Le miraba fijamente y notaba algo muy raro en su expresión, sabía en lo profundo de mi alma que no era la misma sonrisa que en un principio conocí. Aquella vez, sin querer, me acerqué y noté el gran cambio, empecé a sentir esa vaga sensación de ahogo, veía y generaba el remordimiento que nunca antes tuve ante el mismo gesto. Nunca paré de observarle, siempre intenté encontrarle una explicación, era cruel lo que lograba descifrar, pero ese silencio que abundaba, congelaba aún más aquel espacio vacío que con el tiempo se hacía más amplio. Decidí cuestionar la razón aquella, pero al ahondar en el tema, al darme cuenta de su gesto desdibujado, sus ojos me respondían hechos mares, de grandes mareas, de agua salada. Entendí que era una bancarrota, pero no cual si fuera un "banco", que pierde dinero dependiendo de sus acciones, era un gran "banco", que se redujo al pasado, donde su mayor ganancia se relegaba a un simple recuerdo... Dejé de mirar mi reflejo y simplemente, decidí seguir caminando.