Bastaron tres segundos para que Adrien se levantara, avisara al Maestro que se estaba marchando, usara su transformación y cruzara París lo más rápido posible. Lo lógico para todos era que él apareciera por ahí, pero él no estaba pensando en su labor de héroe, sólo estaba pensando en Marinette.
Al llegar al lugar, se topó con un montón de policías, reporteros y ciudadanos que se acercaron a él para hacerle preguntas y saber su opinión sobre lo ocurrido. Sin embargo, les ignoró y se abrió paso entre ellos, manteniéndose lo más serio posible hasta llegar a la puerta de la casa y golpearla suavemente. Esperó un tiempo, pero luego se dio cuenta de lo inútil que era pretender que ella saliese una vez más a enfrentarse a ese montón de gente, así que tendría que optar por lo clásico.
Usando su bastón logró llegar hasta el balcón y abrir la compuerta que lo llevaría hasta la habitación de Marinette. A penas colocó un pie dentro, escuchó un grito, lo que lo hizo apresurarse a bajar creyendo que podría estar en peligro. Pero a diferencia de cualquier escenario que se le cruzó por la cabeza, al bajar por las escaleras de la cama vio otra vez a ese joven de cabello negro con puntas color turquesa parado como si estuviera preparado para defenderse, y tras de él, estaba Marinette, temblando, envuelta en una sábana.
—¡Lo siento, lo siento! No era mi intención asustar a nadie— se disculpó Chat Noir instintivamente, notando el error que había cometido.
Sin haberlo pensado antes, logró recordarle a Marinette el momento exacto en el que sintió la presencia de otra persona en su habitación aquella madrugada, pero ella, tímida y amable, sólo asintió para demostrar que sabía que esa no era la intención de su visita.
Luego de esa pésima entrada, la mente del rubio quedó en blanco, ¿qué había ido a hacer exactamente ahí? No, en realidad, eso sí lo sabía, el problema era que ya había alguien más en esa habitación haciendo lo que él pretendía hacer. Por un momento se imaginó llegando para sostener a la azabache entre sus brazos y prometerle que la protegería, pero nunca existieron las condiciones para que fingiera ser un verdadero héroe, pues ella ya tenía el suyo.
El mundo se convirtió para Chat Noir en una película muda, en la que veía desde lejos pero a la vez desde muy cerca a Luka abrazando a Marinette mientras acariciaba lentamente su cabello. Estaba perdiéndose cada vez más profundo en sus pensamientos mientras grababa esa imagen en su cabeza, hasta que el eterno silencio se transformó en un pitido ensordecedor y todo lo que podía ver sólo era una luz blanca que cubrió toda la habitación.
Aquella luz y sonido lo empujaron hasta un rincón donde cayó junto a los escombros de lo que hace menos de un segundo atrás podía llamar la casa de Marinette. Ya no sabía si el dolor en su cabeza era por la grieta de su anillo, por no haber dormido o por el golpe que se acababa de dar. Estaba pasando otra vez, todo estaba siendo destruido, y sabía que era su culpa; debido a su visita de la noche anterior atacaron a la azabache y lo que estaba ocurriendo ante sus ojos también se debía a él. Estaba pensando muchas cosas, su mente simplemente no se detenía, al contrario de su cuerpo que estaba paralizado.
—No hay tiempo para presentaciones largas, soy Viperion— dijo un joven con un traje de héroe verde oscuro, colocándose frente a él y extendiéndole la mano para ayudarlo a levantarse —Nunca antes sentí que mi presencia fuera necesaria, pero ahora entiendo la razón, este es el momento indicado.
Tanto o más perplejo que antes, el rubio tomó la ayuda que le estaban ofreciendo. El famoso aliado que le había pedido al Maestro finalmente había aparecido, y sí, era muy oportuno.
—Demasiado oportuno— susurró Chat Noir apretando la mano de su aliado más de lo que debería. No podía confirmar su sospecha, pero a la velocidad que estaba trabajando su cerebro justo en ese momento la verdad le pareció evidente. De todos modos, sabía que mantener todo en secreto era la regla número uno —¿Marinette está a salvo?
Su nuevo compañero se limitó a asentir. Desde ese momento, ambos jóvenes se vieron obligados a centrarse en lo que estaba pasando a su alrededor. La casa estaba en ruinas, la gente que antes estaba ahí se había dispersado, dos metros frente a ellos se encontraba una versión más grande y descontrolada del lanzador de bombas, detrás de él estaba Hawk Moth con su imponente mirada, y más allá de él, Tom y Sabine estaban inconscientes y amarrados.
—Parece que no soy el único con un nuevo aliado— dijo Chat Noir alzando la voz, asegurándose que fuese audible para su adversario.
—No te equivoques, las cosas que debemos enfrentar no siempre son visibles— habló Hawk Moth, con aires de grandeza y una sonrisa en su rostro —Le advertí a esa muchacha que estaría cerca. Pero no se preocupen, podemos hacer esto rápido, sólo deben darme sus miraculous a cambio de sus padres.
Viperion y Chat Noir compartieron miradas, sin embargo ninguno de los dos lo dudó ni por un segundo, debían mantener su fortaleza como héroes a pesar de todo, había mucha gente que confiaba en ellos y sin sus poderes no podrían hacer nada. Cada uno pensó en la situación una y otra vez, no tenían tantos recursos ni mentes tan privilegiadas, pero sabían que dentro del millón de caminos que podían tomar tenía que existir alguno que los llevara al triunfo.
—Tengo una idea— dijo el héroe de verde, mirando hacia el frente con determinación.
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No importa cuándo [MLB]
FanfictionFanfic Miraculous Ladybug. ¿Y si ese día Marinette no hubiese recibido ningún miraculous? Chat Noir, el reconocido y único héroe de París definitivamente no había sido diseñado para combatir el mal solo, o al menos eso era lo que él pensaba desde qu...