Capitulo 14

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Hacia una semana que Candy había arribado a Lakewood, para asistir a los funerales de la tía Elroy.

Al llegar fue recibida por Albert. Ambos se fundieron en un caluroso y tierno abrazo.

Agradecía tanto la presencia de su pequeña en estos momentos tan difíciles para él. No era un secreto que para Candy no era fácil estar allí. La tía siempre había sido tan dura y severa con ella, nunca le demostró ningún tipo de afecto o cariño, no obstante, estaba a su lado.

La mañana del funeral, amaneció lluvioso y triste. Albert recordaba lo sucedido días atrás, cuando la tía cayó severamente enferma, y nuevamente retomó el tema de su pasión por la rubia, haciéndole prometer no contraer nupcias con ella. La verdad era que Albert había negado con la cabeza, en un intento que su tía entendiera que con ese "no" aceptaba el acuerdo;  no obstante ese no, era todo lo contrario. No encontró otro modo, pensó que ese truco le daría la oportunidad de complacerla y a su vez, no quedar comprometido.

A fin de cuentas, él era un hombre muy religioso, pero no iba a permitir que una "promesa en un lecho de muerte", truncara su destino y lo hiciera totalmente infeliz. No había ningún motivo para no alcanzar su felicidad al lado de la mujer que amaba, claro está, en el caso de que fuese correspondido.

Los primeros dos días a su llegada, no pudieron conversar ni pasar un tiempo a solas. Muchos de sus familiares y amigos cercanos se habían acercado a la Villa para presentar sus respetos al patriarca de la familia. Esas dos noches se acostaron sumamente cansados, ya que debían atender a las personas que los visitaban para que se sintieran cómodos y a gusto. Archie y Annie los apoyaron en todo momento, y George se encontraba al pendiente de cualquier situación.

Al tercer día, pudieron disfrutar de un agradable desayuno juntos. Contrario a su rutina cuando no iba al hospital, Candy se levantaba temprano para estar junto a Albert, y de esta forma hacerle compañía. Este aunque estaba un tanto triste, se alegraba de tenerla a su lado.

La casa se sentía un tanto vacía, aun cuando la Tía Elroy se la pasaba en su cuarto –cuando estaba Candy de visita- siempre se apreciaba su presencia, no por nada haba sido la matriarca de la familia por casi 50 años.

- Candy de veras me alegra tanto que hayas atendido mi telegrama, de veras lo aprecio y te lo agradezco.

- No tienes nada que agradecer, no me hubiera perdonado no estar a tu lado.

Esa respuesta lo tomó por sorpresa, en ella se entendía que no había asistido por ser una Andrew, o por la Tía, realmente era él quien le interesaba.

- Cuantos días te quedarás?

- Los que sean necesarios.

- Y la Universidad, el hospital?....

- En la Universidad estoy de vacaciones, solo me falta una materia para concluir  la especializacion, y en hospital, me dieron los días que me corresponden por el fallecimiento de "un familiar", -haciendo énfasis en esas últimas palabras.

- Entonces desde hoy tratemos de aprovechar estos días que tenemos, te parece? Que quieres hacer?

- Albert y tu trabajo?

- Para todo hay tiempo... mientras tú duermes en las mañanas, yo me levantaré más temprano y junto a Archie y George, nos ponemos a trabajar, luego de desayunar tendremos todo el día libre.

- Archie madrugar? Me va a odiar.

- Debe acostumbrarse si quiere tomar las riendas de los negocios de la familia.

Candy, mi historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora