capítulo 3 Reencuentros

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Ana POV

-Ana– me llamo nuevamente.

-¿Qué haces aquí? – pregunte con algo de brusquedad.

-No dejo de pensar en ti – dijo y me sorprendió. Eso no me lo esperaba -. Necesitaba encontrarte y verte – siguió -. ¿Y la pequeña? – dijo

-En la guardería – conteste -. ¿Por qué viniste? – insistí.

-Te lo dije – respondió.

-¿Jose que quieres, como supiste que estoy acá y como sabes de mi niña? – salió todo rápido.

-Quería asegurarme como estabas, todo fue mal, fui demasiado impulsivo y para cuando me di cuenta ya habías desaparecido, ha costado encontrarte y bueno cuando tuve la información también decía que habías tenido una niña – dijo -. Me gustaría conocerla – y yo la verdad no estaba segura.

-Lo voy a pensar – dije -. Ahora tengo que ir por ella.

-Tus padres están preocupados – dijo y suspire. Ellos me echaron, no tengo porque sentirme culpable.

-Hablamos después – dije -. Te hospedas en el hotel del pueblo – solo había uno.

-No en la push – dijo -, tengo unos amigos que viven allí y me hicieron lugar.

-Dame tu número y te llamo cuando este lista para hablar – dije y me entrego una tarjeta donde estaba su número -. Te aviso ¿Cuándo te vas? – pregunte.

-Todavía no lo se – dijo encogiéndose de hombros.

-Tengo que irme – empecé a caminar hacia mi camioneta.

-Ana – me llamo y me di vuelta -. Todavía eres mi mejor amiga – aseguro.

-No lo creo – conteste. Él también me había sacado de su vida, ya no era lo mismo.

Subí a mi camioneta y empecé a manejar hacia la guardería. Sentía que me seguían, incluso cuando hable con Jose, sentía que alguien nos observaba, pero eran solo ideas mías. Recogí a mi pequeña y fuimos a casa. Estuvimos jugando y decidí no sacarla a pasear para que no tomara frio de nuevo. En cierto momento tuve la sensación nuevamente que alguien estaba afuera pero cuando me asome por la ventana no había nadie.

Los fines de semana no trabajo, los tengo libre, así que el sábado lleve a mi pequeña a la plaza a la tarde para que jugara en las hamacas, tobogán y el resto de los juegos. Y ahí estaba, disfrutando el día con ella.

-¡Papi! - exclamo Carly y señalaba - ¡Papi! – volvió a repetir y ya con mi cara en rojo furioso me di vuelta. Venia Christian, se veía hermoso con jeans azul oscuros, un suéter blanco cuello alto y una campera en la mano, se dirigía a nosotras y sonreía.

Anastasia, buenas tardes – saludo.

-Buenas tardes Christian – conteste.

-¡Papi! – uf, mi hija es una tortura.

-¡Carly por Dios basta! – la rete. La adoro pero ahora realmente necesito que se calle.

-Hola preciosa – dije y ella tiro sus brazos por lo que él la alzo. Ella acaricio su mejilla como suele hacerlo conmigo y él beso su mejilla.

-¿Y el papá? – pregunto.

-No esta con nosotras – conteste -. No la quería – dije en tono mas bajo y él se puso serio.

-Ana – me di vuelta y Jose estaba detrás mio y su mirada era amenazadora.

-Jose, dije te llama cuando estuviera lista para hablar – dije molesta.

-Hablemos ahora – exigió y él no estaba en posición de exigir -. De paso me presentas a tu pequeña – miro a Carly que aun seguía en brazos de Christian.

-Ahora no – conteste con firmeza. Me dirigí a hasta Christian y tome a mi niña -. Es hora de su leche – dije mirando a Christian -. Dile chau, amor – dije mirando a mi pequeña.

-Tau papi – dijo y rodé mis ojos, él solo rio. Una hermosa sonrisa.

-Chau preciosa – beso su frente -. Anastasia un gusto encontrarte.

-Dime Ana – dije y asintió -. Igual Christian, fue lindo verte – dio un beso en mi mejilla y la corriente eléctrica se extendió por todo mi cuerpo.

Lleve a mi pequeña de nuevo a casa y le prepare su leche, la idea era que pasáramos mas tiempo en los juegos, pero no quería hablar con jose, todavía no estaba preparada. Yo estaba bien aquí con mi niña, no se porque tiene que venir y arruinarlo todo. Además ya paso mucho tiempo, pase todo el embarazo sola y luego todo este tiempo con mi pequeña, no quería a alguien recordándome constantemente que no la quería, era lo mas maravilloso en mi vida.

Paso una semana y no llame a Jose, el tampoco volvió a presentarse, era mejor porque quería que tener mi tiempo para saber si podía perdonar. Nuevamente vuelvo a sentir que alguien esta siguiéndome, pero aunque busco entre la gente, nunca veo a nadie que parezca hacerlo.
Luego de buscarla en la guardería fui hasta la inmobiliaria porque debía renovar el contrato de alquiler de la cabaña. La señora Grey es muy maternal, apenas me vio entrar me saco de los brazos a Carly y tuve que esperar por una hora que ellas terminaran de jugar para que me prestara atención.

-El dueño subió la renta – dijo y ya me afligí, mi sueldo no es muy alto y apenas nos alcanza para mantenernos -, no te preocupes no es tanto – dijo sonriendo y me transmitió algo de tranquilidad -. Carly esta enorme – dijo y me sorprendió, porque la primera vez que la vi ni siquiera tenía panza y cuando volví un par de veces nunca traje a mi niña -. Carrick quedo enamorado de ella cuando la atendió – dijo y sonreí.

-Creo que tiene ese efecto en todos – dije.

-Además tengo entendido que le dice “papi” a mi niño – dijo y me sonroje, obviamente.

-Si – dije en un susurro -. No se por qué lo hace, espero no este molesto.

-No, al contrario – dijo y sonrió. Eso me llamo la atención, acaso a su hijo le gustaba que mi Carly le dijera papi.

-Bueno firma aquí – dijo señalando el lugar – y luego aquí - volvió a indicar -. La cabaña es tuya por dos años más. ¿Está todo bien? ¿Le falta algo o no funciona algo? – pregunto.

-Está todo perfecto – dije mientras terminaba de firmar -. No hay ningún problema, adoro el lugar.

-Somos dos – dijo y sonreímos -. Siempre insisto que me la vendan para arreglarla pero no los he podido convencer.

-Señora Grey – comencé el saludo y me corto.

-Grace, no me digas señora – asentí.

-Muchas gracias Grace – dije a modo de saludo mientras ella fue mas allá y me abrazo.

-Promete que la traes un día así juego con ella – dijo mirando a Carly.

-Seguro – dije -, veré cuando me hago el tiempo.

-Los viernes – dijo -, como ha esta hora seria perfecto – siguió.

-Podría ser – sonrió.

-Bien pequeña Carly– dijo agachándose y mirando a mi pequeña -. Nos vemos el viernes. Las espero – yo solo había querido ser amable, en realidad no había pensado en venir, pero ella lo dio por sentado así que no podía echarme atrás.

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