30. Des-Confianza

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Siempre he oído que combinar alcohol con una larga noche en la que no pegaste tus pestañas es la mayor tortura que puedes vivir. ¡Ni tu peor enemigo te lo desearía! Sin embargo, puedo refutar ese hecho. Está bien que no beba ni meda gota de ningún licor, pero sí me sé divertir muchísimo hasta que mis huesos crujen a poco de romperse.

¡La fiesta de año nuevo no podía ser la excepción!

Mi verdadera fiesta empezó cuando escapé de las alas de demonio que Scarlett había tendido encima mío. Me refugié en el box donde estaba mi hermano y un grupo de sus amigos. Para mi sorpresa todos me resultaron cool y pronto estaba celebrando el año nuevo como Dios manda: ¡Bailando hasta el amanecer!

Supongo que volvimos a casa al menos a las cinco de la mañana porque entre sueños recuerdo ver el océano de Santa Bárbara muy anaranjadito mientras la brisa salada me mecía hasta dormirme en el taxi. Ya es de tarde.. ¡Qué flojera! Lo último que deseo es forzar mi cuerpo a estirarse y ponerse de pie. Sin fuerzas me sobo los ojos y parte del rostro, un largo suspiro y vuelvo a acurrucarme con el cubrecama. Podría dormir hasta mañana y seguir muerta de cansancio... Vamos, solo tengo que desconectarme, intentar hilar ese sueño que cada vez se está haciendo más y más difuso en la oscuridad de mis ojos...

- ¡Paula! ¿Hasta qué hora dormirás? ¡Ya es tardísimo!

Deseé haberme imaginado la voz de Rebecca. ¡Sí! ¡Por favor! Que sea parte de ese limbo entre quedarte dormida y estar aún despierta, pero ¡NO! La insistencia de su voz y esa risita traviesa que siempre la acompaña lograron ahuyentar a mis últimas esperanzas de recobrar ese sueño del que ya no recuerdo de qué trataba.

- Primero de enero... y ya te estoy odiando, Beca... -susurré sin apenas separar a mis labios que parecían hechos de papel-.

- Te aseguro que ese será el menor de tus problemas, Paula...

No sé si fue producto del cambio en su tonito de voz, la forma en que dejó mi nombre en el aire o mi sexto sentido. Lo que importa fue que mi cuerpo se dobló por la cintura de golpe y me quedé sentada sobre la cama esperando que la pelirroja se riese para desmentir a sus palabras. Solo bastó encontrar esas franjas de seriedad en el esmeralda de sus pupilas para saber que mi año había empezado de la peor manera.

- ¿Qué esperas? ¡Cuéntame qué sucede! -chillé muerta de impaciencia y el enojo propio de que alguien te levante sin que hayas terminado de dormir lo suficiente-.

Aún mi corazón tenía la esperanza loca de que esos "problemas" eran cualquier cosa menos algo relacionado a la fiesta de ayer.

- Míralo por ti misma -contestó con una cautela desesperante a la vez que me alcanzaba su celular-.

Tardé varios segundos en tomarlo entre mis dedos. No quería ni ver el borde de la pantalla de la app de Facebook. Era casi como si su sola existencia me provocase arcadas. Exhale en un gesto de aceptación, no podría escapar así lo quisiese. El daño estaba hecho.

<<¡¡El 2020 nos sorprende con la pareja del momento!! Scarlett Hayek y Ana Paula Córdova captadas en románticas celebraciones en Santa Bárbara>>. Y debajo de la descripción del post había dos fotos mías mientras Scarlett me abrazaba por la cintura.

El corazón se me encogió en ese instante, pero no antes que el aire dejase de fluir por todo mi cuerpo. Sin embargo, ese solo era el principio de la tortura. Mis ojos saltaron por cada uno de los posts que replicaban la misma noticia falsa por parte de las revistas y websites dedicas a meterse en la vida del resto.

<<Un amor en secreto durante tantos meses ¿Qué mejor momento para hacerlo público que en una fiesta de lujo para despedirse del 2019? >> Lo peor de todo era que las fotografías en este post eran de otro momento. Ahora ambas estábamos sonrientes, perdidas en la mirada de la otra y a nada de besarnos por la cercanía entre nuestros rostros.

No seré tu PrincesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora