Capítulo 12

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Capítulo 12

—Estimados alumnos, les damos la bienvenida a... ¡las preliminares para el torneo intercolegial! Solo los tres primeros lugares podrán participar en el torneo —explicó el profesor Rishid Ishtar. Era quien daba las clases de Duelo de monstruo desde que consiguió la residencia permanente—. Empezaran todos con una pulsera electrónica que se abrirá si pierden un duelo y ya no podran volver a colocarsela. El que no tenga la pulsera sera descalificado y cuando solo queden ocho participantes las pulseras brillaran para dar finalizada esa etapa.

Los estudiantes hicieron una fila para recibir las pulseras e inscribirse al evento.

—¡Yo los espero aquí! —grito Mei Otogi captando la atención de sus amigos.

—¿No te vas a inscribir? Tienes que hacer la fila —dijo un confundido Hayato.

—No quiero, simplemente se me fue las ganas de competir. —Eso no convenció al peli lila ni a los otros chicos.

—Mientes, te paso algo, ¿verdad?

—No Honda kun, simplemente que esta ves decidí ser un espectador y apoyarlos desde afuera. Vuelve a la fila e inscríbete, que yo volveré en un rato luego de comprarme un refresco —dijo la joven con una sonrisa dándose la vuelta sin esperar una respuesta.

—¡Tráeme uno también! —grito el chico mientras la veía alejarse.

Algo estaba mal y se notaba, pero no podía obligarla a participar. Solo podía hablar con ella más tarde.

La joven salió al exterior con la intención de comprar algo en la tienda de la esquina. Estaba tan triste y no podía remediarlo. Ya no podría volver a ver a sus amigos, por lo menos no tan seguido, tal vez solo en vacaciones. Su padre se la llevaría a ella y su madre a Estados Unidos pera vivir allí y no podía hacer nada para impedirlo. Ni siquiera sabía como contárselo a los demás.

Se seco los ojos con la mano llegando cerca de la tienda y sintió el agarre en su hombro y algo punzante en la espalda.

—Niña, no grites o te dejaré incapacitada para el resto de tu vida. —No reconocía la voz y no se animo a mirar hacia atrás. Sentía muy claramente un cuchillo sobre sus vertebras—. ¡Camina! Daremos un paseo.

La asustada chica solo obedeció alejándose del colegio con el desconocido.

Mientras tanto los otros chicos ya habían recibido las pulseras y estaban esperando que todos terminaran para que comenzarán los duelos.

—Y Mei, ¿dónde está? —preguntó Izumi.

—Fue a comprar algo de tomar. Pero ya debería haber vuelto —dijo Hayato preocupado.

—¡Aknamkanon idolo! ¿Intentarás desempatar con Megumi Kaiba? —llego gritando un estudiante que ni sabían quién era, seguido de otros chicos y chicas que reconocieron al moreno en el video que se hizo viral.

El egipcio los miró con fastidio y los ignoró diciendo:

—Berenice, llama al celular de Mei para asegurarnos que este bien.

Su hermana menor obedeció sacando su celular del bolsillo y llendo a un lugar menos ruidoso.

—Por lo que veo es tan arrogante como la misma Megumi. Vaya rival se consiguió la chica —se quejo uno de los estudiantes molesto por el total desinterés del egipcio en socializar con ellos.

—Vámonos, el no es el único tema de conversación. Esta mañana apareció una tercera persona en estado de coma a las afueras de la ciudad y nadie habla de eso —dijo una chica alejándose mientras los demás hacían lo mismo.

—Qué talento tienes para alejar a las personas de ti —se burló Makoto.

—Ojalá funcionara con todos —dijo Aknam recordando como cada que Seto Junior iba a entrenar con Atem aprovechaba para intentar entablar conversación con él y hacerle bromas como si fueran amigos.

Por otra parte, por más que siguiera insistiendo, Mei no atendía su llamada y eso preocupaba a Berenice.

—¡Bere! ¡Hola! —ella miro al reconocer esa voz alegre y llena de energía.

—¡Seto! Y Megumi san... —estaba tan sorprendida de ver a los hermanos juntos, ambos portando un disco de duelo y caminando tomados de la mano.

Los observó rápidamente. El vestía tan elegante como de costumbre, con una camisa fina bien a la media de color lila y un pantalón de vestir negro ajustadito. La chica se sonrojó al darse cuenta que le resultaba muy atractivo el castaño.
La gemela de este no vestía su típico atuendo negro. Estaba más "casual" con un vestido negro corto y una gabardina violeta larga acompañada de tacones altos color negro. Parecía la esposa de algun yakuza.

—¿Es la chica que te gusta pero ella no gusta de ti? —preguntó la castaña a su hermano.

—Jeje bueno, si. Es hermosa, ¿viste? Pero aunque no me corresponda somos amigos. ¿Verdad Berenice?

La chica egipcia sonrió avergonzada.

—Claro que somos amigos Seto chan —dijo con una sonrisa.

—Te vez preocupada por algo. ¿Qué te paso? —preguntó la castaña mientras la observaba detenidamente.

—Megumi san —no imaginaba que esa chica tan fría fuera tan observadora y amable—, estoy llamando a una amiga que fue asía la tienda por un refresco y aun no regresa. Pero no atiende mi llamada.

—Tengo una idea —dijo Seto—. ¡Maxi ven un poco! —grito y el aludido se acercó—. Ya que no competiras podrías acompañar a Berenice a buscar a su amiga a la tienda de la esquina.

—Bien, no veo porque negarme —dijo el chico alto con mirada intimidante y actitud altanera.

El peli blanco le daba mala impresión pero parecía ser la persona en quien Seto chan más confiaba.

—¿Por qué no participarás? Pensé que eras duelista —dijo la morena para romper el hielo.

—Solo compito a nivel mundial o en mi país de origen. No ando perdiendo mi tiempo —respondió el hijo de Pegasus—. Vamos a bucar a tu amiga.

Berenice y Maximiliano salieron del colegio rumbo a la tienda donde entraron y preguntaron por la adolescente, pero no la habían visto entrar.

—Donde estará. ¿Qué hacemos? —preguntó afligida mientras miraba al chico.

—Tranquila darling, la encontraremos —el chico sonrió y acarició la cabeza de la egipcia. No parecía ser malo—. Seto is a younger brother to me. Eso te convierte en mi cuñada —la miro con una sonrisa entre burla y complicidad.

—No soy la novia de Setito —se quejo y siguió su camino junto al chico.

Mirarían en todos los callejones y negocios cercanos.

De regreso al colegio:

—¡Los duelos dan comienzo! Luego de tres victorias tienen derecho a treinta minutos de recreo. ¡Go!

𝒀𝒖-𝑮𝒊-𝑶𝒉! 𝑵𝑮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora