Capítulo 2

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Mitades de una misma moneda

A veces soy una ángel, a veces un demonio, pero siempre yo, y eso nadie lo va a cambiar, porque me han lastimado mucho para dejarme cambiar porque nadie merece que yo cambie

Fortune entraba a la casa del duque por la puerta de servicio, hace muchos años dejo de usar la puerta principal ya que muchas veces la dejan esperando mucho tiempo para que le abriesen y se canso de ese hecho – Buenas tardes Señora Fine -sonrió a la cocinera

Mi Lady -le hizo una pequeña reverencia -¿Cómo ha estado su día?

Se acerco a la cocina y olio la exquisita comida que se estaba preparando – excelente -sonrió- ¡Oh por cierto! – dejo unas cajas sobre la mesa – ¡Feliz cumpleaños señora Fine! – se acerco y le dio un abrazo y un pequeño beso en su mejilla – espero le guste su regalo – le entrego una caja con un moño rojo -y también traje una pequeña tartaleta de frutas para compartir

La cocinera se puso roja como un tomate -gracias mi Lady, no debió molestarse – abrió con mucha delicadeza y cuidado la caja y vio una capa de lana de color gris borda elegantemente - ¡dios esto es demasiado! ¡no puedo aceptarlo!

Nada de eso, se le vera maravillosa y es una pequeña muestra de mi cariño por usted, además me haría sentir que no me quiere si no la acepta

¡no mi niña! Si nosotros las queremos y respetamos mucho -susurro- no como a esa arpía- todos los sirvientes asintieron

Mi lady – Nails el mayordomo- usted es muy considerada y gentil con nosotros -bajo la vista, aunque algunos no nos merezcamos su aprecio

Fortune sabia porque lo decía, Nails en un principio fui muy desagradable con ella, ignorándola deliberadamente y siendo descortez, pero al pasar el tiempo se gano su aprecio y cariño – Vamos Nails el duque y lady Evans no cuentan – se rio de su propia broma

Nails no pudo evitar dibujar una leve sonrisa en su rostro – yo no he dicho nada mi lady – pero no dejo de sonreír y darle la razón a aquella dulce muchacha.

¿los duques están en casa? – Fortune hizo una exagerada reverencia

Si mi Lady – dijo Nails

Subiré a mi habitación deseo tomar un baño caliente – se toco la cara - ¿podre?

Si claro dentro de un momento subiremos el agua caliente mi lady, pero...

Tranquilo yo hare el resto – su esposo no la autorizo a tener una dama de compañía que la ayudase y ya está acostumbrada a hacer todo solo, eso incluía que la ayudaran a vestirse, prepararse para dormir, tomar un baño e incluso limpiar su habitación, se encogió de hombros ya no le importaba estaba acostumbrada, además siempre la gente del servicio la ayudaba de forma discreta ,subió tarareando una canción tranquilamente caminaba por el pasillo cuando choco con alguien – lo siento

No seas torpe, fíjate por donde vas el duque miro a su esposa con indiferencia y rabia

Lo siento su excelencia, no volverá a pasar – hizo una reverencia- pensó que ni siquiera tenía ese derecho, de llamarlo por su nombre la única vez que lo hizo él le grito enfurecido que jamás le llamase así, que para ella siempre seria su excelencia, siempre, eso jamás cambiaria, ya que tan solo Lady Sabrina y su amante podían hacerlo, que tonta pensó aun había pequeñas dagas que se le clavaban en su corazón y la lastimaba – Me disculpo nuevamente – jamás levanto la cara y camino en silencio hacia su cuarto

Hunter vio a su esposa, realmente eran contadas las ocasiones que se encontraban en la casa, muchas veces había pensado en enviarla al campo o a cualquier lugar lejos, pero después se olvidaba de ella por largas temporadas y por eso ella se quedaba en la mansión, realmente pensó, esa mujer regordeta era como un fantasma que se sabía que está pero que jamás se veía, sintió algo de culpa, pero descarto rápidamente ese sentimiento porque ella se merecía ser tratada así, ella y su estúpida prima tramaron todo para poder subir en la sociedad londinense pues que pagaran – sonrió – par de tontas pensó lo estaban pagando muy caro, eran el hazme reír de todos

La Llave del corazón de un AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora