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P.O.V JENNIE

El día había llegado. Venían a por mí una limusina de color negro se paró frente a la puerta de mi casa. Todos los vecinos estaban asomados a sus ventanas y terrazas pendientes de lo que ocurría, lo cual era totalmente normal ya que el barrio en el que vivía era muy humilde y la gente no acostumbraba a ver ese tipo de vehículos, yo también estaba un poco impresionada, debía admitir.

Tragué nerviosamente cuando la puerta del conductor se abrió. Un chico joven salió de la limusina se dirigió hasta una de las puertas trasera y la abrio: Sin darme cuenta se me escapó la respiración. Aunque yo ya había visto fotos de ella no era nada comparado con verla en persona. Lalisa Manoban era sin lugar a duda la persona más bella que yo había visto jamás. Su largo cabello color negro le daba un look muy intimidante. Sus grandes ojos del color del whiskey, te atrapaban y sus labios... eran perfectos y muy besables.

Sacudí mi cabeza para sacar ese pensamiento. Ella sería mi mujer pero este no sería un matrimonio normal y corriente, aunque nos convirtiésemos en la propiedad de la otra no nos pertenecíamos.

—Así que tú eres Jennie.

Mi madre incapaz de dejar de llorar a mi espalda empezó a sollozar más fuerte si es que eso era posible.

—Sí, yo soy Jennie.

—Por favor no te la lleves... —suplicó mi mamá.

—Mamá —susurré conmovida y a punto de echarme a llorar yo también. Me volví hacia ella y la abracé lo más fuerte posible. —Está bien, estaré bien —le prometí. —Vendré a buscarte ¿vale? Estaremos juntas, tú y yo.

No pude aguantar más las lagrimas, ver a mi madre así me rompía el corazón.

—No podrás cariño... no te dejarán —ella sujeta mis manos lo más fuerte que pudo. —Trataré de conseguir el dinero. Conseguiré otro trabajo, y ahorraré.

—Mamá... —ahora no podía dejar de llorar. —Ni siquiera sabemos cuanto dinero debemos, papá no quiso decírnoslo, eso es porque debe mucho dinero, jamás podremos devolverlo.

—Tenemos que marcharnos... —Oí la exigente voz de Lisa detrás de mi.

Asentí sin mirarla. Mamá me abrazó sin querer dejarme ir.

—Mamá tengo que irme ya... —le susurro suavemente.

—No.

—Vamos. —noté una mano agarrando mi brazo para alejarme de mi madre. —No tenemos todo el día.

—¡Por favor no te la lleves!

Lisa me arrastra hasta el coche.

—¡Vendré a verte, te lo prometo! —consigo gritarle antes de que Lisa cierre la puerta de la limusina.

Todo se quedó en silencio. Podía ver a mamá llorar por la ventana. El coche se puso en marcha y yo era incapaz de parar de llorar. Lleve mis manos a la cara quería que todo esto fuese una pesadilla, quería despertarme y descubrir a mamá preparando el desayuno.

—Deja de llorar no es como si no la vayas a volver a ver. —Lisa se dirigió a ella secamente.

Retiré las manos de mi rostro y la observé.

—¡¿Es que no tienes corazón?! ¡¿Cómo reaccionarías tú si te apartarán de tu madre?!

—Yo no tengo madre.

Me quedé callada, era cierto, Lisa era huérfana por parte de madre. Había leído en internet que la madre de Lisa murió cuando ella tenía un año en un accidente de avión.

—Espera... —salté en mi asiento. —¿Y mi equipaje?

—Tranquila, te compraré toda la ropa que quieras.

—¿Que hay de mis pertenencias? Mis fotos, todos mis recuerdos...

Lisa suspiró cansada.

—Bam Bam los recogerá por ti más tarde.

—¿Quien es Bam Bam?

—Él —apunto con su cabeza hacia donde el conductor.

◈◈◈

Llegamos a la entrada de una mansión. Bam Bam pulso un botón y las puertas de hierro se abrieron automáticamente. Yo quede impactada con la casa que tenía ante mis ojos, tres plantas, aquellas mansión tenía tres pisos. Yo vivía en una pequeña casa de una planta. Comparado con aquello pareciera que todo este tiempo había estado viviendo en una pequeña caja de zapatos.

El coche se detiene en la entrada, Bam Bam abre la puerta para nosotras. Lisa sale y extiende una mano hacia mí.
Si mis piernas no temblaran tanto no aceptaría su ayuda, pero ahora mismo mi confianza en mis extremidades inferiores es nula, así que la tomo y salgo.

—A partir de ahora esta será tu casa. ¡Ah! Casi lo olvidaba, la boda será en dos semanas.

—¡¿Dos semanas?! Como... —Lisa me interrumpió.

—Ya está todo preparado, solo debes hacerte un par de pruebas de vestido esta semana para que la modista haga los arreglos necesarios.

Esto es tan triste. Ni siquiera podía elegir mi propio vestido de novia.

—¿Esta es... tu casa familiar? Quiero decir ¿tu padre también vive aquí?

—No. Esta es mi casa, y ahora también tuya. Solo de nosotras dos.

Ella era tan fría, no mostraba ningún tipo de emoción, al menos no conmigo. En mis investigaciones por internet había visto cuan amable podía ser con socios de sus empresas y con su padre, en los eventos a los que asistía también se la veía disfrutar y reír. ¿Quizás lo hacía para las cámaras? O quizás sólo era así conmigo, pero no lo entiendo. Si ella no tenía ningún tipo de interés ¿por qué quería casarse conmigo?

—Entremos. —puso su mano en mi espalda baja y me guió hasta la entrada. —Tengo mucho trabajo que hacer.

𝐄𝐒𝐏𝐎𝐒𝐀𝐃𝐀𝐒 | Jenlisa [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora