𝐄𝐒𝐏𝐎𝐒𝐀𝐃𝐀𝐒 | Jenlisa [G!P]

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P.O.V JENNIE

Me acurruco un poco más cerca del cuerpo calentito que estaba junto a mí.

—Jennie... —oigo a alguien susurrarme al oído. Pero lo ignoro y sigo durmiendo. —Jennie, necesito ir al baño...

¿Qué...?

Levanto la cabeza frunciendo el ceño.

—¿Qué pa...

—Buenos días.

Lisa me saluda complemente tumbada en mi cama... conmigo prácticamente encima de ella. Rápidamente quito mi pierna y brazo de encima de Lisa y me siento en la cama sonrojándome cada vez más.

—Lo siento.

—Está bien, he dormido mejor que nunca.

Ella se levanta rápidamente y se dirige a mi baño. Yo llevo mis manos a mi cara.

¡Dios que vergüenza! ¡¿Cómo se me ocurría dormir sobre ella?!

Luego recuerdo el beso. EL BESO, con letras mayúsculas, porque ese había sido el mejor beso que me habían dado. Tampoco es que hubiese tenido muchos besos. Mi primer beso fue a los catorce años, un chico llamado Kai me dio un beso porque quería comprobar si realmente le gustaban las chicas. Yo estaba algo curiosa, pues todas las chicas de mi clase ya habían besado y yo no, así que acepté. Nos besamos pero fue el peor beso de la historia, así que decidí no volver hacerlo.

Aquel trauma había desaparecido completamente ahora que había besado a Lisa. La forma tan dulce en la que Lisa me beso al principio me conmovió. Sus labios se sentían geniales contra los míos, gruesos, un poquito dominantes cuando se dio cuenta que yo también quería besarla. Podía jurar que todo en ella era perfecto, lo noté, anoche noté como se excitó con el beso, también sabía que se contuvo. Ella simplemente lo ignoró, así que yo también lo hice, sólo se tumbó boca arriba en la cama y me instó a tumbarme junto a ella. Terminé quedándome dormida con mi cabeza apoyada en hombro.

Lisa sale del baño y me sonríe.

—¿Has dormido bien? —me pregunta.

—Sí... gracias por no dejarme sola anoche.

—Solo quería asegurarme de que estabas bien... debes estar hambrienta no pudiste cenar anoche. Pediré que te traigan el desayuno.

Miro la hora en mi reloj encima de la mesita de noche y me levanto rápidamente de la cama.

—Mierda... es muy tarde...

—Jennie...

—Llegaré tarde a la universidad...

—Será mejor que descanses, ayer te pusiste muy nerviosa, te dio un ataque de ansiedad. Creo que te mereces un día de descanso.

—Pero...