Decreto 8: Olvidarás Tu Vida Pasada

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Sintió los rayos de sol acariciar su rostro suavemente para abrir sus ojos lentamente, cegándola momentáneamente. Amy movió lentamente su cabeza para distinguir lo que parecían rosas de color blanco a su alrededor. Se levantó lentamente, sintiendo su cuerpo pesado mientas una sensación de somnolencia y fatiga se hicieron sentir.

–Por fin despiertas– escuchó decir de pronto para ver a Espio aparecer –Toma– dijo para darle lo que parecía un tazón de avena –Necesitas comer si quieres mejorar la obvia anemia que ahora tienes– dijo cual regaño.

–¿Anemia? – repitió confusa para colocar una mano sobre su cabeza y empezar a traer los sucesos que habían acontecido ante de perder el conocimiento. Amy recordó The Marble Zone, recordó a los Badniks y entonces el recuerdo de él vino a ella de golpe –¡Shadow! – soltó de pronto, alarmada –¡Él está...

–Estará bien– interrumpió Espio para tomar asiento a su lado –Madame Rouge se está encargando de él.

Amy soltó un suspiro de alivio ante la declaración del camaleón, para así fijar su mirada en su mano. Aún recordaba los filosos colmillos de él atravesar su piel sintiendo como su vida era absorbida en aquel tortuoso beso.

Observó su mano desnuda ser acariciada por los rayos del sol para elevar su mirada al cielo de cristal que permitía que la luz solar acariciara su rostro. Era la primera vez en mucho tiempo que estaba bajo la luz del sol. Observó a sus alrededores y divisar un gran jardín lleno de flores blancas.

–Esto es...– murmuró observando con detenimiento todo lo que la rodeaba – ¿Estamos en un invernadero? – preguntó para que Espio asintiera con la cabeza ante su pregunta. De nuevo su vista se posó sobre las hermosas flores blancas –¿Rosas blancas?

–Son gardenias– aclaró el camaleón –Son las preferidas de Lord Shadow.

Amy cerró sus ojos suavemente para olfatear el dulce aroma, el cual la regresó al momento de estar en los brazos del erizo negro. Era el mismo aroma que él desprendía.

–"Por eso huele así"– pensó con un esbozo de sonrisa.

–Él es quien mantiene este lugar– irrumpió Espio en sus pensamientos, captando su atención –Es raro que deje entrar alguien aquí– explicó –Me sorprendió que me ordenara traerte por lo mismo– dijo para verla con suspicacia.

Amy sintió la mirada desconfiada del camaleón, tensándose bajo la misma. No estaba segura qué pretendida con esas palabras que parecían acusarla de algo que estaba segura que no había hecho. Le desvió la mirada nerviosa para fijarla en las gardenias a su lado.

–Son realmente hermosas– cambio el tema abruptamente –Dime ¿Cómo puede haber gardenias floreciendo aquí cuando el invierno florece afuera? – curioseó para ver la nieve a los alrededores del domo de cristal.

–¿Cómo puedes estar viva cuando él bebió de tu sangre? – devolvió el camaleón para verla con intensidad, obviando su pregunta –No conozco ningún vampiro que tenga la fuerza de voluntad para no matar a su presa una vez inicia su comida– explicó cual hecho obvio, confundido por las circunstancias que los había llevado ahí –y a pesar de eso aquí estás tú, sólo con una anemia leve– dijo cual reclamo.

–Pues...– silenció sin saber qué responderle pues ni ella tenía una respuesta a esa pregunta.

–¿Fue culpa acaso? – preguntó Espio para que ella lo volteara a ver sin comprender cómo esa podría ser una razón para que Shadow perdonara su vida – Él te has lastimado, ¿es eso? – preguntó Espio para fijar su vista sobre el hematoma en su pómulo.

Bloody RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora