❁Capítulo setenta y cinco.❁

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En asuntos de amor, los locos son los que tienen más experiencia. De amor no preguntes nunca a los cuerdos; los cuerdos aman cuerdamente, que es como no haber amado nunca. Jacinto Benavente

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(...)

¡No me importa escucharte, Jughead!—gritó la rubia con lágrimas.

Jughead tomó su cabeza y respiró—No puedo creerlo Betty, de verdad te amo, pero eres totalmente patética con este asunto.

Betty abrió su boca—¿Me has llamado patética?—preguntó indignada.

Betty, llevamos más de cuatro años juntos, tenemos 23 años los dos, estamos a meses de terminar la universidad, hemos vivido juntos, has sido la chica con la que he elegido pasar por el resto de mi vida. Estamos a dos meses de irnos a vivir juntos a una casa para comenzar nuestra familia juntos—Este tomó aire y señaló cualquier lugar de la habitación—Y me armas una escena de celos porque salí a cenar con mis amigos y amigas.

Todo estaría bien si la zorra de Nicole no refregara su culo contra ti. Ni se acercara tanto mientras la tomabas.

Jughead abrió su boca—¡Se estaba callendo al piso y la tomé del brazo para que no callera!—dijo incrédulo.

Las últimas semanas que estaban viviendo, había sido insufrible, todo por parte de Betty. Por todo la rubia buscaba algo para pelear con Jughead, algo para llevarle la contra y siempre deba a un mismo lugar: los celos.

Betty suspiró con lágrimas sentándose en el sofá, Jughead tomó aire mientras se inclinaba contra la pared, apoyando sus manos contra esta y respiraba, estaba cansado de discutir todos los días de corrido.

Luego de unos segundos de silencio, solamente con el llanto de Betty, Jughead se apoyó contra la pared—Betty—la llamó—¿Puedes decirme porque estas tan insegura últimamente?. ¿Pasó algo en Riverdale la última vez que fuimos?, ¿te pasó algo en la universidad?—cuestionó, de verdad quería comprenderla.

La rubia hizo un silencio—Tengo miedo—confesó.

Jughead la miró mientras esta se limpiaba sus lágrimas—¿De que, Betty?—preguntó

Cometí un error—confesó con lágrimas.

La cabeza del chico comenzó a atacarlo con todo, no debía pensar aquello, Betty no era capas de hacerlo. Su chica no lo engañaría.

¿Qué tipo de error?

La rubia lo miró—No, Jug, no estuve con nadie—aclaró la rubia con lágrimas. Jughead dejó salir el aire.

No lo entiendo, entonces.

Olvidé hacer algo.

Jughead la miró con insitencia—¿Que olvidaste?. Vamos Betty, habla de una vez.

¡La olvide!—gritó desesperada—Estabamos en el cumpleaños de los trillizos, apagué la alarma y luego me la olvide!.

Jughead hizo una mueca—Betty, ¿estás hablando de las pastillas anticonceptivas?—preguntó.

Betty soltó mas lágrimas —¡Si!. Y cuando me dí cuenta, ya era muy tarde, y luego seguí tomandolas pero... ¡Ya tengo un atraso de dos semanas!—dijo desesperada.

Conviviendo en un caosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora