- Y ¿Cómo fue que volviste a esas habitaciones, Fernando?
- Justo estaba por llegar a esa parte.
El día miércoles, cuando el sol resplandecía fuertemente sobre mi rostro, me desperté y sin perder mas tiempo, me dispuse a planear un modo de salir de allí. Cuando estuve dentro de la gran casa pude ver que había un teléfono fijo, de esos antiguos que tenían un disco para marcar cada número, que hasta ese momento era el único medio de contacto con el exterior que conocía. Así que lo primero que necesitaba planificar era cómo entrar a esa casa para poder estar solo, aunque sea un minuto y llamar a alguien, ni siquiera sabia a quien llamaría, solo pensaba en usar el teléfono. Entonces, se me ocurrió una idea. Me levanté del montoncito de paja sobre el que estaba apoyado y empecé a buscar piedras o pedazos de vidrios, o cualquier cosa que sea lo bastante fuerte para hacerme algún tipo de daño. Supuse que si pensaban que estaba malherido quizás me llevarían adentro para curarme o por lo menos irían al establo a asegurarse de si seguía vivo.
Al cabo de aproximadamente media hora de estar buscando por el suelo algún objeto contundente, me detuve y miré hacia arriba mío, y descubrí un montón de jaulas y objetos de cacería que estaban colgados del techo con sogas bien amarradas a las vigas horizontales. Entonces fui corriendo a recoger toda la paja que había hallado y acumulé una pila de barro lo suficientemente alta y solida como para permitirme treparme a ella y alcanzar alguno de esos objetos. Como era de esperarse y, favoreciendo mi plan, cuando alcancé a tocar una de las jaulas, el techo del lugar, por el peso que cargaba al sostener tantos objetos pesados, empezó a rechinar y hacer bastante ruido, ya que en ese momento comenzaron a sacudirse cada una de las jaulas y de las cosas que el granjero guardaba para cazar. Y, como si todo ese ruido fuera poco, al colgarme de la jaula que tenia sobre la cabeza, la soga que la sujetaba cedió, dejándome en el piso tumbado y encerrado en una trampa para animales salvajes.
Por suerte el golpe no fue tan fuerte como para que vuelva a perder la conciencia, así que pude observar el momento en el que el hombre que me había secuestrado llegó al establo junto con el señor granjero detrás suyo. Apenas entraron al establo, levantaron la jaula, me sacaron de ahí adentro y me llevaron a la gran casa para revisar si tenia alguna herida. Lamentablemente, por el golpe que me di en la cabeza y como caí encima del lodo que siempre se mantenía fresco, además de la luz que me daba de frente, no pude ver el rostro de mi secuestrador, pero si vi que estaba vestido con ropa casual y no tenia la apariencia que yo me imaginaba que tendría; se veía como un hombre común y corriente, nada de su exterior podía hacerme suponer que era una mala persona o que seria capaz de secuestrar a una persona. Eso fue lo que mas miedo me daba, darme cuenta de que nadie lleva un cartel de "soy asesino" o "aléjate de mi porque te puedo hacer daño" en la cara; las personas simplemente vienen en un diseño, son todas iguales por fuera.
- Eso es muy cierto – dijo Jere pensativo- ¿Qué dices de mí? ¿Te parezco un buen tipo o no?
- Es que lo que estoy diciendo es que nadie es siempre lo que parece ser. Puedes hallar a un hombre que se vista muy bien y tenga un muy buen empleo, pero, cuando llega a su casa se quita la mascara y muestra la bestia que lleva dentro con su esposa o sus hijos, o en el peor de los casos con ambos. Y, paralelamente, puedes encontrar a una persona que se vista muy mal, tenga el pelo despeinado siempre y no posea un perfume muy agradable, pero esa misma persona que todos van a juzgar quizás como loca puede estar viviendo de esa manera precisamente porque todo lo que consigue se lo da a sus hijos o a otras personas que lo necesitan mas que ellos. Por eso, si tengo que responder a tu pregunta, te diría que sí, pareces un buen tipo, pero en realidad no sé qué clase de persona eres.
- Muy buena respuesta. Disculpa mis interrupciones, puedes continuar.
- Esta bien. Como te decía, no pude ver el rostro de ese hombre, pero si pude ver que llevaba puesto un jean muy moderno, del cual colgaba un manojo de llaves que me prometían la libertad.
En fin, una vez adentro de la casa, el hombre, suspirando y golpeando la mesa y la pared, dejo al señor granjero a cargo de mi cuidado mientras él se iba. Así que el señor me limpió la cara muy cariñosamente, me miró fijamente a los ojos y me dijo: "Vos vas a salir de acá, ¿Me escuchaste, pibe? Es una promesa". Yo solo asentí con la cabeza y lo miré sin poder comprender su actitud hacia mí. En ese momento, cuando el señor me dejó en el sillón de la sala de estar para ir a traerme una curita para la frente, ya que me había hecho un pequeño tajo al caer de semejante altura, yo aproveché para agarrar el teléfono y hacer alguna llamada que me ayudé a salir de ahí. Automáticamente, cuando agarré el teléfono, lo primero que hice fue marcar el numero de casa, y como nadie atendía me di cuenta de que mamá todavía no había regresado. Me preocupé un poco, pero fue mucho mayor mi preocupación cuando al ver que no atendía nadie en casa decidí marcar el numero de celular de mi mamá y 'pude escuchar muy claramente el tono de llamada de su teléfono. Estaba sonando en esa misma habitación. Solté inmediatamente el teléfono, dejándolo caer sobre el piso y comencé a revisar la casa en busca de ese celular para asegurarme de que no era el suyo. Tenía la esperanza de que solo fuera una coincidencia y el teléfono que estaba sonando fuera el de ese señor, pero cuando estoy a punto de abrir el placard de la cocina, de donde estaba seguro que provenía ese sonido, veo al granjero entrar a la habitación con un kit de primeros auxilios y una cara totalmente pálida. Y en ese preciso momento, siento en mi cabeza por detrás el golpe de una sartén, y me desmayo al instante.
Al parecer aprovecharon que yo estaba inconsciente para limpiar todo mi cuerpo, cambiarme de ropa y encerrarme en el establo de nuevo. Así que apenas me volví a despertar quise hacer algo para volver allí, pero fue en vano.
Ya era tarde y tenia hambre por lo que me volví a levantar para gritar por comida. Entonces, la campana empezó a sonar indicándome que mi pedido había sido escuchado y mi comida estaba servida, en el mismo tazón de siempre. Sin embargo, cuando estoy comiendo, noto que había algo en la comida. Era un papel. Me lo saqué de la boca apenas noté lo que era y me pegué a la pared por donde se solía asomar la luz del sol para poder leerla con la luz de la luna. El papelito decía algo así como "Sé que intentabas acabar tu vida al colgarte del techo esta mañana, pero no tienes que hacer eso, todavía tienes muchas cosas que vivir. Y, con respecto al teléfono, no tienes que preocuparte por ella, está bien. Yo la cuido mejor que lo que lo hacía tu padre, tendrías que ver lo feliz que es ahora. Disfruta tu comida Fer."
Ese hombre sabía quién era yo, y no solo eso, sino que también sabia quién era mi madre. Además, creyó que yo intenté suicidarme. Sus palabras solo me llenaron de rabia y de miedo. Ahora tenía que descubrir donde tenia a mi madre y sacarla de ahí, y ya tenia una idea de dónde podía ser eso...
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Escapar de la cuarentena
Historia CortaÉl descubre algo terrible así que decide salir de su casa a tomar aire un momento. Pero cuando la policía lo encuentra en la calle sin permiso lo retienen y se quedan a escuchar la causa por la que rompió la cuarentena, los secretos y problemas de s...