Terminaron de desayunar. Archie invitó a Candy a realizar un paseo por el jardín, obviando totalmente la presencia de Annie en el salón.
- Gracias Archie, disculpa quiero asearme y cambiarme de ropa. Pasea con Annie. Luego quiero hablar contigo.
Candy pasó cerca de la biblioteca, que servía ahora de despacho de Albert, la puerta aún seguía cerrada, Dorothy iba pasando y le indicó a la rubia, que los señores se encontraban reunidos.
Subió a su habitación, y se dio una larga ducha. La verdad la noche anterior había sido maravillosa. Tenía sentimientos encontrados con Albert, no asimilaba aun el hecho de descubrir que era el Tío Abuelo, además de su padre adoptivo, y a la vez sentir esa afectividad reflejada en la protección y seguridad que le brindaba, definitivamente, lo sentía más cercano a su corazón.
Decidió ponerse un vestido veraniego ligeramente estampado y unas zapatillas bajas. Su cabello lo arregló en una simple trenza. Era un día de abril, en el cual despuntaba la primavera, la mañana estaba radiante.
Buscó algo entre sus pertenencias, lo colocó en una cadena que puso alrededor de su cuello, quedando discretamente oculto en su escote.
Se dirigió a la planta principal, a fin de buscar a Albert. Escuchó una música que provenía del piano que se encontraba en otro salón de la gran villa. - Quien estará tocando esa bella melodía?. Sorpresivamente vio que era Albert, quien se encontraba tocando frente al piano.... Abrió sus ojos por la emoción de su descubrimiento y por la imagen que tenía enfrente. Se había cambiado de ropa, utilizaba un pantalón color caqui, camisa blanca con un suéter sobre los hombros, anudado en su pecho.... Le recordaba tanto al Albert de las Magnolias.... Él no la vio, estaba absorto en la perfecta melodía que brotaba de cada una de las teclas. Al concluir, Candy comenzó a aplaudir.
- Eres una caja de sorpresas Albert!, tocas como los ángeles!
- Gracias Candy, aprendí desde pequeño, tuve un gran maestro incluso antes componía algunas melodías, la verdad tenia años que no tocaba.
- En serio? -
- Si pequeña, en mi infancia aprendí muchísimas cosas, solo que luego, en mi etapa de rebeldía, abandoné muchas de ellas, por encontrarme a mí mismo y cumplir mis sueños. Ven vamos a dar un paseo. – le convidó Albert-
Ambos comenzaron a caminar y llegaron al rosedal de Anthony. Las flores de mantenían bien cuidadas, gracias a Alfred. El fresco aroma de las "Dulces Candy" envolvió el ambiente.
Se sentaron en unas de las bancas dispuestas a lo largo del rosedal a fin de poder admirar el bello espectáculo que brindaban las rosas y capullos. Se sentía la presencia de Anthony en ese lugar.
- Albert, quiero preguntarte algo.
- Dime.
Candy sacó de su pecho la insignia de los Andrew.
- Sabes quién es el dueño de este broche?
Se lo mostró temblorosa, intuyendo quien era ese chico de 14 años que conoció en la Colina de Pony. Albert se puso muy serio. No atinaba a responder esa pregunta. Recordó cuando perdió el broche, aquel día que conoció a esa dulce niña, hace muchos años.
Le costó más responder esa pregunta que revelarse como el "tío Abuelo".
- Es del chico que conociste en la Colina de Pony?
- Si,
- Aun lo recuerdas Candy?
- Si, Albert. Fue mi primer amor. Mi príncipe de la Colina!.
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Candy, mi historia
FanfictionEste relato comienza, donde termina el animé que todos vimos en los años 80'. En ella encontraremos los mismos personajes pero más maduros. Tanto la historia y como los protagonistas son propiedad de Kyoko Misuki/Keiko Nagita, no obstante esta es u...