Capítulo 11

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Había llegado a Corea y nadie había venido por mí, mamá trabajaba y mí novio, seguía sin contestar, ya no sentía angustia, ahora sentía miedo, decepción y enojo.

Sujeté mejor mí mochila, me puse mis lentes de sol y salí a buscar un taxi, justo cuando estaba por hacer seña, unos brazos me rodearon.

- ¿Pensaste que no vendría?.

Me giré para mirarlo y ahí estaba la persona por la cuál, la noche anterior había llorado.

Me sonrió y dejó un pequeño beso en mí boca.

- Perdón por no contestar, venía manejando.

Debería de estar enojado, pero verlo, me hizo sentir tranquilo otra vez, esta vez yo fui quien le dió un beso.

- Te extrañé- dije mientras lo abrazaba.

- Yo también, amor y perdón por lo de ayer, estaba ocupado con los preparativos de la exposición, a tí, ¿Cómo te fue?.

Sonreí- ¡Muy bien!, Namjoon, es una gran persona y su asistente, tendrías que verlo, es demasiado guapo, obvio que no más que tú y el departamento, oh, eso sí es lo mejor, te va a encantar, es más, Japón, es dem...

Mis palabras fueron interrumpidas por sus labios, después de unos segundos se separó, sus ojos estaban con lágrimas.

- Perdón.

- ¿Por qué?.

- Por nada- suspiró- te extrañé demasiado.

- Yo también pero, ¿Qué pasa?.

Negó con la cabeza- Nada, tú tranquilo, deberíamos volver a casa.

- Está bien.

Sujetó mí mano y comenzamos a caminar hacia el auto.

¿Tranquilo?, Esa respuesta me dejó igual de tranquilo como saber que un asesino se metió a mí casa.

Mientras volvíamos a casa, le conté todo lo que haría en Japón, el sonreía pero cada vez que le decía la palabra "cuando vayas", una mueca de tristeza se depositaba en su rostro, sí, tenía que quedarme tranquilo.

Ni bien cerré la puerta cuando llegamos a casa, Jungkook, estampó sus labios contra los míos, sus manos viajaron desde mí cuello hasta mis piernas, donde las sujetó para poder subirme y así llevarme hasta mí habitación.

Caí sobre el colchón, mis manos estaban ansiosas por tocar cada centímetro de su cuerpo, cuando se quitó su remera, no perdí tiempo y lo imité, se posicionó entre mis piernas cuando ya no tenía mis pantalones.

- Tranquilo, tenemos tiempo.

Comenzó a dar besos en mí cuello hasta llegar a mí hombro izquierdo, dónde dejó una pequeña mordida, cuando por fin llegó a mí pezón, pasó la punta de su lengua por todo el contorno hasta dejarlo duro, chupó y tiró de el tanto como pudo.

Mis gemidos aumentaron, cuando empezó a dejar marcas por todo mí abdomen hasta llegar a mí pene.

Sujeté mis piernas cuando las subió para dejar mí entrada a su disposición.

Mí cuerpo se estremeció cuando sentí su lengua pasar por mí anillo, subía y bajaba y de vez en cuando hacía falsas embestidas.

- Ah, sí, así me gusta- mí vista estaba nublada.

Sentí como uno de sus dedos se dentro de mí, seguía lubricando para introducir un segundo, hacía movimiento circulares, cuando tocaron mí próstata, mis brazos flaquearon y dejaron caer mis piernas abiertas.

Mí desafortunado amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora