Conviviendo en un caos

❁Capítulo cuarenta y ocho.❁

"A veces tengo la sensacion de que somos como un nudo, demasiado enredado como para que nos puedan separar"- La selección

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—Te reto a invitarme a una copa—aseguró Jughead sentándose al lado de una morocha en el bar de las serpientes.

—Mírame—dijo Veronica con una sonrisa mientras le daba un vaso

—¿Qué haces en el bar si no eres serpiente?—preguntó.

Veronica se encogió de hombros—Disfruto pasar tiempo aquí y veo que ser reina me tomará un tiempo.

Jughead hizo una mueca—Te diría que esperes pero gastarías tu tiempo.

—Te puedo sorprender—aseguró—De hecho, quería saber si mi número nuevo de teléfono te ha llegado, se lo he dado a tu hermanastra.

Jughead hizo una mueca—¿puedes no nombrarla?—preguntó mientras suspiraba.

—Bueno buen, mal día, ¿verdad?—preguntó.

—¿Se supone que debo sufrir porque terminé con una relación que duró tan solo un mes?—preguntó mirándola.

—¿Aprovecharon el tiempo al máximo?—preguntó.

Jughead se encogió de hombros—No lo se.

—Pues si no lo hicieron, es lógico que te sientas así, quedaron un montón de cosas pendientes, y en especial si te ilusionas rápido.

Este suspiró cuando ve a su padre pasar por el bar.—Ten pronta otra copa para mi—aseguró mirando a Verónica mientras se levantaba e iba hacia su padre.—Papá,¿Qué haces aquí?

—Jug, se que te he dicho que no iba a volver a pisar el bar,¿ pero me puedes hacer un favor?

Este asintió—supongo.

—El fin de semana que viene es el cumpleaños de Alice y le quería preparar una fiesta sorpresa y tal vez podríamos usar el bar

Jughead asintió—claro.

—Bien, yo me encargaré del resto y le pediré ayuda a Betty—dijo con una sonrisa para darse vuelta e irse.

Jughead suspiró mientras se volvía a sentar y Veronica le tendía un vaso—¿Te he pedido un vaso?—preguntó y la morocha asintió—Dame la botella—pidió.

—No, no quiero verte llorando toda la noche. Prefiero oírte gemir.

Jughead levantó su ceja—¿Estás coqueteando conmigo?

—Desde que te vi—aseguró. Sin embargo Veronica miró por arriba del hombro de Jughead y este no lo entendió hasta que una rubia puso una mano sobre su hombro.

—Kinsey,¿necesitas algo?—preguntó confundido.

—De hecho, si. ¿Conoces a una Betty Cooper?. Creo que es del norte.

—Claro que la conoce, es su hermanastra—aseguró Veronica.

—¿De verdad?—preguntó la rubia sorprendida.

—Desearía que no—soltó este.—Si, ¿Qué ocurre con ella?

—Pues te quería preguntar si sabrías algo de ella, porque resulta que puede ser mi media hermana.