2: La fotógrafa solitaria

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2: La fotógrafa solitaria.
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"Los dias que pasan sin tu luz,
son tan fragiles para caminar,
se va la razón para volver este dia realidad,
quisiera volverete a ver pero ya
no"
My will, Gabriela Vega
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Daisy Ridley giró la carita de la recién nacida hacia ella. Luego dio un paso atrás y disparó la cámara. La luz era inmejorable. La manta amarillo pálido sobre la que estaba colocada la bebé destacaba el tono cobrizo de su piel y las
margaritas amarillas y blancas extendidas por encima yalrededor de aquel cuerpecito hacían que pareciera una imagen de cuento de hadas.

Daisy hizo unos cuantos disparos más en rápida sucesión y luego su ayudante, Terri, colocó con cuidado una margarita en la oreja de la niña.
Daisy se recostó hacia atrás y sonrió. Miró la pantalla de la cámara y sintió aquella descarga familiar de logro. Revisó las tomas que le gustaban, las que podría editar y las que borraría. Alzó la vista hacia los orgullosos padres y dijo:

–Creo que lo tenemos.

–Van a ser preciosas –dijo la joven madre tomando a su hija en brazos y acurrucándola contra el pecho.

–Es difícil que sea de otra manera –aseguró Daisy–. Es una niña preciosa.

–Sí, ¿verdad? –murmuró el padre de la bebé acercándose para pasarle un dedo por la mejilla.

Daisy levantó rápidamente la cámara e hizo varias fotos de la familia. La ternura de la joven madre. La actitud protectora y la delicadeza del padre y la niña dormida.

–Dentro de una semana tendré pruebas que mostraros –dijo ella incorporándose–. Terri les dará el código para entrar en la página web. Luego lo único que tienen que hacer es decidir cuáles quieren.

La madre le dio un beso a la bebé.

–Esa va a ser la parte más difícil, ¿verdad?

–Normalmente sí –dijo Terri guiando a la familia fuera de la habitación–. Vengan conmigo, les daré el código.

Daisy los vio salir y se giró hacia Terri. Sacó la tarjeta de memoria de la cámara, la insertó en el ordenador y abrió una nueva carpeta para la familia Johnson. Descargó las imágenes y las fue pasando con ojo crítico, descartando las que no cumplían sus expectativas. Le encantaban las que había tomado en el último momento a la familia al
completo.

El corazón le dio un vuelco dentro del pecho. En el pasado ella también soñaba con tener hijos. Con crear una familia con el hombre al que amaba.
Unos años atrás creía tener aquel sueño convencional a mano… pero descubrió que solo estaba agarrando niebla. Briznas de sueños que a luz del día perdían toda cohesión.

Devon Driver había sido un sueño y una pesadilla al mismo tiempo. Tan guapo. Tan encantador, con una sonrisa traviesa y un brillo en los ojos que prometía aventura y amor. Pero Daisy solo había visto lo que quería ver, y no tardó mucho en darse cuenta de que casarse con Devon había sido el
mayor error de su vida. Ahora ella estaba divorciada e intentaba sacar adelante un negocio de fotografías de niños que no eran suyos.

–Déjalo ya –se ordenó.

Daisy era una firme partidaria de dejar el pasado atrás y concentrarse en el ahora. No quería pasar mucho tiempo recordando a Devon ni aquel
matrimonio.

–Daisy, hay alguien que quiere verte.

Alzó los ojos para mirar a Terri. No parecía muy contenta.

Afterlines (A Daiver Story)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora