La respuesta de Candy fue callada por un ensordecedor trueno.
- Va a diluviar, voy a poner a buen resguardo a los caballos – dijo Albert.
- Cuidado, no te vayas a mojar!
- Descuida, voy de prisa.
Aprovechó la oportunidad para poner la mesa, la arregló con mucho esmero, quería que fuese especial. Justo cuando colocaba unas flores al centro de la mesa, entró Albert empapado.
- Lo que viene es una gran tormenta Candy, espero que podamos regresar a casa.
- Estas mojadísimo, ven quítate la camisa, la pondremos a secar frente a la chimenea.
Candy seguía en su labor de calentar la comida para servirla y disponerse a comer, cuando de repente se quedó helada. Albert se encontraba sin camisa frente a ella. Al ver su reaccion, dijo:
- Disculpa, voy por una frazada para colocarla encima, disculpa, - atinó a decir Albert, un tanto avergonzado por la cara descolocada de su interlocutora.
- No quédate así no pasa nada, disculpa es que yo.... – Diossss, pensó, que pectorales!, en realidad nunca había visto su torso desnudo, ni cuando convivieron juntos en las Magnolias.
Igual Albert fue a la pequeña recamara, a ver si conseguía alguna ropa de las que usaba cuando era más joven y frecuentaba el lugar. Dio con un suéter tejido color blanco. Extrañamente, había algunas prendas suyas viejas guardadas, las cuales estaban limpias y con un grato olor a lavanda... - George, no se le escapa nada, - pensó. Hubiese revisado antes de salir a la salita así y dejar a Candy boquiabierta. En realidad disfrutó la cara que puso y le agradó que le dijera que podía quedarse así, con el torso descubierto, eso era sin duda, un signo de confianza.
Volvió a salir, y Candy esbozó una gran sonrisa.
- Mejor así?
Candy no pudo contestar, en el fondo creía que estaba mejor de la otra forma. Pero que le estaba pasando?.
Estaba todo listo para comer, afuera se había puesto repentinamente oscuro, y tronaba fortísimo.
- Creo que no vamos a poder regresar! Es un problema para ti?
- Para nada Albert, solo pienso que la tía pondrá el grito en el séptimo cielo. Luego de lo que paso ayer...
- Shhhh, quédate tranquila, a esa fiera la domino yo. Si eso es lo que te preocupa, quédate tranquila.
- No quiero darle más motivos a la tía, para odiarme.
- Ella no te odia – dijo Albert.
- Noooo? Y como le llamas a su actitud hacia conmigo todos estos años.
- Sencillo, no tuvo el suficiente dominio sobre mí para impedir tu adopción. Siempre quiso controlar mi vida en todos los sentidos, pero particularmente ese hecho, nunca pudo tolerarlo. Siempre ha creído todas las patrañas de los Leagan, y ya sabes tú eres extraordinaria y tampoco lo traga, por ende, se descarga contigo, ya que sabes que estas atada de manos.
- Yo extraordinaria, que dices?
- Claro, siempre fuiste libre, has vivido sin ataduras, rompes reglas, eres rebelde...
- Caramba! lo dices como si fuera una delincuente...
- No lo tomes de ese modo, sabes a que me refiero y que tengo razón, o no?.
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Candy, mi historia
FanfictionEste relato comienza, donde termina el animé que todos vimos en los años 80'. En ella encontraremos los mismos personajes pero más maduros. Tanto la historia y como los protagonistas son propiedad de Kyoko Misuki/Keiko Nagita, no obstante esta es u...