𝐄𝐒𝐏𝐎𝐒𝐀𝐃𝐀𝐒 | Jenlisa [G!P]

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P.O.V JENNIE

Lisa y yo volvemos a nuestra suite nupcial en silencio. Aunque no lo aparente estoy nerviosa, no porque piense que Lisa me vaya a obligar a hacer algo que yo no quiera sino porque puede que yo sí quisiera hacer algo más que besarnos. Lisa abre la puerta y me deja pasar primero.

—Dormiré en el sillón. —dice ella una vez ambas estamos dentro.

Yo la miro cuando ella va a la habitación y luego vuelve al salón con unas sábanas.

—No hace falta que hagas eso... —le digo casi susurrando, mi boca está seca por culpa de los nervios.

Yo nunca había tenido relaciones sexuales con nadie. Los chicos como ya dije no me daban confianza debido a mi padre, y las chicas... me lo planteé un par de veces, el tener relaciones sexuales con chicas, pero si era incapaz de conseguir una amiga mucho menos iba a ser capaz de tener novia. Pero ahora estaba casada, casada con una chica, pero no cualquier chica, una chica intersexual malditamente sexy y que podía llegar a ser amable si se lo proponía. Yo tenía curiosidad por el sexo, obviamente, una chica con veintiún años que no había explorado sexualmente hablando su propio cuerpo sentía que podría estallar en cualquier momento. Tampoco es como si a lo largo de todos estos años haya tenido el tiempo para hacerlo, desde que era consciente he estado más preocupada por sobrevivir, proteger a mamá e intentar conseguir un futuro decente, que de mi sexualidad. Pero desde que Lisa la besó por primera vez algo en mi despertó y desde entonces no había parado de pensar en cómo se sentiría estar con ella, en cómo sería tocarla y que ella me tocase a mí.

Mis mejillas se calentaron ante tales pensamientos.

—Jennie, se que intentas ser amable conmigo después de mis disculpas pero no hace falta, no necesito la lastima de nadie.

—No es eso... créeme que lo último que siento por ti es lastima. ¿Cómo podría sentir lastima de alguien con tanto dinero y poder como tú?

—De acuerdo, lo que sea. —ella se dedica a extender las sábanas sobre el gran sillón. Me acerco hasta estar a su lado.

—Lisa... —ella me mira, abro la boca para pedirle que me bese, pero esta vez decido arriesgarme yo, y ser yo por una vez quien la besé a ella. Y eso hago, la beso.

Lisa parece sorprendida por unos segundo pero enseguida me corresponde el beso. Sus manos se enredan en mi pelo y ladea un poco la cabeza para profundizar el beso. Su lengua, perfila mis labios, y yo suspiro ante la agradable sensación que me provoca, y sin poder evitarlo atrapo su labio inferior entre mis dientes, muerdo, un poco más fuerte de lo que pretendía pero a Lisa parece gustarle porque ella gime y aprieta su agarre en mi cabello. Su experta boca marca un camino de besos desde mi boca hasta mi mandíbula y luego baja por la barbilla hasta llegar a mi cuello, deja unos cuantos besos húmedos y luego succiona la piel consiguiendo un escalofrío de mi parte ante la agradable sensación, agarro su cabello para devolver su boca a la mía, con mi lengua exploro cada rincón de su boca disfrutando de su sabor, ella me deja explorar libremente. Sus manos se mueven a mi cintura y deja un suave apretón.