Jennie Kim está atrapada en un matrimonio sin amor con Lalisa Manoban, heredera de una de las mayores fortunas de toda Tailandia.
La familia Kim es muy humilde, apenas y consiguen llegar a fin de mes. Jennie ayuda en todo lo que puede en una casa c...
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P.O.V LISA
Estaba en medio de una reunión de inversores cuando BamBam me llamó por tercera vez. Y por tercera vez volví a colgar. No podía permitirme distracciones ahora que estábamos a punto de perder a dos de los más antiguos inversores de la compañía familiar.
Mi padre estaba demostrándole a estos señores los motivos por los cuales deberían permanecer con nosotros cuando recibí el mensaje.
Bam Han atacado a Jennie en la salida de la universidad, ven rápido.
Mi corazón se aceleró. ¿Que cojones estaba pasando? ¿Cómo que habían atacado a Jennie?
Me levanté de un salto de mi asiento. Todas las cabezas giraron en mi dirección.
—Disculpen, ha ocurrido algo grave que tengo que atender.
—¿Puedo saber de que se trata? —preguntó papá preocupado.
—Más tarde te explico.
Salgo corriendo hacia el ascensor mientras comienzo a llamar al teléfono de BamBam. Contesta casi al primer toque.
—¿Que coño ha pasado Bam?
—Ha sido una locura, Liz. Su padre, al parecer ha estado varios días sin poder consumir. Está como loco. No se muy bien a qué ha venido pero cuando llegué para recoger a Jennie tal y como pediste, él la estaba sujetando fuertemente de los brazos y le gritaba algo... —se escuchó a alguien gritar—. Será mejor que vegas rápido.
La llamada terminó y no tardé ni dos minutos en montarme en mi coche y salir a la calle.
Cuando llego a la universidad, hay muchísima gente intentando averiguar qué está pasando. Había incluso algunas cadenas televisiva. Varios coches de policía y una ambulancia.
¿Por qué había una ambulancia?
Mire en todas la direccionesbuscando el rostro de Jennie pero no lo veía por ninguna parte.
—¡Lisa! —BamBam me llama, está junto a la ambulancia.
—¿Dónde está?
Él señala a la ambulancia y con mucho temor me asomo. Jennie se encuentra sentada mientras los paramédicos atienden unas pequeñas heridas en sus hombros. Lleva puesta una mascarilla de oxígeno y su rostro está bañado de lágrimas.
—Jennie...
Ella mira en mi dirección y llora aún más fuerte. Se derrumba totalmente. Lentamente subo a la ambulancia y me agacho hasta estar a su altura. Pongo mis manos sobre sus rodillas. Ella inmediatamente pasa sus brazos alrededor de mi cuello y me abraza sin parar de temblar.
—Disculpe agente, pero la señorita no se encuentra lo suficientemente bien como para contestar a sus preguntas... —oigo decir a uno de los paramédicos.