Trátame como un ángel y yo me encargare de que conozcas el cielo
Ingreso a la habitación de su esposa y vio como la doncella daba los últimos toques a su vestido destacaba sus hombros y el corsé le daba un realce a su busto que hacia que babeara por besarlo, por morder aquella piel, por poner sus manos en ellos, se le veía sensual y provocativa, la gran falda destaca una cintura exquisita, ella tenia curvas, curvas de mujer, curvas que se moría por tocar, cada noche tenia múltiples de sueños eróticos con ella y despertaba adolorido, excitado y ansioso una vez estaba abrazando y besando a su almohada, su esposa llenaba sus sentidos y pensamientos, pero realmente no podía apresurar las cosas se juro ser un caballero con ella y lo iba a ser aunque terminara explotando después de cada sueño que tenía.
- Mi Lady se ve tan hermosa, - le brillaban los ojos a la muchacha – parece una reina
Se miro al espejo y vio su reflejo y realmente se veía bien aquel vestido rojo destacaba la blancura de su piel y hacia que su cara se viera iluminada, la modita le dijo que a ella no le venían los colores pastel sino que colores brillantes que destacaran su piel y que tenia un cuerpo de mujer, no como aquellas delgadas damas que la visitaban que necesitan ayuda para crear curvas donde no hay nada, le dijo similar a su prima, le hizo varios vestidos de día y algunos de noche y mucha ropa interior que la hizo sonrojar por lo atrevida que era , toco su cuello y pecho y sonrió
- Tu doncella tiene razón esposa mía, hoy serás la envía de todas las damas y yo estaré celoso por las miradas poco caballerosas que recibirás de los caballeros.
La doncella salió silenciosamente al ver a sus señores juntos.
- Yo no busco esas miradas – lo miro nerviosa y tímida a la vez la intensidad de la mirada de Hunter la ponía nerviosa y le hacia sentir que algo dentro de ella comenzaba a arder
- Se que no las buscas, pero las obtendrás y me sentiré orgulloso de ti al llevarte de mi brazo y presentarte como mi esposa, como mi duquesa, como la dueña de todo – le enseño unas cajas que traía con él
- Antes... - miro como su esposo le ponía sus dedos en sus labios
- Lo se, pero no quiero hoy recordar mi estupidez – tomo una caja y la abrió
Fortune vio un collar de rubíes y diamantes con aretes y pulsera a juego, levanto la vista y vio la mirada ansiosa de su esposo – que hermoso
Ella jamás las uso, solo mi madre, eran sus preferidas – saco el collar y lo puso en el cuello de ella – acércate le susurro al oído, sintió como Fortune se acerca a él y situaba sus manos en su pecho, la sentía tiritar un poco a él le temblaban las manos, le picaban por tocar la piel del cuello de su esposa, por besarlo, inspiro su olor y sus sentidos se volvieron loco, le ayudo con los aros y la pulsera, se alejo un poco y la observo con orgullo y deseo
Se dio vuelta y se miro al espejo, ese collar realzaba el vestido aún más, los aros brillaban bajo la luz de las velas – pero es demasiado su excelencia – sin aviso su esposo su le dio la vuelta y la beso
Recuerda cada vez que me digas su excelencia te deberé besar- sonrió y se paro muy cerca de ella – aun no me molesta que lo digas unas treinta veces al día, la vio enrojecer
Se dio la vuelta y se volvió a observar- gracias, son muy bellos – toco el collar suavemente, se había sonrojado
Saco un estuche más – falto esto
Fortune vio una alianza de oro blanco y empuño las manos – no, no la quiero, estoy acostumbrada a no tener una
Se que estas acostumbrada y que es mi maldita culpa – bajo la mirada- no te di una alianza como una especie de castigo, pero no me di cuenta que me castigaba a mi mismo, al no doblegar a mi orgullo y tratar así de conocerte de escucharte, de ir entablando una relación – tomo su mano- este anillo también era de mi madre, ella me dijo que solo se lo diera a quien se lo mereciera, ni siquiera se lo quise dar a Sabrina y mucho menos a Samantha, en el fondo sentía que ninguna merecía este anillo, porque mi madre decía que quien tiene un ángel viviendo en sus ojos lo merece, tu eres un ángel, tienes un corazón noble y una mirada pura – con cada palabra le iba poniendo el anillo en el dedo anular en su mano izquierda – este anillo fue creado para ti – se acerco y la beso, al principio lentamente, como si saboreara sus labios, como si quisiera saber a que sabe su alma, pero después fue intensificando el beso exigiendo que ella le respondiera, se frustró un poco al sentir el poco entusiasmo de ella, pero se prometió que ella le respondería a sus besos, que iría con calma
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La Llave del corazón de un Angel
Historical FictionLady Fortune White hija del Conde Mcgregor siempre se refugió en los libros y los juegos de azar que aprendió desde pequeña gracias a su querido padrino, pensó que seria una regordeta solterona que ese seria su destino y lo aceptaba con gusto. pe...