Decreto 5: No Convivirás con los Mortales

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¡Hola mis queridos lectores! para empezar, quiero hacer una pequeña aclaración sobre la manera de escribir para recordarles a quienes ya me han leído y para los que no iluminarlos un poco:

–Diálogos

–"Recuerdos o pensamientos"

Énfasis a una palabra concreta.

Comandos u órdenes vampíricos.

Quería hacer la aclaración en especifico por el último. Pues leerán ese tipo de letra de tanto en tanto en ciertos capítulos y básicamente son las órdenes innegables que tanto Rouge como Shadow le dan a sus sirvientes, las cuales por situaciones mágicas (la marca de media luna) han de acatar en contra de u voluntad.

¡¡Espero haberme dado a entender!! Ahora sin más, los dejo con el siguiente decreto.


Decreto 5: No Convivirás con los Mortales

Se desabotonó la camisa lentamente con unas manos temblorosas y con un trago pesado ladear suavemente su cabeza para exponer su arteria carótida y decirle:

–Si deseas...– silenció unos segundos sintiendo su rostro enrojecer por lo que le propondría –Puedes probarme a mí.

Rouge abrió sus ojos de par en par para ponerse de pie y verlo iracunda, fijando sus ojos casi de manera instantánea en la arteria del camaleón, la que parecía pulsar sólo para ella. Le dio la espalda velozmente, sintiendo su boca salivar ante el vistazo de la piel expuesta. Chasqueó su lengua irritada sintiendo su cuerpo temblar sutilmente ante la idea de consumir sangre pues su cuerpo, ahora exhausto, le rogaba por alimento para poder recuperarse.

–Ya hemos hablado de esto– espetó Rouge al fin, apretando sus puños con fuerza –Yo no me alimento de hombres– le recordó cerrando sus ojos con pesadez, intentando controlar la urgencia de su cuerpo –Y eso tú lo sabes– puntualizó para que un mohín de tristeza se reflejara en su rostro.

–Lo sé– dijo Espio tragando pesado –Aún así, ¿cómo sabes que se repetirá nuevamente? – preguntó con cierto enfado –Lo que pasó antes con...

–Sal de mi habitación– ordenó abruptamente.

–Pero...

–He dicho: Vete de mi habitación– ordenó a grave voz.

Espio sintió una punzada extraña que nacía desde el tatuaje de su lengua para que su cuerpo se moviera involuntariamente. Intentó resistirse, pero fue en vano, y así, caminar hacia la salida de la recámara, sin poder oponérsele.

Una vez fuera la fuerza sobre él desapareció, recuperando su voluntad. Espio se volteó para ver a la murciélaga aún de espaldas, quien con un movimiento de su mano azotó la puerta de su recámara con una ventisca, y así, dejarlo afuera.

Soltó un pesado suspiro para colocar una mano sobre su puerta y titubear sin volver a entrar y aclarar las cosas o cumplir la voluntad de la vampira.

Espiro cerró sus ojos con pesadez para escuchar del otro lado lo que parecía ser un suave sollozo, la herida de su ama se desplegaba nuevamente.

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Entró a la cocina con una expresión apagada, pensando en qué podría hacer para ocupar su mente que sólo podía estar en lo que había acontecido con Rouge momentos atrás, hasta que la sorpresiva visita de la eriza rosa borró la culpa que caía sobre sus hombros.

Bloody RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora