Conviviendo en un caos

❁Capítulo dieciseis.❁

¡Triste "hoy" que anhele el "mañana" para tocarlo en "ayer"!- P.A. de Alarcón.

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—¡Margot!— chilló la mujer mientras tomaba un trapo para secarse—Max, ¿De dónde has sacado eso?— preguntó nerviosa.

Max negó mirandola—No querras saberlo—aseguró.

—No es momento de hablar de esto Max, estamos comiendo.

Betty miró a Jughead enojada, echándole la culpa, pero el chico solamente hizo una sonrisa molesta.

Y nadie más habló en la comida, y al terminar, Betty se quedó lavando y secando las cosas mientras todos se iban a acostar, sin embargo pudo ver a Jughead sacar agua de la heladera, con su chaqueta de serpiente.

—¿No es tarde para que salgas?— preguntó.

Jughead rió—¿Acaso te importa?

—No, la verdad que no. Solo que pensé que te quedarías con tus hermanos.

Jughead hizo una mueca y la miró —Probablemente estén durmiendo.—aseguró.—¿Me necesitas aquí?

La rubia lo miró con una sonrisa—Te necesito lejos.

Jughead se acercó a la rubia y esta se quedó quieta, pero tensa.—¿Quieres que te lleve también?—preguntó.

La rubia lo miró y rió nerviosa—No, ni siquiera se dónde vas, y las pandillas no son lo mío—aseguró.

Este se encogió de hombros —Iré a una sala de juegos con mis amigos. Puedes invitar a tu amigo.

—¿Porque me dejarías ir contigo?

—Se lo mierda que es estar encerrado aquí dentro.—la miró—No te estoy obligando. Y no habrá alcohol—aseguró.—Claro, si quieres quedarte aquí fregando platos, puedes quedarte. Es la última semana antes de empezar las clases, disfruta la vida un poco— dijo mirándola.

La rubia asintió—Está bien, iré—aseguró .

—Ve a cambiarte,espero por ti—aseguró mirándola.

Betty asintió para subir a su habitación y colocarse una pollera rosa, una blusa blanca y unas botas crema. ¿Eso era buena idea?. No lo sabía, pero era conciente que tampoco quería quedarse ahí. Bajó la escalera y tal como el chico había dicho, estaba ahí.

Jughead rió—Eres muy inocente.

—¿Que?— preguntó confundida.

—Nada, te ves muy inocente—dijo acercándose—¿Me dejas hacer algo?— preguntó.

La rubia lo miró confundida mientras Jughead se acercaba a ella y retiró su gomita de pelo, dejando que el pelo de la rubia callera.

—Creo que tener el pelo atado te hace mas gruñona.

—Dios, cállate—aseguró tomando su gomita de pelo mientras salían de la casa.—¿Volveremos tarde?— preguntó.

—¿Tienes horario para dormir?

Esta rodeó sus ojos—¿En moto?— preguntó mientras Jughead se sentaba y le tendía su casco.

—Si— dijo obvio y luego rió—¿Te da miedo?