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P.O.V JENNIE

Bajé después de que Lisa se marchara a su habitación. Estaba más que impresionada con aquella casa, decir que era enorme se quedaba corto, había necesitado horas para poder inspeccionarla al completo... bueno casi al completo, una de las criadas me dijo que la habitación al lado de la de ella era la de Lisa así que no se atrevió a entrar. Pero el resto de la casa lo revisó al completo. Poseía no solo de múltiples habitantes todas con baño y terraza propia, había algunas que incluso tenían jacuzzis en las terrazas. También tenía habitaciones tipo gimnasio, una piscina interior casi olímpica climatizada, otra en el exterior sin climatizar, una sala de videojuegos, una sala de fotografía, un garaje con al menos diez tipos de vehículos diferentes y por sus pintas muy caros. Y lo que más le había impresionado a Jennie era la sala de baile. Una amplia y luminosa sala de baile con el mejor equipo de música que había visto jamás. Luces que podías cambiar de color y de intensidad. En medio del la sala en el suelo había un logo en negro en el que ponía LILI DANCE.

Todo era tremendamente lujoso, y yo no me podía creer que dentro de unos días todo aquello pasaría a ser mío también. Pero no importaba, yo lo único que quería era alejar a mi madre del abusivo de mi padre, y darle la vida que ella se merecía.

—Señorita. —la saludó una de las sirvientas al entrar a la cocina. —¿Donde desean cenar la señorita Lisa y usted?

Escuchar a una señora de más o menos la edad de mi madre llamarme de usted la hacía estremecerse.

—Yo... eh no lo sé. ¿Donde suele cenar Lisa? Y por favor llámeme de tú y sólo Jennie.

—De acuerdo. Bueno, la señorita Manoban suele cenar o en su habitación o en su oficina. Y... cuando tiene invitados... depende de que tipo de invitado sea cena en un lugar o en otro. —la mujer se puso extrañamente nerviosa.

—¿A que se refiere?

—Cuando se trata de invitados relacionados con el trabajo suelen cenar en el comedor, pero cuando se trata de la señorita Rosé cenan o bien en el jardín o en la habitación de la señorita.

¿Rosé? ¿Habitación? Espera... ¿Lisa tenía algún tipo de amante o algo así? Si era así por qué querría casarse con ella.

—Pero, no te preocupes, hace al menos un mes que no vemos a la señorita Rosé por aquí. Creo que ella y la señorita Lisa terminaron su... amistad.

Yo asentí lentamente asumiendo toda aquella información.

—De acuerdo, gracias. ¿Podríamos comer en el comedor por favor?

—Por supuesto, enseguida. ¿Te gustaría tomar algo mientras esperas?

—No, estoy bien gracias. Esperaré en la sala. —La mujer se retira y yo me dirijo a la sala de estar.

La enorme tele anclada a la pared está encendida, pero sin volumen, se está reproduciendo lo que parece ser un episodio de Stranger Things, había oído hablar de la serie en la universidad, e incluso había visto un par de teasers en YouTube, pero no podía permitirse Netflix por lo que nunca la había visto. Me quedé embobada mirando la pantalla viendo cómo los actores iban disfrazados de lo que parecía los caza fantasmas para una fiesta de Halloween.

—Los altavoces están desconectados.

Di un salto al escuchar la voz de Lisa detrás de mí. Me volví hacia ella. Su pelo estaba húmedo de la ducha y... vestía un pijamas... de gatitos. Parpadeé un par de veces para comprobar que no me estaba imaginando aquello.

—¿Qué? —le pregunté.

Ella señaló los cuatro altavoces que había, uno en cada esquina de la habitación.

—Están desconectados. Si quieres ver la serie deberías encenderlos para poder escuchar lo que dicen ¿no crees?

—Eh... no la estaba viendo, no realmente, sé que serie es pero nunca he tenido la oportunidad de verla.

—¿No has visto Stranger Things?

—No, no podía permitirme pagar Netflix.

Lisa asiente con comprensión. Luego se dirige hacia uno de los altavoces, le da a un botón y la luz roja se vuelve azul, en los cuatro altavoces. De repente el sonido reverbera como si estuviésemos en una sala de cine. Luego con el control remoto Lisa pone la serie en el capítulo uno de la primera temporada. Se sienta en el cómodo y enorme sofá, se inclina sobre una pequeña mesa junto a éste donde hay un pequeño ¿intercomunicador? ¿Había algo que esa casa no tuviera?

—Lucy ¿podrías servirnos la cena en la sala? Jennie y yo nos quedaremos viendo una serie.

—De acuerdo señorita. —le contestaron desde el otro lado.

Yo retorcí mis manos nerviosamente desde mi sitio.

—¿Ocurre algo?

—Es que yo... les dije que cenaríamos en el comedor. No querría molestarlas teniendo que mover todo aquí.

—Tranquila Jennie, no pasa nada, ese es su trabajo. Para eso les pago.

Una hora después, habíamos terminado de cenar y yo ya era una fan de Stranger Things. Cuando el capítulo termino, caí de vuelta en la realidad, en donde estaba, y con quien estaba, con mi futura esposa. ¡Dios! todo aquello era una locura. En dos semanas me casaría con alguien a quien no conocía de nada. Yo no era la mejor a la hora de socializar, pero estaba claro que debía conocer un poco más a su prometida.

Tragué nerviosamente antes de hablar: —Yo... me preguntaba si quizás quieras conocerme un poco mejor antes de ya sabes... antes de casarnos.

Si, era horrible socializando, quizás por eso no tenía amigos.

—Si, tienes razón.

Si Lisa notó mi torpe nerviosismo lo ignoró, y se lo agradecí profundamente. Lo último que necesitaba era que se burlaran de mí.

—Mi nombre completo es Jennie Ruby Jane Kim, Es muy largo lo sé, por eso no suelo decírselo a muchos, con Jennie está bien.

—Me gusta, es un nombre bonito.

—Gracias. —aclare mi gargantas. —Tengo veintiún años, soy eh... un año mayor que tú.

Ella inclinó su cabeza como si fuera un cachorrillo.

—¿Cómo sabes mi edad?

—Bueno yo... te busqué en internet. —susurré  la última parte sonrojándome y rogando porque Lisa no la oyera, pero la pequeña sonrisa que se le escapa me dice que lo ha oído. Mierda, tiene una sonrisa bonita.

—¿Así que debo añadir, acosadora a tu lista de cosas que hace Jennie? —bromeó.

¡Dios mío estaba bromeando! Estaba mostrando emociones. Me emocioné un poco y no se porqué.

—Tenía curiosidad eso es todo. —empecé a relajarme a su alrededor. Le comenté sobre mis estudios en la universidad, le dije que estoy estudiando moda, le pregunté si ella seguía estudiando, aunque claro yo ya sabía que ella había tenido una educación privada y muy avanzada. A sus dieciocho años fundó su propia empresa.

Seguimos hablando sobre gustos musicales, y cinematográficos hasta que se hizo demasiado tarde y ella tenía que irse a descansar, ya que tenía que madrugar al día siguiente.

Me dirijo a la salida de la sala cuando la escucho llamarme.

—¿Si?

Parecía pensativa.

—¿Te gustaría tener una cita conmigo mañana?

Se me escapó una sonrisa la cual intenté ocultar mordiéndome el labio y asentí con mucho más entusiasmo del que me habría gustado.

Se le volvió a escapar una pequeña sonrisa.

—Está bien. Hasta mañana.

—Hasta mañana.

𝐄𝐒𝐏𝐎𝐒𝐀𝐃𝐀𝐒 | Jenlisa [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora