11: Nadie como tú

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11: Nadie como tú
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"Mi corazón duele pero ve que no estoy ciega, no quiero dejar todo esto atrás, te he dado todo ya..."
Questioning my mind, Ambar Lucid.
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Daisy se sentía exhausta esa mañana. Solo había dormido unas dos horas, y aunque tenía una sensación deliciosa en el cuerpo, necesitaba una siesta. Habian pasado ya tres semanas desde que ella y su "amigo amante" Adam compartían cuerpos. Entre entregarse mutuamente y cuidar al pequeño Ben apenas conseguía energía para el día.

Llevar un negocio propio también le consumía mucho tiempo y no era en absoluto divertido. Repasó las facturas, pagó algunas y aplazó otras. Y finalmente dio la bienvenida a su lado creativo y sacó los archivos digitales. Fue mirando las imágenes que tomó unos días atrás, hizo algunas correcciones, borró algunas fotos y luego se puso a editar, perdiéndose en refinar sus imágenes favoritas. Y lo hizo todo habiendo dormido muy poco.

Seguramente aquella fue la razón por la que la entrevista con la niñera no fue muy bien.

-Gracias por haber venido, señora Stryker -dijo acunando a Ben contra su pecho.

Evangeline Stryker era alta, con nariz afilada y ojos azules como el hielo. De mediana edad y postura muy recta, era en realidad el cliché de una gobernante malvada.

Daisy se sintió un poco culpable por pensar eso, pero cuando la mujer volvió a hablar lo hizo con un lenguaje tan exquisito que
Daisy se sintió como una plebeya frente a esa "duquesa" malhumorada.

-Le agradezco que me haya dedicado su tiempo. Si me contrata puedo asegurarle que el niño recibirá buenos cuidados y disciplina -la mujer extendió el brazo hacia Ben, quien se apartó como un vampiro ante una cruz.

La mujer salió y se subió a su berlina color negro. No era la única que rechazaba, ya había algunas cuantas que el mismo Ben no aprobaba, parecía ser que el pequeño conspiraba para que aquella misión fallara. Y es que el pequeño ya no deseaba ser cuidado por alguien que no fuera Daisy, estaba ya acostumbrado a su presencia e incluso a su aroma.

Daisy había tenido que mover su cuna a su habitación, sabía que era una acción contra producente, ya que en cuanto ella se fuera el pequeño sufriría mucho; y es que para Daisy era muy difícil ignorar a Ben, intentaba limitar su contacto pero el niño siempre clamaba por ella y aunque Adam también invertía tiempo en él, la preferencia entre ambos era muy notoria.

-Ben, tienes que aceptar a alguna -le decía sonriente, ambos en la entrada principal mirando al auto negro salir por la reja-. No estaré contigo por siempre -lo acurrucó hacia ella.

El teléfono sonaba desde adentro, lo cual la obligó a entrar a contestar.

-Si, ¿diga? -preguntó alzando a Ben en el otro brazo.

-¿Daisy? -escuchó la voz del otro lado-. ¿Aún sigues ahí?

-¿Quien habla?

-Soy Delores.

-Oh, ya -Daisy tomó asiento en el sofá-. ¿Ocurrió algo? Pensé que volvía hace tres días.

-Mi hermana...

-¿Pasó algo malo con ella?

-Ella... -la voz de la mujer temblaba

-Entiendo -comprendió Daisy-. Adam no está en casa pero...

-Si, he estado intentando llamar a su móvil.

-Si está en reunión o en alguna obra no creo que pueda atender llamadas.

-Si, puedes darle mi mensaje de todas formas. Llamaré más tarde.

-Si, no se preocupe.

-¿El bebé está bien?

Afterlines (A Daiver Story)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora