Capítulo 17

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Le doy un último sorbo a mí café, era el segundo que tomaba en menos de dos horas, por suerte era viernes, y podría descansar todo el fin de semana.

Intentaba concentrarme en el trabajo pero la vergüenza por lo que pasó anoche, no me dejó.

Justo cuando decidí tener sexo después de un año, mí pene, se dió el lujo de no reaccionar, y aunque Yoongi, dijera que no había problema, era obvio de que había uno y muy grande.

Solté un fuerte suspiro por la frustración y la puerta se abrió dejando ver el rostro de Yugyeom- ¿Todo bien?.

- Si, sólo estoy un poco estresado, ¿Qué haces acá?.

- Es hora de comer y se qué estás muy ocupado, así qué- entró y me mostró una bolsa- vine a almorzar contigo.

Le sonreí- Gracias Yugi, siéntate, déjame enviar este e-mail y ya estoy libre.

La compañía de Yugyeom, realmente me gustaba, lo quería como a un hermano pequeño, y si, a veces me daban ganas de matarlo por ser tan lengua floja, pero también sé que lo hace para no pensar en su familia.

Un día un hombre salió antes del trabajo, decidió pasear por el parque y caminó cerca del lago, donde vió una pareja besándose, quizás, si no hubiese salido antes de trabajar, o, tomara otro camino, o,  Yugyeom no mirara a ese señor, tal vez, ese día su padre no lo hubiese golpeado hasta dejarlo inconciente, su único hijo varón, no podía ser gay, no lo aceptaría nunca... Yugi, despertó dos días después, sin una familia y un novio desaparecido.

Quince años tenía cuando una señora lo encontró en la calle, se lo llevó a vivir con ella, lo crío como a su propio hijo, después de unos años su abuela, (cómo él le decía) murió, ese mismo día, se encontró a su madre, quien le dijo, que su hijo había muerto para ella, después de eso, vino a vivir a Japón, donde fue contratado como recepcionista en una gran empresa, hasta el día de hoy, no volvió a ver a su familia y no supo nada de su novio.

A veces, llora en los baños, también, sabe ir a casa en las noches que tiene pesadillas, y aunque nunca me dice de que se tratan, creo que lo sé, tiene miedo de descubrir que el amor de su vida está muerto... Sí, hay muchas  veces que me saca de mis casillas, pero aún así lo quiero como a un hermano y por eso voy a cuidarlo siempre.

Después de que Yugyeom, se fuera, seguí trabajando hasta que terminó la jornada.

Cuando llegué a casa, me bañé y me acosté en el sillón, mí cuerpo se había relajado y mis ojos se empezaron a cerrar, cuando creí que podía descansar, el timbre de casa sonó, no una, sino tres veces seguidas, me levanté de mala gana y abrí.

- ¡¿Qué pasa?!.

Jungkook se encontraba del otro lado- Te estoy esperando y como no contestabas el celular vine a ver si habías llegado.

- Sí, estoy acá, ¿Qué quieres?.

Me miró sorprendido por la forma en que le hablé- Pensé que terminaríamos de elegir las fotos.

Golpeé mí frente contra la puerta- Perdón, lo había olvidado.

- No hay problema, si quieres lo dejamos para mañana.

- No, no, prefiero terminarlo hoy, espérame.

Me puse mis zapatillas y mí abrigo, fuimos hasta su departamento, era igual al mío, con la diferencia de que habían varias cuadros en las paredes.

- Siéntete como en tú casa.

Sí, claro, como si fuera fácil, inspeccione cada fotografía que había cerca pero una llamó mí atención, tomé el cuadro que estaba en la mesita ratona, era una foto de los dos,  cuando salimos a celebrar que había conseguido la pasantía, esa noche, Jungkook me besó por primera vez, el corazón me empezó a latir con rapidez.

Mí desafortunado amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora