Por fin era sábado. Ya estaba a nada de terminar la semana. Ahora veía con ojos de esperanza el mañana. Creí que lo peor había pasado y que nada de lo que me pueda llegar a pasar se iba a comparar con esta semana. No sé porqué siempre vemos nuestros problemas como algo imposible de superar, cuando vivimos algo feo creemos que eso es lo más difícil del mundo y en el momento no nos sentimos capaces de superarlo. Pero la vida sigue, los problemas que no te dejaban dormir ayer, hoy son lo mejor que te podría pasar (exagerando un poco, obvio). Y eso se debe a que los problemas que enfrentamos se encargan de entrenarnos y capacitarnos para poder enfrentar problemas más duros y serios. Es como en la escuela, un niño de primer grado difícilmente va a poder resolver los ejercicios de matemáticas que les enseñan a los chicos de segundo grado, y viceversa, los ejercicios que les dan a los niños de primer grado resultan muy fáciles de resolver para los chicos de segundo.
Todo eso entendí ese día, cuando, creyendo que todo había pasado, descubro algo que cambió mi vida por completo. Pero mejor empiezo a contarles desde el comienzo del día.Al despertar me encontré con la cama vacía, los platos y vasos que ensuciamos anoche comiendo ya no estaban ahí, y el televisor estaba apagado. Un panorama muy extraño. Eran las 10:30 de la mañana, era imposible que Mati se hubiera levantado ya, y más imposible aún que haya lavado los platos de anoche sin que nadie se lo pidiera. Así que fui directo a la cocina para comprobar que los platos y vasos estén limpios. Y ahí lo vi, tostando unas rodajas de pan francés. Le dije "¿Qué haces ahí? Mamá te tiene prohibido usar esos aparatos eléctricos", y él me respondió "Perdón Fer, me desperté temprano y pensé en hacer el desayuno para los dos ya que habías sido tan bueno conmigo anoche". Eso me llenó el alma, sentí el extraño deseo de abrazarlo y lo hice. Lo apreté tan fuerte contra mi cuerpo que casi lo escucho llorar. Le dije que no se preocupe y vaya a sentarse, que yo me encargaba del resto. Un poco ofendido porque no le dije gracias me dice "De nada, maleducado", y yo le respondí "Suficiente agradecimiento es que no te acuse con mamá, así que el maleducado serás vos". ¿Para qué habré mencionado a mamá? Al escucharme nombrarla se puso triste de nuevo. Debe ser muy feo para un niño de su edad estar separado tanto tiempo de su madre. Me puse a pensar en los niños que crecen sin su madre, o sin su padre. Ahora estábamos tristes los dos. Pero cuando sonó la tostadora avisando que el pan ya estaba listo nos sentamos a comer las tostadas con la chocolatada que Mati había servido en nuestras tazas tras sacarla de la heladera.
Mientras dormíamos la siesta escuché que golpeaban la puerta muy agresivamente. Mati y yo nos despertamos asustados, le dije que se quede en mi pieza y no diga nada. Fui hacia la puerta de calle y no había nadie. De repente vuelvo a escuchar los ruidos. No venían de la puerta de calle sino de la puerta que daba con el patio trasero. ¿Cómo había llegado alguien al patio de mi casa? ¿Y por qué no golpear la puerta del frente?. Estaba muy confundido pero tenía que ver quién era.
Al asomarme al patio veo a mi mamá con otro hombre, un señor de lentes, medio obeso, habrá tenido unos 40 años. Recordé lo que mi mamá me había dicho acerca de no abrirle la puerta a nadie. Pero en este caso era ella, no importaba con quién estuviese. Así que me acerqué a la ventana, la misma para la que había tenido que ir a comprar la espátula y la cola de carpintero.Los guardias y los otros hombres se dieron cuenta de que estaba dando muchas vueltas y me apuraron. "Al grano muchacho" me decían.
"Bueno, ahí voy" les respondí, y seguí contando.- ¿Mamá? ¿Qué pasa? - Le pregunté por la ventana. Tenía miedo de abrirle, no sé porqué.-
- Hijo, escúchame. No tengo mucho tiempo. Sé que leíste lo que decía esa carta, era mi intención que lo hicieras. Antes que nada, quiero decirte que no pretendía escondertelo toda la vida, solo no sabía cómo decirlo, por eso se me ocurrió mandarte a ordenar esos álbumes.
- ¿Querías que supiera que engañaste a papá con su hermano?. No entiendo mamá. - en ese momento apareció Matías atrás mío preguntándome si estaba hablando con mamá, y al responderle que sí empezó a gritar "Mamá, mamá". Le tapé la boca para que haga silencio.
- !Hola hijo! - le respondió mi mamá, y el hombre que estaba con ella le hizo señas para apurarla.
- Debemos irnos Mari, dile lo que tenías que decirle rápido. - sea quien sea ese hombre, debía ser muy cercano a mi mamá para saber que a ella solo le gustaba que le hablen por su segundo nombre, que no muchos conocían.-
- Está bien - le respondió, y mirándome a mí con desesperación me dijo - Fer, hijo mío, tu nombre no fue puesto en honor a tu tío por haber muerto, sino porque es tu verdadero padre.Yo quedé tan sorprendido que casi me desmayo.
- Entonces la carta que encontré...
- Sí, Fer, la escribió tu padre biológico al enterarse que estaba embarazada de él. - me interrumpió, y siguió - Pero hay algo más...
- Ya es hora Mari, no hay más tiempo. - ese hombre era muy inoportuno - Diles adiós, nos vamos. - entonces la agarró del brazo y se la llevó con mucha prisa.-Nunca antes había habido tanto silencio en una cárcel. Estaban todos anonadados. Sin embargo tuvieron que interrumpir mi relato para almorzar. Así que los guardias se fueron y me dejaron solo con los otros presos quienes querían que continuara con la historia pero les dije que no la contaba por placer sino para poder salir de ahí. Hubo otro silencio incómodo.
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Escapar de la cuarentena
Krótkie OpowiadaniaÉl descubre algo terrible así que decide salir de su casa a tomar aire un momento. Pero cuando la policía lo encuentra en la calle sin permiso lo retienen y se quedan a escuchar la causa por la que rompió la cuarentena, los secretos y problemas de s...