No importa cuándo [MLB]

Capítulo 11

Viperion no podía decir mucho sobre su plan, sobretodo considerando que su oponente estaba a pocos pasos de él. Tenía ciertas dudas respecto a sus capacidades como héroe, si bien el maestro le había dado algunos consejos, oír cosas y llevarlas a cabo era bastante distinto, en especial siendo la primera vez en ello. Sin embargo, si algo era seguro, era que debía actuar.

Se colocó calmadamente delante de su compañero y activó su habilidad especial escondiendo sus brazos detrás de su espalda y hablando lo más bajo posible, intentando que Chat Noir notara ese gesto pero no el enemigo.

Desde su punto de vista, no tenían a nadie que proteger además de los padres de Marinette, pues todos habían huido de ahí. Tampoco tenían que proteger el lugar, pues aunque no quisieran, ya estaba destrozado. El villano les estaba ofreciendo hacer un intercambio, ¿pero qué les impedía lanzarse al rescate, cargarlos y llevárselos lo más lejos posible? Absolutamente nada. Tiempo para vencer al villano habría luego, y si salía mal, gracias a su habilidad podrían volver a intentarlo.

—¡Chat Noir!— gritó Viperion, captando la atención del felino y de todos los presentes.

El rubio tenía mucho miedo de ser incapaz de comprender lo que Viperion planeaba sin que él le dijese una sola palabra, así que a penas él se movió, se limitó a seguir sus pasos. Esquivando completamente al akumatizado y Hawk Moth, le vio llegar hasta donde estaban los padres de Marinette y tomar a Sabine rápidamente. Chat Noir, siguiéndolo mientras intentaba cubrir su nerviosismo, llegó y tomó a Tom como le fue posible.

El portador del miraculous de la serpiente le dedicó una severa mirada, esperando que entendiese lo que debía hacer, y el rubio fue capaz de entenderlo, yéndose lo más rápido posible de ahí. Viperion, aliviado, también comenzó a avanzar pero en dirección completamente contraria a la de su compañero. Si iban en distintas direcciones, el villano no sabría a cuál de los dos seguir.

Una vez que ambos héroes dejaron a los adultos fuera de peligro, volvieron para enfrentarse al enemigo, pero ya no había nadie allí.

—Al menos fuimos capaces de rescatarlos— dijo Viperion, intentando que ninguno de los dos se sintiese incompetente —Gracias por entender mi plan.

—Era lo mínimo que podía hacer— respondió Chat Noir, manteniendo una expresión de preocupación en su rostro —Con esto, una gran parte de París ya no existe...

El silencio consumió el lugar, y tras un suspiro por parte de cada uno, se alejaron en distintas direcciones sin siquiera hacer un gesto que indicara que se estaban despidiendo.

***

Para Marinette las cosas no habían sido nada fáciles esa jornada. Recién eran cerca de las once de la mañana y ya había sido atacada, amenazada, habían secuestrado a sus padres y medio París la había visto llorar en las noticias, en pijama.

—Y bien, ¿estás segura de que no sabes como llegaste aquí?— preguntó Alya, ofreciéndole un café a su amiga que había llegado repentinamente hasta su casa.

La azabache miró hacia arriba como si estuviese intentando mirar su propio cerebro. Antes estuvo tan concentrada en pensar las cosas que estaban mal que sus recuerdos de horas atrás eran escasos. Recordaba haber estado con Luka en su cuarto y haberse asustado tras la aparición de Chat Noir. Un poco después de eso, todo lo que veía se transformó  en una luz que la hizo salir disparada hacia algún lugar. Escucho una voz familiar gritando unas palabras pero fue incapaz de darse cuenta cuáles eran, pues un pitido acaparó sus oídos.

—No, no lo sé— susurró Marinette, apenada —Pero creo que la panadería ya es otro de los lugares que está destrozado, explotó al igual que todos los demás... Y un segundo después de que eso pasara, me encontraste fuera de tu apartamento.

Lo único que recordaba en el trayecto era haber entreabierto los ojos y haberse topado con una verde mirada que no pudo reconocer. Por un momento pensó que Chat Noir la podía haber llevado hasta ahí, pero se dijo a sí misma que no, no era él.

La joven siguió unos minutos perdida en sus pensamientos mientras se bebía el café. No quería ver las noticias para encontrarse con su hogar destruido ni oír a desconocidos haciendo teorías extrañas sobre la desaparición de sus padres. ¿Qué había pasado con Luka? ¿Chat Noir pudo salvarlo de la explosión? ¿Había logrado poner al villano en su lugar de una vez?

Su tristeza se convertía lentamente en rabia e impotencia por no poder hacer nada con sus propias manos y sólo tener que esperar a ser salvada. Al pensar en esos alborotadores, sentía como sus manos se llenaban de una determinación que no existía, una valentía, una fuerza y un poder ficticio que inventaba dentro de su cabeza, la sensación de que algo muy importante le faltaba.

Antes de que pudiese agregar otra cosa más a su lista de preocupaciones, el timbre del apartamento de Alya sonó. Algo en su interior la obligó a pararse y ser ella la que abriese esa puerta, e ignorando las pocas posibilidades que habían de que alguien la buscase allí, colocó todas sus esperanzas sobre esa manilla.

—¡Marinette!— fue lo único que escuchó la joven antes de verse envuelta por los brazos de sus padres.

Tom y Sabine, escoltados por una docena de policías, habían llegado hasta el lugar y se habían abalanzado sobre su hija. Todo lo que se escuchó después de eso fue el llanto colectivo de los tres miembros de la familia, que se seguían abrazando como si de eso dependiesen sus vidas.

—Estaba tan asustada— susurró Marinette, cuando finalmente se separaron —¿Están bien? ¿Cómo se libraron de  Hawk Moth? ¿Cómo supieron que estaba aquí?

—Chat Noir y el chico de escamas nos rescataron— respondió Tom.

—Sí, y fue el nuevo el que me dijo que estabas aquí antes de dejarme a salvo con la policía— comentó Sabine, dedicándole una sonrisa a su hija.

Marinette observó a Alya para compartir una mirada de incertidumbre respecto a quién se referían sus padres, y ya que ninguna de las dos sabía algo, parecían listos para conversar sobre el siguiente tema en la lista.

—Tendremos que buscar un lugar donde quedarnos— dijo la madre anticipándose a las preguntas de su hija —No tenemos absolutamente nada, así que más vale irnos ahora mismo y ver dónde podemos comenzar a vivir.

—¡Nada de eso!— exclamó la madre de Alya, Marlena, saliendo desde una habitación —Este apartamento es lo suficientemente grande como para tres personas más.

Sin importarle la opinión de sus padres, Marinette se negó a la idea de poner en riesgo a la familia de su amiga, asumiendo que ella o sus padres volverían a ser objetivos del enemigo.

—Desde que Le Grand Paris fue destruido todos nosotros aceptamos la situación en la que estamos— habló Marlena en nombre de su familia —Si se quedan aquí también nos ayudarían a nosotros. ¡Podríamos montar una excelente proyecto en relación a la comida!

—No se preocupen tanto— insistió Alya en apoyo a su madre —Si vamos a estar mal, al menos estemos juntos.

Soltando una pequeña lágrima, Marinette abrazó a su mejor amiga sin pensárselo dos veces. Era consciente de que las cosas solo iban a empeorar, pero tener tanto apoyo cerca de seguro era un gran alivio.