mi oído–

A pesar de que una sensación de hormigueo recorrió mi cuerpo y algo latió en mi vientre bajo decidí ser yo ahora quien lo dejara con ganas de más así que a paso decidido me acerqué a él susurrando muy cerca de su cara–Tantas no deben de ser tus ganas de escucharme gemir pidiéndote más cuando ayer me llevaste temprano a casa, acabando con la diversión–

Una de sus manos se posó en mi cadera, dónde acariciaba muy deliciosamente y con la otra pasó a acunarme el rostro pasando su pulgar por mi labio inferior provocando que él mordiera el suyo cuando metí su dedo en mi boca, chupándolo un poco–No juegues con fuego gatita, o puedes resultar herida–

–La polilla siempre va hacia la luz a pesar de que puede morir, y si me quiero quemar con tu fuego no debe de ser tu tarea advertirme sino prender más la llama para llamar mi atención y que no me desvíe del camino–Mis palabras y acciones causaron efecto en él, podía sentir como algo comenzaba a despertar ahí abajo y eso me encantaba, así que moví un poco mis caderas causando una casi imperceptible fricción, que lo hizo cerrar los ojos por un segundo

–Ah, pequeña e inocente Yiren, no juegues conmigo, puedo ser muy malo si me provocan y no creo que puedas con eso–

–Ah, seductor chico pelinegro, que aparente ser inocente no quiere decir que lo sea, no me conoces aún así que no saques conclusiones precipitadas sobre mi persona, ya sabes cómo dicen, nunca juzgues un libro por su portada–

Tenía la intención de marcharme dejándolo con la palabra en la boca pero al parecer esos no eran sus planes y eso me hizo replantearme si realmente yo tuve el control de la situación en algún momento. En un ágil movimiento logró arrinconarme entre la repisa del lavamanos y su cuerpo, bloqueando mis dos posibles salidas con sus brazos y entonces pasó, sus labios se estamparon sobre los míos y no fue nada gentil, pero me encantó, lo cual trajo como consecuencia que algo se prendiera en mi interior. Un gemido ahogado salió de mi boca cuando coló sus manos en mi trasero sentándome en el muro para luego pegarme a él, haciendo que sintiera su dureza pegada a mi intimidad.

–Si quieres jugar con fuego y no te importa ni un poco quemarte entonces no tengo por que ser amable ni preocuparme por tus heridas luego, o si?–

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